1 de Timoteo Capitulo 2
“A su vez, quiero que las mujeres se vistan con modestia, con respeto hacia los demás y con decencia. No se adornen con peinados exagerados, ni oro, ni perlas, ni ropa costosa, sino adórnense con buenas acciones. Es lo apropiado para las mujeres que dicen honrar a Dios. La mujer debe aprender escuchando con calma y completamente dispuesta a obedecer. No permito que la mujer le dé lecciones al hombre ni que lo trate de dominar, sino que se mantenga tranquila.” 1 Timoteo 2:9-13 PDT
“Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad. La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. 1 Timoteo 2:9-13 RVR1960.
Quise contrastar estos versículos por lo menos en dos versiones o traducciones de la biblia. Por qué Para comprender lo que Dios nos quiere enseñarnos en ellos es preciso tener en cuenta el contexto en el cual Pablo estaba dando la exhortación. Si no es así, podemos llegar a confundirnos.
Si nos fijamos una de las traducciones parece más ecuánime que la otra y es precisamente el poder de la interpretación lo que puede hacer que nos hagamos ideas erradas.
Leyendo un poco respecto al contexto social de la época en la que fue escrito este libro, en el Imperio Romano, el principio femenino era una parte de todas las religiones paganas, y las mujeres ocupaban en ese sistema un lugar importante. La adoración a Afrodita en Corinto era probablemente una de las más inmorales, en la cual la prostitución había sido convertida en una religión. Se caracterizaban por usar el cabello muy despeinado. La razón por la cual se ordenó que las mujeres debían llevar la cabeza cubierta era para evitar que las asociaran con estas religiones. También en Efeso, donde Timoteo se encontraba en ese momento, las mujeres ocupaban una posición muy importante en la adoración del templo de Diana (Diosa de la caza y la fertilidad). En todas las religiones de misterios había sacerdotisas. Fue a causa de estas prácticas paganas que Pablo enfatizó en este pasaje que este asunto de la apariencia que provocara atracción sexual debía desvincularse totalmente de la oración pública en las reuniones de las iglesias cristianas.
Leer estos versos para una mujer en esta época puede resultar controversial, injusto y hasta Machista. De hecho, muchas congregaciones religiosas han tomado esto como base para indicar que la mujer no puede ocupar un lugar de importancia, dirección o liderazgo en la iglesia. Un claro ejemplo de esto lo vemos en, el libro Women in the Church (Mujeres en la iglesia) en el cual plantean que en 1 Timoteo 2:9-15 prohíbe de manera literal a las mujeres enseñar o ejercer algún tipo de autoridad en la iglesia, y así como ellos muchos han extraído estas palabras y obviado una verdad irrefutable. Dios es soberano y en esa soberanía hace y usa a quien quiere para hacer su voluntad. Por tanto, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros al creer en el Señor Jesucristo, ¿Quién soy yo para pretender estorbar a Dios? Hechos 11:17.
Dicho esto, lo primero que podemos resaltar respecto a la exhortación del apóstol Pablo a la iglesia de Éfeso, tiene que ver con el carácter de la mujer, aquí se aconseja más a cuidar del interior que de la apariencia exterior. Es muy posible que en Éfeso hubiera algún tipo de problemas con la vestimenta usadas por las mujeres en la Iglesia. Pablo enseña a las mujeres a adornarse con ropa decorosa y moderada, no se prohíbe el adorno, ni la elegancia, más bien se destaca la importancia de la modestia y el decoro en sintonía con la voluntad de Dios. La orden de Pablo no es una restricción a la feminidad, sino una exhortación a que las mujeres consideren su forma de vestir como una manera de reflejar su identidad en Cristo. Dado que, a la hora de presentarnos ante Dios en oración, el adorno exterior pierde su importancia, y lo esencial es el adorno interior.
Por otro lado está, el tema de sujetarse y aprender en silencio. Es probable que en ese tiempo algunas mujeres, fueran imprudentes, insensatas y se tomaran atribuciones que no las concernía. Sabemos lo complejo que es sujetarse a las autoridades y este es un tema que no solo atañe a las mujeres. Lo cierto es que como mujeres no debemos asumir ni tomar el lugar del hombre en lo que Dios ha dispuesto que es su responsabilidad. De igual manera el silencio, al que se refieren aquí está relacionado con la manera apacible y tranquila de aprender y reaccionar; no se trata de no hablar sino de mantener una actitud serena, sosegada y prudente, para ayudar a conservar el orden en el hogar y en la iglesia.
Así mismo, cuando dice “Porque no permito a la mujer enseñar” no se está refiriendo a que la mujer no pueda hacerlo. La palabra dice en Tito 2:3-4 dice: Las ancianas deben ser reverentes en su porte y maestras del bien, no calumniadoras ni esclavas del vino; deben de enseñar a las mujeres más jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos. La mamá y la abuela de Timoteo le enseñaron las escrituras desde niño en su casa. Aunque las mujeres no enseñaban públicamente en las reuniones, sí enseñaban en un nivel privado, especialmente las de más edad. Es una expresión que hace referencia al nivel de participación de la mujer en esa época en procesos de impartición de la palabra en público.
Tenemos claros ejemplos de mujeres enseñando en el caso de Priscila que junto a su esposo Aquila enseñaron a Apolos (Hch.18:24–26). También en el caso de Loida y Eunice que enseñaron a Timoteo (2 Ti.1.5;3.14). No nos podemos confundir con esto, debemos pedir al Espíritu santo su dirección. Sabemos que Dios asigna dones y talentos de acuerdo a su soberanía y propósitos y la mujer no está exenta de recibir el don de la enseñanza.
Con relación a la expresión “Ejercer dominio” se refiere al hecho de querer «controlar, dominar, obligar, influenciar, asumir autoridad o demostrar su autoridad (de manera arrogante)». Dios ha establecido una clara cadena de autoridad en el hogar y en la iglesia, y en ambas aéreas Dios ha ordenado que los hombres sean la ‘‘cabeza’’, es decir, que ellos tienen el lugar de autoridad y responsabilidad. Efesios 5:22 -24 Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor. Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él su Salvador. Así como la iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo.
En conclusión, lo que el apóstol Pablo exhortaba a las mujeres en la iglesia de Éfeso debe servirnos como referente, para vivir como mujeres que agradan a Dios, no en vano en muchos apartados bíblicos se nos instruye a las mujeres la manera como Dios quiere que nos conduzcamos en todos los ámbitos y roles que participamos. 1 de Pedro 3:1-4 Así mismo, esposas, sométanse a sus esposos de modo que, si algunos de ellos no creen en la palabra, puedan ser ganados más por el comportamiento de ustedes que por sus palabras, al observar su conducta pura y respetuosa. Que la belleza de ustedes no sea la externa, que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos. Más bien, que la belleza de ustedes sea la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu humilde y apacible. Esta sí que tiene mucho valor delante de Dios.