(NOTA INTRODUCTORIA: La descripción de los personajes aquí reseñados lleva implícito el respeto a su dignidad y a su memoria y solo intenta trascender a las nuevas generaciones como un referente genuino del patrimonio inmaterial de nuestro pueblo.)
En la década del 70 a San Juan del Cesar llegó a vivir don Joaquín Castro Perdomo, un cachaco hermano del renombrado constitucionalista Dr. César Castro Perdomo.
Don Joaco estaba casado con la prestante dama nativa, doña Elizabeth Zúñiga. Y en calidad de consorte de dicha dama, llegó a administrar las haciendas de su esposa sin ninguna experiencia previa en el sector agropecuario.
Don Joaco se desplazaba diariamente a su predio rural a bordo de una estufa andante forrada en aluminio donde sobresalían unas letras que decían «Land Rover». Muy pronto los finos modales de don Joaco se fueron volviendo famosos en el pueblo. Por ej. en su escritorio (tenía escritorio en su casa… ningún finquero tenía esa costumbre) …usaba una almohadilla para descansar el antebrazo. Y cuando tenía que soportar las inclemencias del sol, usaba un sombrero alón, protección extra para cubrir los brazos y bloqueador solar.
Don Joaco era toda una novedad en el pueblo.
Le cambiaba el apodo a los parroquianos cuando consideraba que dichos apodos lesionaban la dignidad de los portadores. Por ejemplo, al señor Abel Urbina todo el mundo le decía «Rabanito»…y algunos le redondeaban cariñosamente el apodo a un simple «Raba»… Pero don Joaco no lo llamaba de ninguna de estas formas. Le decía muy respetuosamente: Don Rábano.
Y cuando fue invitado a una parranda, le cambió la letra al legendario canto de Rafael Escalona titulado «La Vieja Sara»
Don Joaco lo tarareaba de la siguiente manera:
«Vive la Mamá de don Emiliano, de don Toño Salas y de doña María».
Y por supuesto, la letra de la afamada canción «Que me coma el Tigre»… también sufrió las modificaciones de don Joaquín Castro.
En medio de su temple y en su bailar charrancho, palmoteaba sus manos con ritmo confundido y tarareaba la letra a su estilo:
«Tú lo que deseas…es que me ingiera el felino, que me ingiera el felino… …mi carne morena…»
Orlando Cuello Gámez