La polarización que se mantiene en el pueblo sanjuanero, aún después de dos años de iniciado este gobierno con una administración que trabaja con voluntad insoslayable y de manera incansable, es motivo de preocupación para la ciudadanía y la institucionalidad. Con un mandatario que ni la pandemia logró ponerle freno a su compromiso por el desarrollo y el progreso de su pueblo natal. Indudablemente, que la polarización la practica el ciudadano secular y son quienes se mantienen ahí y no sus líderes y dirigentes.
Se observa una comunidad expectante y prevenida, muy beligerante y con un concepto muy degradado del servidor público. Los conceptos siguen siendo divididos, unos reconocen y le dan valor a los esfuerzos humanos y administrativos del gobierno con su idea motivadora de cambio, mientras que, otro sector de la opinión todo le da igual y no reconocen nada. Pareciera como si unos líderes le apostaran a que al mandatario le fuera mal y nada le resultara. Es indiscutible que hizo carrera en el pasado la desidia y la falta de control social participativo en nuestro pueblo. La tolerancia estatal profundizó la desobediencia civil y la falta de respeto y confianza por los bienes públicos.
El robo, los atracos, la inseguridad ciudadana y el abigeato por todo el territorio han hecho que nuestro pueblo haya perdido la fe y la esperanza. Son muy pocos los ciudadanos que creen en sus instituciones y en los servidores públicos, y por eso, no tenemos mejores contribuyentes para el recaudo de recursos propios, la inversión social y una soberanía tributaria. Pero la polarización se enfrenta es con obras y resultados, con realizaciones y ejecutorias, y no con discursos, ni retórica, y esa es la consigna del gobierno municipal. El desafío es inmenso, y ese parece ser la apuesta del actual alcalde, cambiar lo que parece inmodificable.
Quien se ha convertido en un excelente escucha y viene gobernando desde los territorios, consciente que la administración de lo público ha tenido unos cambios sustanciales, que van desde la modernización del estado hasta la apuesta por mejores indicadores de bienestar de la población.
Además, estos cambios demandan que el mandatario administre con visión, con buenos equipos técnicos y administrativos y con compromiso, para lograr posicionar bien al municipio en el índice de desempeño institucional y alcanzar reconocimientos. Pero el pueblo espera impaciente las obras tangibles y la focalización del gasto social en la solución de sus problemas y necesidades y la atención y garantía de sus derechos y el cumplimiento del pacto colectivo hecho a través del programa de gobierno. Como es apenas natural algunos son conscientes, otro no, que el primer y segundo año, no solamente son para organizar la casa y planificar el territorio, sino, además, para cerrar las venas rotas y organizar un portafolio de proyectos con el cual se le cambiara la cara al municipio, porque hoy, la gestión pública, es por proyectos de inversión.
El alcalde le viene apostando a romperle el pescuezo a la polarización. Su gran compromiso es y ha sido, luchar por convencer a esa franja de opinión que con escepticismo espera el cambio y la transformación del municipio. Por eso, ha emprendido una cruzada por llegar a los territorios, abandonando las oficinas y los escritorios. La Crisis de la pandemia ha servido para demostrar de que está hecho el mandatario. Mostrándolo tal cual como es y no como decían sus contradictores.
Un alcalde que no se hizo elegir para desfilar por el trono y las camarillas del poder, sino que aspira pasar a la historia. Por eso, ya obtuvo en 2020 el primer lugar en el índice de desempeño institucional (IDI) en La Guajira y entre los 170 municipios PDET de Colombia. También obtuvo el premio de alta gerencia 2021, único en La Guajira, en 20 años. Igualmente, el portafolio de proyectos PDET que ha mejorado la calidad de vida de 496 familias rurales con la implementación de paneles solares fotovoltaico, la conexión de nuestros territorios rurales a través del mejoramiento de la red terciaria y los proyectos aprobados en ocad-paz con asignación de recursos para el fique y las huertas caseras, no solamente reactivarán la economía rural, sino que ubican al municipio con un alcalde gestor que tiene claro su rumbo y el rol que le corresponde.
Obras son amores y buenas razones para volver a creer en los mandatarios. San Juan pedetizado, será un municipio menos polarizado, porque las grandes obras están por llegar.
Rafael Humberto Frías