PINEDO CONFIRMADO

Desde el momento en que el Consejo de Estado ratificó la elección de Carlos Alberto Pinedo Cuello como alcalde de Santa Marta, quedó claro que nuestra ciudad no puede permitirse más distracciones ni debates estériles, la decisión judicial no sólo despeja el panorama político al reivindicar el debido proceso y la firmeza de los actos administrativos, sino que nos devuelve la certeza de un liderazgo capaz de impulsar un proyecto colectivo con el respaldo de la ley y la voluntad popular, en lugar de seguir atrapados en controversias sobre inscripciones extemporáneas o tutelas revocadas, nuestra atención debe girar en torno a lo que realmente importa, el futuro de Santa Marta y, en particular, la ejecución del plan “Santa Marta 500 Más”.

Ese ambicioso plan de desarrollo nació bajo la visión de un equipo que, desde el primer día, entendió que la transformación de la ciudad requiere más que discursos: demanda estrategia, coherencia y continuidad, Pinedo Cuello, quien acompañó la ideación, planificación y ahora la estructuración de “Santa Marta 500 Más”, tiene la credibilidad y el músculo político necesarios para llevarlo a buen puerto, no se trata de un documento relleno de buenas intenciones, sino de un tablero de ruta con metas claras en movilidad, equidad social, turismo sostenible y fortalecimiento del tejido productivo, cada día que pasa sin su ejecución es un día perdido para nuestras comunidades, que hoy más que nunca reclaman resultados tangibles.

Las virtudes del alcalde electo trascienden su capacidad de sortear impugnaciones, representan la responsabilidad de un gestor público que, habiendo superado todos los escollos jurídicos, está en posición de concentrarse en lo esencial; Pinedo no debe distraerse en debates sobre invalidaciones que ya han sido zanjadas; su tarea inmediata es poner a rodar con más agilidad las iniciativas que marcarán el perfil de una Santa Marta competitiva y cohesionada, cuando se concreten esos proyectos de infraestructura, cuando los barrios encuentren mejores rutas de acceso, cuando los jóvenes tengan oportunidades de formación técnica o universitaria y cuando el turismo encuentre un entorno armónico con la comunidad, sabremos que el sacrificio de todos no fue en vano.

Mientras tanto, la ciudad ha quedado postergada por meses de incertidumbre, la retórica de quienes apelaron hasta la última instancia no ha ofrecido una alternativa real a la ejecución del plan, y han olvidado que cada litigio significa recursos, tiempo y atención que podrían haberse invertido en calles pavimentadas, parques rehabilitados o programas de emprendimiento local, esa desgastante dinámica de identificación de fallas, por más que sirva para demostrar la solidez de nuestro Estado de derecho, no edifica viviendas dignas ni genera empleo; en contraste, “Santa Marta 500 Más” propone alianzas público-privadas, fortalecimiento de capacidades locales y un compromiso irrestricto con la transparencia en la inversión de cada peso.

El eje de un proyecto de ciudad no puede estar en disputas jurídicas interminables, ni en titulares sobre votos no marcados, Santa Marta demanda algo más profundo, un liderazgo orientado a resultados, capaz de traducir la esperanza en hechos y las promesas en obras, el alcalde validado en las urnas y en los tribunales sabe que su legado se medirá en kilómetros de ciclovías, en escuelas equipadas, en puentes seguros que acerquen comunidades y en la protección de nuestros sistemas de agua y saneamiento, esa es la esencia de una administración que cree en el derecho de los ciudadanos a vivir con dignidad y en la exigencia de un desarrollo que no deje a nadie atrás.

Por supuesto, el éxito de “Santa Marta 500 Más” no descansará exclusivamente en un gabinete o en la firma de un plan de gobierno, requerirá del concurso decidido de la Asamblea Departamental, del Concejo Distrital, de los gremios y, sobre todo, de la sociedad civil, cada actor tiene hoy la oportunidad de apostar por la alianza constructiva y dejar a un lado las viejas lógicas de confrontación; con Pinedo al timón, contamos no sólo con un alcalde electo y confirmado por la más alta jurisprudencia, sino con un líder que desde el primer día demostró compromiso con la legalidad y con la gente.

Santa Marta no merece más divisiones ni distracciones, lo mejor que puede sucederle es que “Santa Marta 500 Más” avance sin titubeos, con quien lo ideó y desde quien mejor puede defenderlo en cada instancia, ese plan es nuestra oportunidad de dar el salto hacia una ciudad moderna, incluyente y sostenible, que no queden sombras de dudas ni resquicios de inacción, el reloj avanza y la ciudad espera, pongamos en marcha hoy mismo los motores de ese desarrollo tan ansiado, y dejemos atrás los ecos de un debate electoral que ya cumplió su ciclo; adelante, Santa Marta, hacia esos nuevos 500 años y más, con la certeza de que juntos, bajo un liderazgo firme, podremos cumplir el sueño de una transformación real.

 

Adaulfo Manjarrés Mejía

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