RIOHACHA: 477 AÑOS DE UNA TIERRA PUJANTE, PLURIÉTNICA Y MULTICULTURAL

Cuando se habla de La Guajira a nivel nacional e internacional, la mayoría de las personas piensan en el Cabo de La Vela, en las artesanías wayuu y en el ecoturismo de Palomino. Para muchos Riohacha es la ciudad para interconectar con estos atractivos turísticos; pues desconocen sus hermosas playas, mágicos atardeceres, su riqueza histórica, cultural y gastronómica.

No obstante, detrás de esta ciudad hay toda una historia y datos que vale la pena resaltar, a propósito de la conmemoración de sus 477 años de fundación. Acerca de la fundación de Riohacha existen varias versiones, algunos sostienen que fue fundada por el alemán Nicolás de Federmán en 1535, aunque algunos afirman que el germano solo llegó hasta el Cabo de la Vela en febrero de 1536 con el único objetivo de explotar y extraer perlas en la península de La Guajira.

Fue el historiador guajiro, Benjamín Ezpeleta, quien estableció que _“Federmán nunca llegó a Riohacha, sino al Cabo de la Vela con el propósito de extraer perlas, pero no pudo porque intentó hacerlo con una especie de rastrillos pensando que estaban en el fondo del mar”._ (Benjamín Ezpeleta, 22 de marzo de 2010, El hombre que cambió la historia de una ciudad, El Espectador, párr. VII)

Ezpeleta afirma que en 1538 perleros de Cubagua (isla ubicada al noreste de Venezuela), españoles adinerados e indígenas se establecieron en el Cabo de la Vela, sin embargo, la falta de agua y los constantes ataques de corsarios y piratas antillanos acabaron con su tranquilidad y proyección de negocio. Esto los hizo desplazarse hacia un lugar con yacimientos perleros para continuar con su actividad económica.

Fue así, como en 1545 tras una larga travesía arribaron a la desembocadura del Rio Ranchería, sitio que bautizaron como Nuestra Señora de los Remedios del Río de la Hacha. Tras su colonización, Riohacha se convirtió rápidamente en una próspera villa perlera, convirtiéndose en el mayor atractivo y lugar de ataque por corsarios y piratas.

El ataque más celebre a Riohacha fue en 1595 por Francis Drake, cuando el inglés arribó, la población había tenido tiempo para esconder en los montes aledaños sus pertenencias más valiosas y abandonar el territorio. Por esta razón, Drake encontró a Riohacha desierta, sumado a esto el gobernador Francisco Manso de Contreras decidió no negociar con los ingleses. Estos últimos decidieron retirarse, pero no sin antes quemar todo lo que encontraban a su paso. (Meisel, 2007, La Guajira y el mito de las regalías redentoras, p. 19).

Los ataques piratas y el agotamiento de las perlas convirtió a Riohacha en una villa decaída, triste y primitiva, los edificios estaban techados en paja y unos pocos con tejas, no existían edificios públicos, solo sobresalía el templo de la Virgen de los Remedios, la cárcel y una escuela de niños y otra de niñas; y apenas sumaba una población de 3081 habitantes. (Daza, 2008, La ciudad portuaria de Riohacha, párr. IV).

Para el siglo XIX empezaron a llegar comerciantes extranjeros que se unieron al negocio del comercio, pues también entraron por Riohacha muchos de los inmigrantes que luego se establecerían en la provincia de Padilla. Llegaron judíos sefarditas de Curazao, italianos, franceses y árabes (sirios, libaneses y palestinos) y de otros lugares del mundo (Viloria, 2013, Comerciantes en economías de frontera: el caso de la guajira colombiana1870-1930, p. 11).

En este recuento de lo que ha aportado identidad a Riohacha, no podríamos dejar atrás a la inclusión del vallenato en la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Fue por el puerto de Riohacha por donde entraron instrumentos musicales desde Austria, como el acordeón. De esta forma se pasó de bailar aires como el charlestón americano y danzón cubano, por lo que hoy en día conocemos como vallenato.

Se puede establecer entonces que la sociedad riohachera es producto de una ciudad donde han convergido personas de diversos lugares del mundo que han configurado un singular personaje y gentilicio: el riohachero. Además, esta evolución histórica ha hecho de Riohacha una ciudad única que merece ser reconocida a nivel mundial como un destino pionero en diversidad, por sus grandes atractivos.

Hoy en día las playas de Riohacha son consideradas como una de las cinco más extensas de Colombia, por la pureza de su arena y su potencial para la práctica de algunos deportes náuticos como: kitesurf, stand up paddle surf, motonáutica, fútbol, rugby y voleibol playero o simplemente caminar en la orilla y disfrutar de su hermoso atardecer.

Un destino mágico que también te ofrece el corregimiento de Camarones, con su Santuario de Fauna y Flora “Los Flamencos”. Una combinación del cielo azul, desierto, los inmensos playones y el avistamiento de las bandadas de flamencos rosados y otras especies silvestres que hacen de este lugar una experiencia inolvidable para nativos y visitantes.

Los Carnavales de Riohacha (uno de los más antiguos del Caribe colombiano) con su danza del pilón y los embarradores, el Festival Francisco el Hombre, el Festival de La Pajará, el Festival Internacional del Bolero y el Reinado Nacional e Internacional del Dividivi; son alguno de los eventos y fiestas que dan cuenta de la riqueza y diversidad histórica y cultural de la ciudad.

Para los amantes de la gastronomía, Riohacha presenta toda una fusión de tradiciones indígenas, afrodescendientes, coloniales y sefarditas: el arroz de camarón y chipi chipi, la sierra en escabeche con arroz de fríjol guajiro, el salpicón de bonito, cazón o chucho, la ensalada de raya y pargo, el chicharro de gallina, un buen friche y el arroz de chorizo criollo; son platos para deleitar el paladar.

Ahora nos trasladamos a la zona rural, especialmente a los corregimientos de Machobayo, Cotoprix, Galán y Tomarrazón, donde pueden degustar de arepuelas de anís, arepas de chichiware y de canchafa, el pudín de yuca, la chicha de maíz fresco, los melés y los tradicionales dulces de Mongui. En nuestros corregimientos abundan las cascadas, los balnearios, los ríos y toda una variedad de escenarios para la recreación y avistamiento de aves.

Riohacha también fue musa de inspiración para el Nobel Gabriel García Márquez, este sintió un gran apego por la ciudad, en un acápite de sus obra se refiere a Riohacha como _“La ciudad de arena y sal donde nació mi estirpe de los tatarabuelos, donde mi abuela vio a la Virgen de los Remedios apagar el horno con un soplo helado cuando el pan estaba a punto de quemársele. Donde mi abuelo hizo sus guerras y sufrió prisión por un delito de amor y donde fui concebido en la luna de miel de mis padres”.

Del potencial y la riqueza de Riohacha, aún quedan por fuera innumerables planes y lugares que visitar. Sin embargo, existe el reto de seguir habilitando escenarios, pues hoy en día Riohacha es una ciudad inmersa en la pobreza y bajos indicadores sociales.

Desde los beneficios que le otorga la declaratoria de Distrito Especial, Turístico y Cultural, también se podrán materializar iniciativas, que necesitan el apoyo permanente e incansable de quienes asuman el mandato con la implementación de políticas estructurales y estratégicas que deben dirigirse al cierre de brechas sociales y al fortalecimiento del aparato empresarial para generar empleo. Quienes tomen las riendas de Riohacha deberán planificar la ciudad a mediano y largo plazo con una visión de Distrito y no de la Riohacha como el pueblo de las últimas décadas.

Luis Guillermo Baquero.

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