MARTÍN ZULETA MEJÍA, MI AHIJADO, QUE LO BAUTICÉ YO

Cuando aún Martín era Marluc y existía solo en los anhelos de sus padres, mis compadres: Martín Guillermo y Lucy Leonor, ya era mi ahijado. El novio con el amor más bonito que yo había visto a mis 19 años, era el de Martín por Lucy, y de fuente directa sabía que era bien correspondido; Al ser ambas guajiras, aunque Lucy viva hace años en Barranquilla, nos hicimos buenas amigas en La U, con el tiempo Fui madrina del matrimonio, del pelaito, que nació dos meses después que mi María Carolina, que también es ahijada de Leo, como le digo a mi comadre. Ella y yo somos hermanas, Martín es mi ahijado, mi hijo (Lo amamanté) y mi sobrino. Pero no por eso voy a exagerar en esta crónica.

Cuando Martín Nació, viajé a conocerlo. Lloraba mucho.  La señora Lucy (abuela de Martín) decía que eran cólicos, por la leche de formula, a Leo, no le bajaba leche, a mí, me sobraba, así que por los días que duró la visita, lo amamanté. Unos meses después volví al bautizo. Me quedó bien bautizado, mi pelaito.

Lo he visto crecer, cada uno de sus 24 años. Celoso con su madre y lo de ella, cuidadoso, caballero, alegre, juguetón, divertido, inteligente para todo, buen hijo, bien criado. Me quedó bien bautizado el ajija’o.

Martin desde pequeño mostró el gusto por la música y el acordeón lo seducía, pero su mamá creía que se le pasaría, “Yo creí que eran cosas de pelao chiquito. Después me dí cuenta que el asunto iba en serio, se ponía intenso cada vez que llegaban las vacaciones, pa que me lo llevara para La Guajira, allá conseguía acordeón y eso era una felicidad”.

– En unas vacaciones que fuimos a Riohacha, La Guajira, estuvimos de visita dónde un primo que tocaba acordeón, le pedí que me enseñara a tocar y me enseñó Noticas, La Consentida y Lucero Espiritual. Al terminar le pregunté a mi mamá, ¿Que te pareció el cortico que toqué? Entonces se asombró, preguntaba si había sido yo, porque se escuchó bien, en ese momento dijo que haría el esfuerzo para inscribirme en la escuela, eso sí, con la condición que no descuidara mis estudios sino me castigaba jajajaja, tú sabes cómo es la cosa con ella…  Mi mamá fue mi más grande apoyo, desde el inicio hasta el día de hoy.  Creo que sí esa mujer no existiera en mi vida, no fuera la persona, el ser humano y el acordeonista que soy.  Recuerdo una vez que pensé dejar de lado el acordeón, sentí que no era lo mío porque no podía interpretar los bajos y ella se sentó a mi lado y me habló, me motivó.  Me cuenta Martín complacido.  Sonríe como quien está lleno de paz y mira a Leo, con devoción.

Empezamos a traer del pasado momentos bonitos de Martin y también los no tan bonitos… Martín (papá) y Lucy se separaron estando Leo embarazada, así que Martín nació y se crió sin la presencia activa de su padre, que cumplía con suplir las necesidades de su hijo, sin conocer detalles como el de su gusto por el acordeón.

– Cuando fue a la escuela el no tenía acordeón, porque yo no tenía como comprárselo, yo lo llevé a la escuela Talento del Futuro y le dije al director que el niño no tenía acordeón y que quería probar si tenía talento para eso. Cuando lo llevé a la segunda clase el director me dijo: «Ese niño va a ser un buen acordeonero, porque ellos desde que llegan uno los reconoce, por la forma como coge el acordeón». Recuerda Lucy Leo, su mamá, orgullosa.

– Empecé en una escuela de Barranquilla, con mucho esfuerzo por parte de mi mamá, debido que no teníamos los recursos suficientes para ser constantes, a veces me preguntó ¿cómo hacía mi mamá para ayudarme?  Si ella respondía por todo en la casa.   En esa escuela conté con los profesores Enrique Madera (QEPD) y Juan Cardona, a su vez conté con el apoyo incondicional del director de la escuela Balmer Sajona, que sin él, no hubiese sido posible continuar porque a mi mamá se le hacía difícil pagarme algunos meses y el me regaló una beca en 2 ocasiones para poder continuar.  Duré al rededor de un año en la escuela donde comencé y de ahí me tocó ser autodidacta. En ese momento las herramientas como YouTube no estaban tan llenas de tutoriales como ahora, solo empecé a practicar lo que sabía, aprendí a sacar las canciones oyéndolas.  En cada vacaciones me iba con mi mamá a su trabajo en La Guajira y siempre me llevaba mi acordeón para seguir practicando y dónde podía encontrar alguien, aprovechaba.   En Maicao, Riohacha, Barrancas; en Urumita, recuerdo, una amiga de mi mamá ‘la yoli’ hija de la famosa «Canga” que vendía dulces, me dijo: «¿Mijo, usted quiere aprender? Yo lo voy a llevar temprano dónde un muchacho que vive acá a la vuelta, se llama Andrés». El me ayudó mucho a complementar mis conocimientos, desde ahí hasta hoy he venido aprendiendo por mi cuenta y el apoyo de algunos docentes más. Dice Martín agradecido con todos los que intervinieron en su proceso de aprendizaje.

– Con que acordeón aprendió Martín le pregunté a Leo

Martín José duró muchos meses que solo hacia lo que hacía en la escuela porque no tenía acordeón pa’ practica en la casa, hasta que en agosto pa’ su cumpleaños número 13, le dijo al papá que el lo que quería de regalo era un acordeón, así fue que Martín (papá) le regaló su primer acordeón, fue un Rey Vallenato. Con ese duró muchos meses. En diciembre mi tía Eumelia, que ya le había visto y oído la birria, con engalo se lo llevó para que la asesorara en un regalo que le iba a hacer al hijo de un amigo.  El escogió el tono, el color, el forro, la letra para marcarlo, ¡todo! La que hubiese elegido para él.   El 31 de diciembre cuando tía Eumelia le puso el acordeón en las piernas, Martín lloró, ¡no te imaginas la felicidad de mi hijo!!  Ahora tenía acordeón, pero ya a mí no me daban las fuerzas, yo empecé a trabajar allá en Riohacha y no lo podía llevar a las clases de acordeón, me tocaba pagarle taxis y no me alcanzaba. Lo retire, ya nos habían dado dos becas, pero no tenía el transporte de ahí en adelante el aprendió oyendo” Me recuerda Leo.

– Que se sintió tener un acordeón? Le pregunté a Martín

– Fue la felicidad mas grande de este mundo, sentí que mi vida cambió y no lo esperaba, porque realmente en mi casa no había para comprar un acordeón. Desde que llegó no lo dejaba quieto ni un momento, mi mama solo me decía: «Lo único que te pido es que no descuides tus estudios, de lo contrario, vamos a tener que guardar ese acordeón» nunca mas bajé de los primeros puestos del colegio jajajajaja.

– Y tu primera presentación?

Mi primera presentación en publico fue muy temprana, tenia 13 años y fue con la escuela donde estudié, ellos lideraban muchos encuentros para mostrar a sus estudiantes y apoyarlos en su camino musical y dominio escénico.  Pienso que encontraron la mejor manera de hacerlo y nos permitió saber lo que era enfrentarse a un publico, recibir aplausos y cariño de parte de los espectadores.   Creo yo fue bueno empezar así, para conocer una sensación que nunca había estado en mi vida y que me motiva a ser muchísimo mejor cada día.

Yo veo a Martín tocar con esa serenidad, sin tanto show, pero con un profesionalismo increíble y esto desde que era un niño, ¡eso cuenta! Sin respaldo económico, sin tradición familiar, sin alguien distinto a Dios, que lo llenó de su gracia, Martín a sus 24 años ya tiene una experiencia interesante.

“En el Colegio como en la universidad integré el grupo folclórico, he estado en varios grupos tradicionales de la ciudad de barranquilla, Cumbia Caribe, Conjunto Tradición, Sin Estrato.  He acompañado al maestro Dolcey Gutierrez y actualmente soy el acordeonero del maestro Juan Piña.

¿A quién Admiras, a quien sigues?

En el vallenato tradicional, tengo los gustos un poco combinado: De Juancho Rois: La picardía para hacer sus pases y rematarlos, siempre me ha encantado, uuff.  El cocha molina: Creería que es uno de los acordeoneros que inconscientemente mas me he apegado porque su estilo para tocar el merengue y sus remates románticos o «Sabroseados» como digo yo, ufff me identifican. Franco Arguelles (época Villazón): Soy villazonista de corazón 100%, siento que la época de Franco Arguelles con Villazón (sin desmeritar otras) marcaron para mi mucho, sobre todo que a la hora de picar me inspiro en esa época de oro de ellos, un acordeón picante, inspirado en el estilo de Juancho.  Álvaro López Finalmente, rey de reyes, su época con Jorge Oñate a cualquiera le da ganas de parrandear.  En la nueva generación, crecí escuchando, a Juancho De La Espriella y Sergio Luis Rodríguez, él, siempre captó mi atención por su estilo muy parecido al de Juancho Rois.

– Cuáles canciones te costaron más?

– Canciones que han sido todo un reto para mi y todas del mismo acordeonero, Juancho Rois: Maria Esther, Parranda Ron y Mujer y El Mejoral. Requirieron foto mi esfuerzo, pulso, firmeza, porque un buen captador siempre está pendiente de estas canciones, siempre deben ser tocadas tal cual las grabaron o de lo contrario pierden su esencia.

-Y la que más te gusta?

Difícil pregunta jajaja, tengo gusto por varias canciones, sobre todo inclinado por las de Iván Villazon, pero si nos vamos a inclinar por lo que ha llevado mi vida musical hasta el dia de hoy podría decidirme por el fuete del maestro Juan Piña y por un amor de Iván Villazón.  Esas dos canciones al interpretarla ufff, siento que las hubiese compuesto yo, siento que les meto todo el corazón para que suenen como tienen que sonar.

Martín estudia notas todos los días de su vida. Solo escuché ese acordeón hacer silencio hace dos meses, durante el novenario de la Yeya (Abuela Lucy)0, Q.P.D. otro pilar fundamental en la crianza de Martín, ese amor recíproco era admirable y fue a través de Esa vena que llegó la fuerza musical a Martín.

– Muchos creerían que mi herencia musical viene de los Zuleta, pero mi historia musical se remonta desde mis abuelos materno, los Peláez, mi familia materna está llena de músicos, una gran variedad de interpretación de instrumento, guitarra, canto y por supuesto el acordeón.  He oído algunos relatos donde mencionan que tengo alguna familiaridad con los Zuleta de Villanueva, dinastía llena de mucha tradición, por parte de mi papá.  Para mi todo comenzó con mi mamá que siempre me cantaba y me colocaba música vallenata tradicional; de ahi salté a la escuela donde algunas veces tuve el privilegio de representarla ante la Alcaldía, Gobernación y otros escenarios… Al graduarme del colegio, entré a la universidad, allí fui miembro del grupo folclórico NUMBALÉ, a cargo de Giovanni Fontalvo, donde interpreté mi acordeón con los ritmos de Cumbia, Chandé, Guaracha, entre otros.  Ahí conocí personas que me invitaron a participar a sus grupos entre esos Dolcey Gutiérrez, baluarte de la música alegre y picante de la costa colombiana, asi mismo pude integrar, el que hoy en día es mi proyecto personal como músico, al lado de grandes personas, con los que llevamos años unidos; que prontamente espero dar de que hablar con ellos. Hice parte de orquestas y agrupaciones donde interpretaba vallenato, corraleros, entre otros ritmos, permitiéndome ser polifacético, así he sido tenido en cuenta por diferentes formatos musicales, sin ser exclusivo del vallenato.

Decidí escribir esta crónica hoy antes que Martín se me haga más famoso, porque famoso, muchos lo van a hacer y yo quiero ser la primera en los medios de comunicación, en depositar mi fe en él, tengo todos los argumentos para saber que Martín es un acordeonero de “raca mandaca” como decía mi mamá.  El horizonte se abrió y la gracia de Dios que ha venido de aumento en aumento, sigue revistiendo a Martín y los buenos tiempos llegando.

– Cuando lleve a Martín para la audición con Juan Piña, (el pidió que yo lo llevara) lo escucho tocar el fuerte y le dijo, si esto fuera Yo Me Llamo, te llamarías Juancho Rois. Me dijo Lucy, cuando me llamó a darme los resultados de mis oraciones, ese día. Fue un tremendo orgullo para nosotras sus madres y fans número 1.

– Hoy en día hago parte de la Orquesta del maestro Juan Piña, quien hace 4 años por medio de un compañero me hizo un llamado para conocerme y sin pensarlo dos veces me brindó la oportunidad de acompañarlo en 2 presentaciones de manera inmediata a las cuales respondí con toda la madurez del caso a mis 19 años. En ese momento, el tenía su acordeonero de base, pero en caso de presentarse algún inconveniente sin dudarlo acudía a mi y yo le respondía con la altura que un   Grammy Latino como lo es el maestro Juan Piña merece.  Hoy en día hago parte de su orquesta como su acordeonero oficial, sigo recibiendo el mismo cariño de su parte como en aquel momento cuando solo lo acompañaba, con mas responsabilidad de llevar en alto su nombre, su vallenato tradicional y con la gratitud que se merece de mi parte por mostrarme y presentarme en cada tarima que vamos como su compañero de fórmula vallenata y con un futuro prometedor, recibiendo aplausos donde quiera vamos y llevándonos todo el cariño que recibimos del publico.

Esta historia continuará…

Noralma Peralta Mendoza

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11 comentarios de “MARTÍN ZULETA MEJÍA, MI AHIJADO, QUE LO BAUTICÉ YO

  1. Francisco Javier Pérez Flórez dice:

    Excelente crónica mi Seño, inicié mi mañana leyéndole, encontrando siempre su pulimento en su pluma, usted va igual que su ahijado, mejorando y pisando firme cada vez que nos atrapa con su Excelente narrativa, felicitaciones y reciba un respetuoso abrazo!!

    • Macier Campo González dice:

      Excelente crónica me deleite con cada párrafo que leí, Martín José demostró desde niño su gran talento y compromiso con la vida, siempre lo he admirado todo un caballero, me siento orgullosa de el.

  2. Rosa Paulina Peralta dice:

    Me alegra conocer esta bonita historia de Martin j el hijo de lucy leonor, mi abrazo pare el y mis mejores deseos de éxitos 🙌 saludos a lucy

  3. Victoria D dice:

    Acabo de leer esta crónica sorprendente cómo pasa el tiempo y como uno pierde el hilo de la gente cercana. Me alegra que Martin avance como acordeonero muchos éxitos

  4. Victoria D dice:

    Acabo de leer esta crónica sorprendente cómo pasa el tiempo y como uno pierde el hilo de la gente cercana. Me alegra que Martin avance como acordeonero muchos éxitos

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