PADURA Y MÚNERA

Los domingos en Colombia se han vuelto un día de alta tensión y zozobra por culpa de las redes, rifirrafes de gobierno y opositores, mientras que el 26 de enero a las tres de la madrugada los colombianos sufrimos una pesadilla a punta de trinar, una madrugada para olvidar.

En cambio, el domingo 2 de febrero, los que estuvimos escuchando a Leonardo Padura y luego a Alfonso Múnera, en la clausura de Hay Festival, sentimos cómo dos ciudades, La Habana y Cartagena, no sólo se entrecruzan sus historias y se parecen mucho, sino que tanto lo urbano como de la periferia viven muchas semejanzas.

La noche de clausura del Hay Festival fue una sorpresa amable y hermosa; no sé si fue programada así o por azar primero Leonardo Padura y luego Alfonso Múnera nos deleitaron con dos conversatorios: “Ir a La Habana” y “Cartagena, una ciudad abierta al mundo”, respectivamente.

Por supuesto, son más las alegrías a pesar de todas las dificultades que se vive en la distopía que dice Padura… Múnera nos hace soñar con una Cartagena llena de esperanzas. En “Ir a La Habana”, siente el cartagenero, los autores confabulan una sensación en la piel; Padura, desde la literatura, nos recrea la historia y Múnera, desde la historia, nos pasea tiernamente con una literatura especial.

La historia que narra Múnera en su libro es la de una ciudad resiliente que se ha superado muchas en diferentes épocas, unas con estoicismo y otras con ingenio. Aceptó el capitán Alfonso Salas ser un mecenas de este proyecto literario histórico, que, además, combina la ternura y el rigor del autor, que nos hace vibrar y sentir que la palabra construye identidad, igual que sostiene Padura sobre La Habana.

Así como Padura nos revela que La Habana más allá de sus edificaciones y entornos, las palabras hacen parte de la identidad y del ser cubano. Me atrevo a conjeturar que Alfonso Múnera consigue con su último libro hacernos sentir a quienes vivimos en Cartagena cartageneros de verdad, venga de donde venga cada uno.

En “ir a La Habana”, siento lo mismo… es como decir “ir a Cartagena”. Quisiera resaltar miles de párrafos de ambos libros, de “Cartagena una ciudad abierta al mundo”: “El hecho real es que habíamos construido un país en sentido inverso a lo que indicaba el sentido común y la historia de las naciones”, pág. 82 de la primera edición. No se equivoca Múnera con esta sentencia, y aquí estamos, igual; los andinos desconocen el valor de tener el Caribe.

Empato con esta cita de Padura en “Ir a La Habana”: “Levantar en la ciudad una ciudad hecha de palabras, visión de presente y futuro… en especial una narrativa que le diera espacio urbano la necesaria entidad psicológica, cultural, histórica y presente que complete no solo la arquitectura sino también lo humano”.

Estos dos autores se entrecruzan y confabulan, cada uno apasionadamente nos trasmite el amor a La Habana y a Cartagena, ambas ciudades víctimas de sus gobernantes. Domingos en la tarde, al caminar por Cartagena, siento que debe ser lo mismo que hacerlo en La Habana. ¡Febrero 2 de 2025, qué domingo! Gracias, Alfonso y Leonardo.

Orlando Bustillo Pareja

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