Una vez más, Roy Barreras reaparece en el debate público con su discurso incendiario y su acostumbrada capacidad para anticipar catástrofes. En su más reciente entrevista con Cambio, no tuvo reparo en advertir —o más bien, amenazar— que, si la extrema derecha gana las elecciones de 2026, Colombia enfrentará un estallido social y una parálisis total. ¿Así o más irresponsable?
Lo preocupante no es solo la afirmación en sí, sino el fondo del mensaje: para Barreras, la democracia solo sirve si gana “su” lado. Pretende hacernos creer que la única vía posible es la continuidad del progresismo. Porque según él, si en 2026 gana la extrema derecha, Colombia se desmorona. Pero luego se contradice, diciendo que anticipa que ganará la centroizquierda —es decir, el santismo—, descartando por completo a la derecha democrática como opción legítima. En su visión, si gana el “otro” lado, serían cuatro años perdidos para la economía. ¿Solo vale el resultado si le conviene a él?
Este tipo de narrativa no es nueva. Juan Manuel Santos ya la utilizaba en pleno proceso de “paz” con los narcoterroristas de las FARC, amenazando al país con que si no se aprobaba el plebiscito por la paz habría una guerra urbana. Ahora Barreras recicla ese mismo libreto, pintando al país como una bomba de tiempo si no se vota como él cree correcto. Es la política del chantaje sin escrúpulos, del miedo usado como arma para manipular masas, del veneno ideológico disfrazado de análisis. Una táctica mezquina para someter al país por la vía del pánico.
Y ya que habla de estallidos, hay que recordarle algo al petro-santista y camaleón Roy Barreras: si hoy el narcoterrorismo volvió a tomarse el país, no fue por culpa de la derecha. Fue gracias a él y a todos los que, como él, empujaron a Gustavo Petro al poder. El mismo Roy que ayudó a imponer el nefasto acuerdo de “paz”, pasándose por la faja la voluntad popular mediante el fast track, es ahora quien viene a dar cátedra de estabilidad democrática. Hipocresía en su estado más puro.
Gracias a esa “paz” impuesta, hoy los grupos armados ilegales son amos y señores del territorio colombiano, las masacres continúan, y el Estado es cómplice silencioso. ¿O también se le olvidó que Colombia está inundada y nadando en más de 300 mil hectáreas de coca, una “herencia” directa de su jefe Juan Manuel Santos? ¿Eso también se lo va a achacar a la derecha?
Y como si todo esto no fuera suficiente, Barreras representa la figura perfecta del camaleón político. Primero fue uribista, luego aterrizó en el santismo y finalmente terminó como petrista. Toda una prostituta política que se vende al mejor postor del momento, sin ideología, sin principios y sin una gota de coherencia. ¿Y ahora qué sigue? Ya renunció a su cargo como embajador de Petro en el Reino Unido. ¿Será acaso el nuevo candidato presidencial del petro-santismo? ¿El comodín de Santos para sacar de un tacazo a Gustavo Bolívar y jubilar a Petro, pero sin perder el poder? ¿Qué pensará el que dijo: «Yo a usted lo amo, presidente»?
Otro punto clave de este macabro plan, que no puede pasar desapercibido y que ya advertí en mi columna sobre el petro-santismo en diciembre de 2024, es el momento en que Santos agradeció a Petro por su “victoria” en la reelección de 2014. Que Petro sea hoy presidente no es ningún misterio: es, en buena medida, un regalo de Santos. Sus principales alfiles, que pasaron por ese gobierno y que hoy intentan desmarcarse con fingido cinismo —especialmente el camaleón Roy Barreras, quien ya se apresuró a negar ser petrista—, estuvieron y siguen estando detrás del gobierno de Petro, manejando los hilos con la misma maña de siempre:
Alfonso Prada
Juan Fernando Cristo
Roy Barreras
Luis Gilberto Murillo
Armando Benedetti
Mauricio Lizcano
Tampoco olviden al arquitecto de la fracasada paz de Santos, Humberto de la Calle, quien desde el Congreso también ha ayudado al gobierno a sacar adelante sus nefastas reformas.
No se equivoquen. No se dejen meter miedo por estos politiqueros profesionales, que después de arruinar al país, ahora quieren seguir llevándolo por el mismo camino equivocado. Gracias a ellos no hay salud ni medicamentos, la crisis energética y de gas es responsabilidad suya, y lo peor: las pensiones de millones de colombianos están gravemente amenazadas. Nos retrocedieron más de 30 años en desarrollo, institucionalidad y confianza.
¿Y qué hacen ellos? Lo de siempre: señalar a la derecha, hablar del “fascismo”, crear fantasmas, mientras se lavan las manos de la debacle que ayudaron a construir. No olviden: el petro-santismo esta tejiendo la red para meter a Barreras
Ñapa: El petro-santismo ya está moviendo sus fichas para llegar al 2026 con el mañoso de Roy como candidato, en alianza con la otra camaleónica de Claudia López. Sí, la misma que hace apenas unos meses saltaba en una pata diciendo que se sentía feliz, que votó por Petro, que creía en el “cambio” que él representa, que le ilusionaba ver cómo por fin ganaban y cómo las mayorías de centroizquierda e izquierda se imponían. La misma que se deshacía en elogios hacia Francia Márquez como si fuera una santa redentora. Y ahora, con una frescura que insulta la inteligencia de los colombianos, pretenden venderse como “moderados”. Cinismo puro y duro, al mejor estilo de quienes siempre caen parados… aunque el país se hunda.
Sofy Casas