En mi anterior columna dedicada a evaluar la metamorfosis informativa de la politóloga María Jimena Duzán, paralelamente aludí a las nociones esbozadas en el Podcast de Duzán, de dos expertos que en circunstancias normales y en periodos pretéritos tenían visiones contrapuestas sobre el modelo e interpretación de la economía. Por cosas del destino hoy día se juntan y coinciden. Esa sola ocurrencia nos pone a dudar de la veracidad y objetividad de ambos. Me refería a Luis Fernando Mejía Director de FEDESARROLLO y a Cecilia López Montaño. En ese Podcast se dieron gusto cuestionando, criticando, la evolución de la economía en lo que va trascurrido del mandato de Petro.
Su análisis se centró exclusivamente en la evaluación de factores y variables internos de la economía colombiana. Lo cual además de sesgado, es un acto de deshonestidad intelectual. Parodiando una frase del historiador salvadoreño Héctor Lindo Fuentes, con relación a su pais. En Colombia como consecuencia de la polarización, al igual que en el Salvador, también se ha desatado “una epidemia de deshonestidad intelectual”. Es inconcebible suponer que hayan obviado inconscientemente el comportamiento de la economía en el mundo. Somos un pais insertado en el contexto de la economía mundial, dependiente en grado sumo a las oscilaciones de esta. Más aún, en tratándose de una economía básicamente extractivista y cuyo crecimiento por ende está supeditado a los vaivenes de los precios de los llamados Commodities, en el mercado internacional. Dichos Commodities, más que los productos de los países desarrollados dependen de los ciclos de la economía mundial. Hemos generado una alta subordinación, los cuales nos torna vulnerables y coloca la suerte de nuestra economía a expensas de lo que suceda con la demanda y cotización, en nuestro caso particular, de los precios del petróleo y del carbón.
En la medida en que la economía mundial entra en aprietos, en depresión, ese tipo de productos son los que más sufren como consecuencia de la crisis mundial. Los dos “expertos” en su análisis hicieron mutis por el foro con respecto a esa crisis global que enfrenta la economía. Silencio y omisión total. Lo cual le resta sensatez a su análisis, reduciendo exclusivamente al comportamiento y situación de escaso crecimiento a factores locales. Es absolutamente incuestionable que, si en los países del Centro estornuda, por acá nos da gripa.
Resulta que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial sigue disminuyendo y no da síntomas de repunte. Tras una modesta recuperación post pandémica del 6,1 % en 2021, el crecimiento económico cayó al 2,4% en 2023, por debajo de los niveles anteriores a la pandemia y se prevé que se mantenga en el 2,5% en 2024. Es decir, el decrecimiento de la economía es un fenómeno mundial. Según la UNCTAD, la economía mundial está “volando a velocidad de estancamiento”, y todos los indicadores convencionales muestran que la mayor parte del mundo está experimentando una recesión. Algunos más osados afirman que “la prolongada y profunda crisis que vivimos hoy es una gran depresión”, la mayoría de los gobiernos del mundo han utilizado herramientas para intentar salir de esta situación, pero estos planteamientos han significado un enorme costo para los presupuestos familiares, y han frenado las inversiones necesarias para mejorar las perspectivas de empleo.
Los dos “expertos”, omiten deliberadamente, desconocen esas realidades, y en su análisis insinúan que la crisis es exclusivamente colombiana. Se refieren a la caída de la inversión privada local y por ende al bajo crecimiento económico como un resultado de las incertidumbres y expectativas negativas que les genera el gobierno Petro. Más seriedad y menos pasión por favor.
Es cierto que nuestro crecimiento en los tres años, el ya consumido de 2023 que fue de 0,6%, las proyecciones de 1,4% para este 2024 y los pronósticos para el 2025 que son del 2.4% nos sitúan por debajo de esos mismos guarismos a nivel mundial. Habrá países que crezcan aún en menor proporción. No obstante, y en aras de la objetividad, es imperdonables que esos “expertos” se hayan hecho los locos con aquellas referencias o indicadores y tendencias globales. Obviamente con ello no pretendemos justificar ni alegar que el manejo de la economía en este gobierno haya sido excepcional. Pero ya hemos mencionado hasta la saciedad los elementos locales extraeconómicos que más allá de reconocidos errores del gobierno, han contribuido con ese modesto crecimiento.
En el área de América Latina y el Caribe el crecimiento económico muestra unas tasas heterogéneas. Para 2024, se espera que la región mantenga la dinámica de bajo crecimiento y todas las subregiones crecerán menos que en 2023: América del Sur crecería un 1,4%; Centroamérica y México, un 2,7%, y el Caribe, un 2,6% (sin incluir Guyana). El crecimiento esperado de Colombia para este año, se encuentre justamente en el promedio pronosticado por la CEPAL para el conjunto de países de Suramérica, que es precisamente 1,4%. No obstante, la oposición además de dramatizar la cifra, sugiere que es consecuencia exclusiva de la economía local. Burda manipulación. Las proyecciones reflejan, como afirmamos atrás, por una parte, el bajo dinamismo del crecimiento económico y comercio global lo que se traduce en un limitado impulso desde la economía mundial. Aunque la inflación ha disminuido, las tasas de interés de las principales economías desarrolladas no se han reducido, por lo que los costos de financiamiento se han mantenido en niveles elevados todo el año y se espera que continúen así durante los próximos años.
Por otra parte, el bajo crecimiento también responde al limitado espacio interno de la política fiscal y monetaria, que enfrentan los países de la región. En este sentido, se resalta que los niveles de deuda pública, si bien se han reducido, son aún elevados, lo que, sumado al aumento del costo del financiamiento, restringe el espacio fiscal. En el ámbito monetario, la inflación continúa a la baja en la región, pero la política monetaria mantiene todavía un sesgo restrictivo, debido a los efectos que la reducción de tasas podría tener sobre los flujos de capital y el tipo de cambio, considerando que, en los países desarrollados, se mantienen todavía vigentes las altas tasas de interés.
Debido a que no era factible incluir el impacto, las consecuencias y el efecto de la coyuntura de la economía mundial en el artículo pasado, decidí dedicarle la totalidad del análisis a esa situación en la columna de hoy domingo 26 de mayo.
Para terminar el análisis y reforzar el título de este escrito haremos una mención fugaz sobre el rol de los agoreros del desastre de un apagón; anunciado por otros “expertos”, en este caso en temas energéticos. También, tal como están insinuando las circunstancias tienen su corazoncito. Opinan y piensan a veces, más con el deseo y el corazón que con la razón. Pues resulta que basados en su experticia, y algunos con “mala leche”, habían pronosticado un apagón. Afortunadamente las condiciones climáticas y meteorológicas se han encargado de darles un mentís. En este caso no hubo “deshonestidad intelectual” ya que sus presagios dependían más de esas condiciones atmosféricas señaladas que de realidades palpables, pero si hubo deseos inconfesados que sus pronósticos se cumplirían, aun a costas de las consecuencias negativas que ellos tendrían sobre el pais como un todo: usuarios, economía. La energía hidráulica representa el 70% del suministro en Colombia. Los versados auguraban un escenario ruinoso, mientras el Ministro Camacho le apostaba a la recuperación de los embalses, y es precisa y afortunadamente el contexto que estamos contemplando. Pero los “expertos” en este tema, actuando como Casandras aventuraban un escenario calamitoso.
Es indudable, por ejemplo, que el gobierno ha sido negligente en nombrar los miembros faltantes en la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG), mas no puede usarse como pretexto para explicar un mal augurado racionamiento, o en el peor de los casos un apagón. Esa atmosfera calamitosa que presagiaban los arúspices del desastre, al parecer poco a poco se va desvaneciendo. Pero indudablemente alcanzaron a generar pánico y a agudizar el contexto. Aquí paradójicamente, entran en juego las dificultades para avanzar en la Transición Energética y en la diversificación de la oferta energética renovable. Los malquerientes quieren atribuirle al gobierno las fallas burocráticas, los vacíos de las leyes 1715 de 2014 y 2099 de 2021 y demás deficiencias atribuibles al retraso en el proceso de la Transición.
José Luis Arredondo Mejía
Buena explicación. Seguro, su enfoque está
por encima de los articulistas que ven la viga en el ojo gubernamental y no trascienden a observar el boga planetario, que debe. -en un análisis completo- incluirse