(NOTA INTRODUCTORIA: La descripción de los personajes aquí reseñados lleva implícito el respeto a su dignidad y a su memoria y solo intenta trascender a las nuevas generaciones como un referente genuino del patrimonio inmaterial de nuestro pueblo.)
En San Juan del Cesar nació y murió don Germán Fuentes, un ciudadano común y corriente, quien derivaba su sustento del sacrificio de porcinos. Y como pistoneaba al hablar, su identidad ante el pueblo no era su nombre de pila, Germán Fuentes, sino el apodo que lo acompañó durante toda la vida: «Man El Gago».
Cuentan que cuando iba a nacer su primer hijo, «Man El Gago» estaba muy nervioso, pues le cayó la recorcoma de que pudiera nacer con alguna extremidad faltante. Y vivía tan obsesionado con el asunto, que solo descansó hasta que nació su hijo. Una vez lo examinó de pies a cabeza y después de verificar que no le faltaba nada, expresó a su estilo:
– Na-na-nació completo…!!!
Desde entonces su hijo Carlos Alberto Fuentes prácticamente nunca pudo lucir su nombre. Lo exhibió primero en la lista del colegio y después en la cédula, pues la sabiduría popular sanjuanera lo rebautizó desde su nacimiento. Casi nadie en San Juan del Cesar sabe quién es Carlos Alberto Fuentes, pero casi todo el mundo sabe quién es COMPLETO.
En otro pasaje de su vida, como uno de los tantos gajes del oficio que cosechó como sacrificador de porcinos, una puerca logró escaparse del chiquero que «Man El Gago» tenía en el patio de su casa. Como su inventario se había disminuido de repente…y de manera considerable, «Man El Gago» muy temprano en la mañana emprendió una búsqueda incansable de su puerca mona. Al final de la tarde, extenuado, «Man El Gago» regresaba con su mercancía recuperada. Pero en lugar de una puerca mona, traía enlazada una puerca negra de contextura similar a la extraviada. Y cuando le preguntaron:
– Man… Apareció la puerca…?
Man respondió resignado:
– La-la-la puerca apareció. ¡Lo-lo-lo único que se le perdió fue el color…!
En otra ocasión “Man El Gago” fue llevado a vacacionar a Medellín. Y en medio del tumulto que había en la Terminal de Transportes de esa ciudad, a una chica le agarraron su tafanario.
La muchacha de inmediato culpó a «Man El Gago» de la acción irrespetuosa de la que había sido víctima y le puso la queja a un Policía que estaba cerca:
– Señor Agente, este hombre me cogió el culo
Ante esta acusación, «Man El Gago» inmediatamente replicó:
Se-se-señor Agente… Si-si-si quiere me requisa… ¡Y y y y y.…si me encuentra dos culos…u-u-u-uno es de ella…!!!
Orlando Cuello Gámez