Era previsible que el proyecto de ley mediante el cual la senadora Martha Peralta Epieyú pretende que se declare al Rio Ranchería, a su cuenca y afluentes como sujeto de derechos, provocara escozor, la esperada reacción y carga de artillería pesada por parte del Cerrejón y sus cortesanos.
Imposible permanecer impasibles ante la andanada de un distinguido paisano y amigo, deformadora del verdadero propósito de la mencionada iniciativa legislativa. Desde este mismo medio le replicaremos, comenzando por su alusión a la supuesta profusa exposición mediática del proyecto. Dada la categoría del Ranchería en la historia, la cultura, en el escenario ambiental, social, económico del departamento; el proyecto de ley referido, reviste singular importancia y lógicamente ameritaba la mayor difusión posible. Semejante propuesta legislativa interpreta no solo un anhelo de toda la sociedad guajira, y en particular la que históricamente a poblado sus orillas, sino que simultáneamente se adapta a las propensiones y al pensamiento contemporáneo. Donde impera una defensa justa, oportuna, de la naturaleza, imprescindible para salvar a la humanidad, al mundo, a la existencia de todos los seres vivos sobre la tierra.
El columnista desfiguradamente insinúa que la intención es presentar un proyecto dirigido a cuestionar caprichosamente a la multinacional, y con ello sobreestimar la iniciativa. Nada más distante de la verdad. Simple y llanamente es ubicarse en las “recientes tendencias jurisprudenciales” e identificarse con las corrientes contemporáneas en materias ambientalistas orientadas a proteger “ecosistemas estratégicos”, a los recursos naturales; ríos, paramos y cuencas y en general a la flora y a la fauna”, para salvaguardar a la humanidad. Esas tendencias, a su vez están fundamentadas en la novedosa Doctrina de los derechos Bioculturales: simbiosis indisoluble entre el hombre y la naturaleza.
La amenaza que representa el proyecto minero para el Rio Ranchería, no es un invento de los miembros de la Unidad Legislativa de la senadora Martha Peralta, es un asunto suficientemente documentado por entidades o instituciones de credibilidad y prestigio tales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Corte Constitucional, reputadas organizaciones no gubernamentales tanto nacionales como internacionales, de manera que lo estampado en la exposición de motivos está acorde con ponderados criterios de múltiples actores y “ no errores de razonamiento en la construcción de los argumentos para su justificación”, como pomposamente describe el columnista. Diversos pergaminos revelan resultados concluyentes y un deterioro progresivo de la salud del Ranchería conforme se avanza en su recorrido desde aguas arriba hasta la zona más baja.
En la exposición de motivos, no se le atribuye al Ranchería la potencialidad exclusiva de abastecer o resolver las inclementes dificultades de disponibilidad, accesibilidad y calidad del agua de los habitantes de la Alta Guajira, se considera una de las fuentes. Dentro del proyecto de la Represa se contempla la optimización y mejoramiento de los acueductos de tres de los cuatro municipios accionados en la Sentencia T- 302 de 2017. Lo cual plantearía la posibilidad técnica de llevar a cabo derivaciones a las múltiples y dispersas localidades y puntos poblados de Maicao, Uribía y Manaure.
Hablando de mitos, existe uno monumental y es precisamente creer sin formula de juicio y probablemente de buena fe que, el Cerrejón ha sido un mar de beneficios para la Península. Los fósiles son los responsables del Cambio Climático y del deterioro de la naturaleza, y el carbón es por excelencia el más dañino de todos. La combustión del carbón representa la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero del mundo. La consecuencia de este fenómeno se traduce en el aumento de la temperatura de nuestro planeta, con efectos devastadores para la salud de las personas y el medio ambiente.
La adicción mundial al carbón nos está matando y dañando irreparablemente al planeta. Cada año cientos de miles de seres humanos mueren debido a la polución del carbón. Otros cuantos millones alrededor del mundo sufren de ataques de asma y al corazón, hospitalizaciones y ausencia laboral.
Las fuertes explosiones diarias de carbón liberan al espacio nubes gigantes de partículas toxicas de polvo, contaminando aire, agua y plantas del entorno inmediato. Existen muchísimas evidencias de afectaciones a las comunidades afrodescendientes e indígenas que habitan la periferia del proyecto Cerrejón.
Otro problema es la ignición espontanea del carbón por el sol fuerte, de donde se liberan metales pesados tóxicos en el ambiente. Los más afectados son los niños, aquejados por problemas de índole respiratoria. Tenemos el caso emblemático de Moisés, de tres años, hijo de Luz Ángela Uriana. Ella afirma: “los problemas comenzaron cuando Moisés tenía ocho meses. Tenía fiebre alta y tosió como si se estuviera ahogando” ahora tiene tres años y todavía lucha por su vida. No puede correr, ni gritar, y tose por la noche. El pediatra sugiere que solo se mejorará si lo trasladan a otro lugar, su madre llorando afirma que, ellos pertenecen es a ese territorio, no hay más opciones.
El aumento de enfermedades relacionadas con el trabajo en la mina ha aumentado sustancialmente, se dice que el 48% de los pacientes llegan al hospital de Barrancas con problemas respiratorios agudos. El hospital incluso tiene un área de emergencia especial para enfermedades respiratorias.
Negar la degradación y el deterioro ambiental del Proyecto Cerrejón es tapar el sol con las manos. Es omitir distintas Sentencias emanadas de la Corte Constitucional conminando a la multinacional a acatar las que ordenó al Ministerio tener en cuenta recomendaciones de la OMS para reducir el impacto en el agua y en el aire por efecto de la actividad minera de carbón. Fallos similares han exhortado al Ministerio del Medio Ambiente a “establecer acciones para mejorar la calidad del aire”.
El primer mito fue creado alrededor del impacto del proyecto, la gente estaba convencida que la minería a cielo abierto era buena porque generaría empleo e ingresos para el departamento. El trascurrir del tiempo evidenció esa falacia. Durante estos últimos 30 años se menguó sustancialmente la producción agrícola y pecuaria del departamento. Las comunidades indígenas y campesinas y comunidades negras que se dedicaban a lo que era el proceso del algodón, el arroz y otros productos han ido desesperanzándose. Las tasas de desempleo han aumentado. La minería de carbón no es intensiva en generación de empleo, es esencialmente una actividad en la que prima cada vez más la tecnología y el uso de equipos y maquinarias cada vez más sofisticadas.
El articulista incurre en una inexactitud histórica al afirmar que los Wayuu nunca han tenido acceso a las aguas del Rio Ranchería. Desconoce que las riberas del antiguamente llamado Seturma fueron el nicho original de la etnia. Que los antecesores de los Wayuu contemporáneos habitaban en los siglos XVII y XVIII el curso medio y bajo del Rio Ranchería, llamado para ese entonces Rio de La Hacha, y luego fueron desalojados hacia lugares inhóspitos del desierto de la Alta Guajira. “Para el Wayüu hablar del Ranchería es hablar de la vida misma, de todo aquello que hace parte del territorio. La cosmovisión, los animales. El agua es primordial y hace parte de su vida. A un Wayüu le puede faltar todo menos el agua. Puede tener una sola alimentación al día, pero el agua es indispensable”. Y es que no solo los indígenas, sino un considerable contingente de afrodescendientes “han establecido lazos de carácter económico y cultural con el rio Ranchería, además de ser un lugar pedagógico”, “pues los menores aprenden allí cuestiones fundamentales para su relación con el entorno, con su historia y con su tradición espiritual”. Leer un poco de historia no cae mal.
En los tiempos contemporáneos la actividad extractiva ha constreñido a importantes núcleos indígenas, también desplazados de su hábitat natural, hacia lugares menos propicios. Resaltamos el caso de los habitantes de Provincial.
Y para los pueblos Arhuacos, Kogis, Wiua y Kankuamo de la Sierra Nevada de Santa Marta, la tradición espiritual fuertemente arraigada a este rio se evidencia claramente con la llamada “linea negra”: delimitación ancestral que los pueblos indígenas hacen de su territorio mediante líneas imaginarias, que se denominan “negras “o también de” origen”. Las cuales unen al cerro Gonawindua (Pico Bolívar) con accidentes geográficos o con hitos considerados sagrados. Los espacios y recursos que componen la Linea Negra, representan un tejido de conectividades y relaciones que integran su territorio a los principios de la vida, el planeta y el universo. Dentro de esas delimitaciones el rio Ranchería ha sido fundamental y un escenario sagrado adonde los indígenas realizan pagamentos, que consisten en rituales sacros cuyo objetivo fundamental es pagar y retribuir los beneficios obtenidos de la madre tierra en su totalidad, o de manera específica al agua, el sol, el aire.
Ojalá que esas mediciones a las que alude el apreciado columnista, derivadas de las cuatro estaciones automáticas para medir el caudal del rio no resulten igual a lo ocurrido con estudios de impacto sobre la calidad del aire realizadas en el entorno del proyecto minero, que arrojan guarismos hasta en un 50% por debajo de los estándares establecidos por la OMS. Sin embargo, las cifras de enfermos y enfermedades relacionadas con la actividad laboral minera refutan esos estudios. El supuesto fortalecimiento del caudal del Rio después de su trasiego por los senderos mineros no solo desafía la lógica, sino que controvierte versiones de los abuelos. El agua a su paso por Aremasain, Caballence y Riohacha, obviamente ha perdido la fuerza de antaño. Los supuestos vertimientos para aumentan el caudal del rio roguemos que no se trate de aguas acidas y contaminadas.
Sesudas investigaciones confirman que los socavones de explotación carbonífera han tenido impacto en las aguas subterráneas, produciendo una alteración en los ciclos hídricos naturales, así como una interrupción y consecuente disminución de sus caudales. La sobre-explotación y contaminación derivadas de la actividad minera, representan un riesgo para el agua subterránea de La Guajira. La calidad del agua proveniente de esas fuentes se ha deteriorado. ¿Será que la desaparición y/o afectación de numerosos arroyos y lagunas como consecuencia de la actividad minera es un mito? Suponer que una explotación minera de tal envergadura no genera impactos en el medio ambiente, en el rio, es un acto de supina ingenuidad, por no llamarlo de otra forma.
A modo de conclusión podemos afirmar que, preferimos equivocarnos defendiendo a nuestro departamento que, “ostenta” junto con el Chocó los peores Índices de Necesidades Básicas Insatisfechas, los peores índices de pobreza monetaria, de pobreza extrema, de pobreza multidimensional; que acertar, defendiendo a una multinacional enriquecida a costas de la degradación de nuestro hábitat.
José Luis Arredondo Mejía
! MAGNIFICA-DISERTACIÓN.ESO ES, BRINDARLE CONOCIMIENTOS AL PUEBLO. ! .