LLEGÓ EL NIÑO Y EL RANCHO ARDIENDO

Estamos siendo testigos, ya sea directamente o a través de los medios de comunicación, de una serie de incendios forestales devastadores que han arrasado miles de hectáreas de bosques y páramos, dejando al descubierto graves deficiencias en la capacidad del país para contener esa emergencia y evitar la tragedia ambiental. A pesar de las advertencias previas, nos sorprendió la magnitud de la situación sin estar preparados para enfrentar esta crisis, lo que ha llevado a la declaración de calamidad pública en varios departamentos y municipios. Incluso el gobierno nacional, mediante el Decreto 037 de 2024, ha tenido que declarar la situación como desastre natural en todo el país por un período inicial de doce (12) meses, prorrogables por un período igual.

Esta decisión permitirá al Gobierno tomar las medidas necesarias para superar las emergencias, ya que según los análisis científicos, esto apenas está comenzando y han pronosticado que podría extenderse hasta el mes de mayo como consecuencia del fenómeno de El Niño.

El presidente Petro ya había advertido a los alcaldes salientes y entrantes sobre la gravedad del fenómeno de El Niño, basándose en la información analizada por el IDEAM, expresando que «En realidad, los municipios que en su mayoría son incapaces de elaborar planes de ordenamiento y proyectos, tampoco tienen la capacidad de generar sus propios planes de mitigación del riesgo climático. Esto significa que la nación debe asumir este papel».

El sistema de emergencias en Colombia opera de manera escalonada: primero interviene el municipio, luego el departamento y finalmente la nación. Sin embargo, esta crisis ha dejado en evidencia que muchos gobiernos locales no estaban preparados para responder de manera efectiva a los incendios, y también ha demostrado que la falta de apoyo del gobierno nacional ha exacerbado la situación.

Se conocen denuncias de que la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, entidad encargada de coordinar la respuesta a nivel nacional, en 2023 solo ejecutó el 15% de su presupuesto de inversión, lo que conllevó a la falta de mantenimiento de equipos y maquinarias para enfrentar los incendios. Esta falta de inversión y preparación ha sido un factor crítico en la incapacidad del país para contener los incendios.

Pero también hay que aceptar que toda la situación no se limita al fenómeno de El Niño, sino que la deforestación y la falta de conciencia ambiental han contribuido al aumento de la frecuencia y la intensidad de los incendios forestales; por lo tanto, es crucial tomar medidas para abordar estos factores y prevenir futuros incendios.

En este sentido, es importante hacer un llamado a la comunidad para que tenga en cuenta algunas recomendaciones y evite situaciones de emergencia causadas por incendios forestales: no fumar en el bosque ni arrojar cigarrillos desde el vehículo; no iniciar ningún tipo de quema o fuego; no utilizar velas, antorchas o faroles y evitar la pólvora; no tirar vidrios y botellas, ya que pueden provocar fuego debido al efecto lupa; no arrojar desperdicios o cualquier tipo de material combustible; y dar aviso inmediato a las autoridades en caso de observar columnas de humo que puedan convertirse en incendios forestales.

Es necesario realizar inversiones significativas en la preparación y respuesta a emergencias, así como en la educación ambiental para prevenir futuros incendios. Además, es crucial mejorar la coordinación entre los diferentes niveles de gobierno y asegurarse de que todos los actores estén preparados para responder de manera efectiva a las emergencias; se requiere una política pública en este sentido. La falta de preparación y respuesta adecuada a esta crisis es inaceptable y debe abordarse de manera urgente para prevenir futuras tragedias.

En estos momentos de crisis, y con el rancho ardiendo, es justo y necesario reconocer a todas las personas que, sin límites de tiempo y sin medir consecuencias, han desplegado sus mayores esfuerzos para preservar y salvaguardar la vida humana, la flora y la fauna en la medida de lo posible. No hay duda de su heroísmo: bomberos, defensa civil, fuerzas militares y de policía han demostrado la valentía y profesionalismo que los caracteriza.

Y como dijo el filósofo de La Junta: «Se las dejo ahí…»

 

Luís Alonso Colmenares Rodríguez 

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