Creo que en algún momento de la vida todos nos hemos cansado de la forma en que vivimos o actuamos y no está mal, al contrario, quizás estamos siendo conscientes que necesitamos un cambio. Hay momentos en la vida que simplemente llegan y debemos asumirlos o enfrentarlos, pero hay otros que provocamos, que son nuestra responsabilidad, asumirlas de manera sabia nos ayudará a forjar nuestro carácter y conquistar aquello que de verdad queremos para nuestra vida.
Uno de los errores más grandes que podemos cometer es decir “que sea lo que Dios quiera”, aunque sin duda alguna Dios hace como quiere y cuando quiere, no es menos cierto que tenemos libre albedrío y que no podemos hacer que Dios haga aquello que a nosotros nos corresponde como lo es avanzar en un camino de obediencia, haciendo lo que a Él le agrada y no lo que queremos por capricho o voluntad propia. Recordemos al pueblo de Israel y los 40 años que tardó en el desierto a causa de su desobediencia, falta de fe, queja e idolatría ¿era la voluntad del Padre? No, pero si hubieran confiado en Dios y su promesa, probablemente no hubieran tardado tanto en llegar a la tierra prometida.
El afán de Israel por llegar a la tierra prometida, no les permitió ver la bondad de Dios, igual pasa con nosotros, los afanes de la vida nos impiden ver la voluntad divina y caminar en el propósito para el que fuimos creados. Una crisis no es para taparnos los ojos y creer que podemos controlar o resolverlo todo a nuestra precipitada manera, es la oportunidad perfecta para aprender a esperar y confiar en Dios.
Los cambios que quieres en la vida no van a llegar por arte de magia. Si quieres un hogar debes prepararte para ser un buen esposo o esposa; si quieres bienes materiales debes planificar y ahorrar; si quieres que te traten con respeto, debes saber que tienes que respetar, si quieres que te vean como un líder bien haces en dar el ejemplo de cómo se hacen las cosas en lugar de imponer tu autoridad. Solo tú sabes qué decisiones tienes que tomar para generar los cambios que deseas en tu vida, entre más te tardes más retrasas tu proceso y eso, mi querido lector no es responsabilidad de Dios. Toma ahora las decisiones que creas debes tomar y prepárate para ser moldeado, formado y renovado.
Las decisiones que tomes hoy determinan la salud física, mental, emocional, espiritual y financiera que tendrás mañana. Las bendiciones están ahí, solo hay que tomarlas. ¿Qué te puedes equivocar? Claro que sí, en la vida hay altibajos, un día estamos bien, otro no tanto, un día pecamos y al otro somos unos ángeles; pero eres humano no pretendas la perfección que solo tiene el Padre. Si caes, pues te levantas; si pecas, pide perdón al Padre y permítele limpiarte; si hieres, pide perdón al prójimo y sana si es posible, pero no te rindas. Busca constantemente tu mejor versión, ¡Renuévate!
Jennifer Caicedo