PINCELADAS PARA EL PROGRAMA DE GOBIERNO DEPARTAMENTAL

Bajo la iniciativa de líderes, militantes y una porción de la base política de Colombia Humana en el departamento de La Guajira, he asumido un compromiso que, debido a la postulación espontanea de mis conmilitones se me transfigura en un honor y una obligación. No sé si el mío es el caso de otros aspirantes, a la instancia de gobierno departamental. Pero indudablemente será un factor del cual podré jactarme en la precampaña: he sido postulado, no ha sido un deseo o una aspiración personal. Esta circunstancia me llena de satisfacción. Me enorgullece la confianza y el reconocimiento que me hacen mis compañeros. Además, siempre he interpretado que las candidaturas deben surgir desde una iniciativa de las bases electorales. Como demócrata libre -pensante esa es la forma como concibo la representatividad política. No sé qué tanto signifique esa fuerza, si son miles, cientos. Lo fundamental es que mi aspiración es fruto de la decisión de plataformas del movimiento que aglutina a la Colombia Humana.

Como respuesta a las reflexiones preliminares esbozaré a partir de hoy algunas ideas que constituyen las pinceladas de los fundamentos de un Programa de Gobierno que ansió construir en el desarrollo de la campaña. Por supuesto en lo personal, profeso algunas propuestas que emanan de mi actividad investigativa durante la última década, y en la cual, y como resultado por la pasión que me inspira mi departamento he planteado temas que, engloban en buena medida aspectos enfocados a dilucidar un diagnóstico y paralelamente proponer soluciones a dificultades tanto del Sur como del Norte de nuestra amada Península.

Una de las principales, sino la principal razón para nuestro atraso, marginalidad y pobreza está asociada con la estructura de desarrollo desigual que ha caracterizado al país. Nación que entre otras particularidades a contrario sensu de la mayoría de los demás países de Suramérica y porque no decirlo del mundo, ha sido trazada desde un modelo de desarrollo económico de espaldas al mar. Con excepción de Barranquilla y un poco menos Cartagena, las ciudades más importantes y con mayores niveles de desarrollo se encuentran en el interior del país. Ese proyecto de desarrollo ha dado lugar a un esquema que algunos expertos denominan el Triángulo de Oro, o mediante una versión más ampliada denominada Trapecio Andino, que comprende a Bogotá, Antioquia, Valle del Cauca, Cundinamarca y Santander (en su orden). La inercia derivada de esa estructura y que tiene una composición bastante estable, se remonta a la segunda mitad del siglo XIX, y se mantiene caracterizadamente durante el siglo XX y lo que va del XXI, y es una tarea sumamente ardua transmutarla.

Esas disparidades no han sido resueltas por las políticas centrales. Si se quiere, ellas han contribuido a consolidarlas, por tanto, se requieren ingeniosas y recursivas soluciones locales para atenuar dichas disparidades. Ese proyecto de desarrollo económico desemejante ha adquirido un contenido inmodificable. Cuya realización por supuesto no es idéntica en todas partes. Inexplicablemente compartimos con el Chocó la condición de coleros en el Índice de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), en Pobreza Monetaria, Pobreza Multidimensional y en otros indicadores socioeconomicos. Pero por supuesto, nada es eterno ni inmutable. Afortunadamente con el Plan Nacional de Desarrollo del gobierno Petro que contempla $ 1,154 billones en su totalidad y mediante el eje denominado Convergencia Regional, ambiciosa y rigurosamente se pretenden modificar y atenuar sustancialmente esas seculares divergencias interregionales. Nosotros encarnamos e interpretamos la armonía y articulación entre un modelo de desarrollo departamental y el susodicho Plan de Desarrollo Nacional.

El gobierno central enfatiza a necesidad de articular e integrar los recursos del SGR y del Presupuesto General de la Nación (PGN), para avanzar hacia una economía productiva cimentada en el respeto a la naturaleza, rebasando la dependencia exclusiva de actividades extractivas. Se pretende gradual y responsablemente, el tránsito hacia una Matriz Energética diversificada, generando nuevas cadenas productivas, fortaleciendo la formación de circuitos económicos basados en la innovación tecnológica y la aplicación de conocimiento a los procesos productivos. La complementación de los recursos provenientes del SGR y del PGN serán las fuentes de apalancamiento de la ejecución de proyectos estratégicos de inversión con estándares de eficiencia. Ante el panorama de desaceleración económica previsto a corto plazo, las regalías a través de la inversión pública y sus efectos multiplicadores sobre las economías regionales y locales tienden a servir de paliativo ante la crisis económica que se pronostica mundialmente.

Hoy más que nunca, en los territorios y en las regiones es urgente optimizar las gestiones administrativas y técnicas para el aprovechamiento adecuado de las regalías. La abundancia de recursos naturales debe llevar a los mandatarios a aplicar la “Regla de Hartwick” que, consiste en trasformar ese capital natural constituido por los recursos naturales no renovables en otros tipos de capital: humano, infraestructura; propiciar y promover encadenamientos productivos hacia adelante y hacia atrás en sus territorios. Desarrollar acciones conjuntas de los distintos agentes estatales a través de políticas, instituciones y regulación vigentes para lograr el aprovechamiento eficaz de la actividad extractiva y morigerar sus secuelas.

La Guajira, gracias a su potencial agrícola y ganadero en el Sur, tiene a la Represa del Cercado como la panacea a sus ventajas comparativas, que deberemos transmutarlas en ventajas competitivas. Así como a las expectativas del cobre, igualmente en el Sur, mineral este que es considerado estratégico en la coyuntura de la Transición Energética. A ello se suman las grandes potencialidades en energías alternativas en el Norte: eólicas, mareomotrices, solares, juntas colocan al departamento en un estadio inmejorable. El turismo tiene condiciones inestimables y sui generis. Estamos convocados a desempeñar un rol determinante en el desarrollo de la Región Caribe, y por supuesto de Colombia como un todo. Esas potencialidades demandan una comprensión cabal de las mismas para no correr el riesgo de anteriores bonanzas históricamente suscitadas en nuestra región. Entender, interpretar y aprovechar esas abundancias probablemente escapa a la comprensión del ejercicio tradicional de la política.

Obviamente carecemos de algunos factores objetivos para equipararnos con los líderes representativos de lo que coloquialmente denominamos: políticos tradicionales, los cuales ejercen control sobre las maquinarias electorales, disponen adicionalmente, de inmensas capacidades financieras para enfrentar las exigencias que plantea la campaña en términos materiales. No obstante, estamos dispuestos con nuestro arsenal argumentativo, ideológico y subjetivo equiparar las enormes deficiencias materiales y objetivas. La política debe recuperar su ámbito, en el que las propuestas, el conocimiento y el deseo recóndito y sincero de trasformación de las condiciones de vida y de cambio del atraso y marginalidad secular sean el norte que oriente y guie las decisiones electorales. Soplan vientos de cambio. Indudablemente no somos unos imberbes, pero hemos realizado el esfuerzo de sintonizarnos y estar a la par de las corrientes y tendencias del pensamiento contemporáneo. La Transición Energética y el Cambio Climático, como dos caras de una misma moneda constituyen ejes de las preocupaciones intelectuales modernas.

Para quienes desconocen aspectos de nuestra vida, soy economista de la Universidad Externado de Colombia, Especialista en Historia Económica, profesor en dicha facultad, docente en el colegio Remedios Solano de Barrancas. He ocupado cargos en los niveles municipales y departamental. Asesor en el Senado de la Republica en tres ocasiones. Pero fundamentalmente de lo que más me enorgullezco, conjuntamente con la actividad docente, es con mi consagración a la investigación: autor de textos y artículos en donde ausculto algunos de los más determinantes problemas del departamento. De ahí la preponderancia que le atribuyo a la educación y al conocimiento, no solo como vehículo de movilidad social individual, liberador, sino como factor clave, estratégico, para el desarrollo local. Ese será el cimiento central de nuestra estrategia y propuesta de gobierno.

Nuestra campaña en buena medida será un ejercicio académico, pedagógico, distante de la forma tradicional de ejecutar el proceso electoral, no solo porque no disponemos de lo que coloquialmente denominan la “logística”, sino que fundamentalmente siempre hemos soñado y creído que toca recuperar la noción y descripción altruista y elevada que los griegos tenían del significado de la política. Les llegó la hora a las empresas electorales, basadas en el poderío económico, están condenadas al fracaso. En buena medida nuestras desgracias se originan justamente en patrocinar, acolitar y cohonestar a aquellos que conciben a la política como una actividad económica o una inversión igual que cualquier otra. Por tanto, esas fortunas invertidas allí deben recuperarse. Esa es la “lógica del capital”: invertir para ganar. Aquellos imaginan al elector como una mercancía más, que tiene su precio y la compra-venta del voto es un lugar común. Nosotros concebimos al ciudadano guajiro, sobre todo al más vulnerable: a las comunidades indígenas y afrodescendientes como sujetos de derecho a los que debemos brindarles las oportunidades negadas secularmente. Las elecciones presidenciales recientes nos demostraron que es posible realizar una campaña decente, honesta, pulcra, para derrotar a las grandes maquinarias y a los barones electorales departamentales.

El debate a las próximas elecciones a la Gobernación debe girar en torno a los temas cruciales descritos arriba y sobre otros más, y no sobre el número de camionetas de lujo y escoltas que acompañan a candidatos a Gobernación en sus desplazamientos por los distintos municipios que conforman nuestro sufrido departamento, mucho menos sobre el número de candidatos a Alcaldías, Concejos y Asambleas que lleguen a constituir su cauda. Cada peso de esos, invertidos en tales campañas ofensivas y ostentosas es un peso que multiplicado se le descuenta la salud, a la alimentación, a la educación, a la infraestructura y demás obras vitales para superar el subdesarrollo, y en concreto para superar un tema que no evaluamos con la debida trascendencia, me refiero a la infame, degradante y dolorosa mortalidad de infantes Wayuu por física hambre. Es una tragedia y una vergüenza continental, aberrante que ocurra en pleno siglo XXI y en un país de Suramérica. Son realidades frecuentes y propias del continente más atrasado del universo: África.

El derroche de camionetas lujosas, escoltas y el desembolso de recursos para comprar apoyos, y que tanto nos entusiasma cuando eso ocurre a cargo de nuestro candidato predilecto, es un arma de doble filo. Es como se dice coloquialmente” cuchillo a nuestra garganta”. Estamos a la vuelta de una coyuntura extraordinaria, nuestros hijos y nietos sufrirán las consecuencias y serán las victimas sino asumimos decisiones político-electorales sensatas y basadas más en la racionalidad y menos en la emotividad. Los guajiros por esencia, además de ser individuos particulares, somos dados a las emociones. Requerimos ´por ende, apostarle a una propuesta que sobreponga la cualificación educativa y la revolución del conocimiento para legarlas a las futuras generaciones. Un departamento que aproveche esas enormes fortalezas, las ventajas comparativas provenientes de su privilegiada ubicación geográfica. Modernizar sus infraestructuras “duras y blandas”, y acumular capital humano deben ser claves para impactar el crecimiento económico. Ese proceso puede tardar unos 10 lustros. Es urgente comenzar ya. Debemos transitar del modo pre feudal a una sociedad basada en el conocimiento.

Hemos y seguiremos contando con los recursos y los excedentes financieros para lograrlo. La oportunidad derivada por la llegada de empresas foráneas favorecidas con las subastas para ejecutar proyectos de energías eólicas es una magnífica oportunidad para armonizar recursos privados con recursos públicos en aras de lograr la creación de condiciones adecuadas a la superación del atraso y a la modernización del aparato productivo local. Las alianzas público-privadas son una excelente alternativa y posibilidad.

Estamos atravesando épocas de cambio, por lo tanto, es crucial articularse, conformar esa corriente. Es una decisión absolutamente personal que debe convertirse en una especie de torbellino. “De la misma forma en que las empresas deben innovar e invertir para tener éxito, las localidades deben ajustarse, reinventarse y diferenciarse”. A ello le apostamos, pero lógicamente eso es un proceso colectivo en el que cada cual debe aportar según sus capacidades para darle a cada cual según sus necesidades. Por un profundo cambio en el ejercicio electoral acompáñanos a una radical trasformación económica y social

A La Guajira la llevamos en el corazón y en la cabeza.

José Luis Arredondo Mejía

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2 comentarios de “PINCELADAS PARA EL PROGRAMA DE GOBIERNO DEPARTAMENTAL

  1. ANDRES BORNACELLI dice:

    Las clases Dominantes hasta HOY han tenido el manejo total de el presupuesto que la nacion GENEROSAMENTE les ha confiado , TIENEN , TIENEN , todavia en sus manos las regalias del carbon durante 12 años o mas , y han producido , HAMBRE ,CONTAMINACION ,CORRUPCION , DEWLINCUENCIA ,PROSTITUCION , Y…….MUERTE , MUERTE , a traves del uso de la fuerza , todo eso es lo que se debe denunciar , jose , el pueblo guajiro te acompañara’ //Andres

  2. Pedro Jacinto Martinez dice:

    Con mucho agrado leo tus escritos José,y esta propuesta me parece además de atinada muy conveniente para La Guajira,ya que abarca un cúmulo de soluciones para los problemas que por años han sumido a este Departamento en el subdesarrollo y la pobreza,de mi parte cuente con mi humilde apoyo y mi fuerza de trabajo para sacar adelante este maravilloso proyecto el cual busca conquistar el poder departamental y traer el desarrollo para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

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