La pluma dorada en esta ocasión inspira su tinta de oro en una colombiana, que no solo representa la expresión del arte, desde aquello que no se puede o se alcanza a entender.
El arte no reproduce aquello que es visible, sino que hace visible aquello que no siempre lo es.» Paul Klee.
Una Colombia que permite a esta pluma reflexionar sobre el arte y quien la produce, quienes solo han venido centrándose en esta, como resultado de aquello que se siente, luego se piensa y se manifiesta desde la perfección del lenguaje en sus múltiples expresiones (música, pintura, danza, teatro, entre otros).
Estamos en una época, donde es necesario mirar el arte, como la capacidad que tiene el artista de entender la esencia de manifestarse, como la capacidad de poder llevar esa expresión a su más alto nivel de existencia, es decir, poder devolver al otro como filántropo, el reconocimiento que la existencia otorga al artista, es así, como, una de las máximas representación del arte en Colombia Shakira Isabel Mebarak Ripoll, permite ver en ella un acercamiento a la sabiduría humana y a comprender la integralidad a la que puede llegar una persona, la lección de vida a la que invita la artista desde sus acciones y su preocupación por el otro, lo que, debería motivar a esos artistas que están o han incursionado a este mundo de la fama y la riqueza, que lo vienen experimentando con el único objetivo, del goce y disfrute de vida desde las múltiples ganancias, muy contrario al ejemplo de la artista, que factura y le factura a la vida, como persona, madre y mujer ha podido mostrar a sus fans y al mundo, ¿cuantos artistas colombianos hay y en cada rincón del mundo con millones de fanáticos? no se puede negar, que su fama o la aceptación de su forma de manifestar su pensamiento y sentir, se lo debe a la excesiva idolatría que logra insertar en el otro, por tanto, esta capacidad no la tiene todo el mundo, ya que muchos hacen arte, pero su trabajo o proyecto artístico no cumple con la desmedida atención del otro. Sin embargo, este logro que muy pocos artistas, quienes son premiados, siendo aceptados y llevados a gozar de lujos, riquezas, viajes, proveniente de sus múltiples seguidores, que canalizan su interés en la adquisición de su producto de distintas formas y medios,
Todo esto, permite motivar e inquietar a muchos artistas a analizar la respuesta que estos han dado a la misma existencia, ¿será que han cumplido con esta misión? Podemos ver a unos que se les infla el ego, llevándolos a creerse dioses, intocables, inalcanzables y hasta inmortales, de hecho al morir vivirán en su obras, solo eso podrán dejar, pero nuestra artista Shakira, no sólo vivirá en su música, también vivirá en los corazones de niños, padres, maestros y distintas comunidades del mundo, en los que invierte y devuelve a la existencia aquello que esta le ha otorgado, su fama, su riqueza, lo que es y representa para su país y el mundo, ya que ella, le abre desde la educación puertas a aquellas generaciones menos favorecidas, es ahí, donde se debe entender el arte, no como ese que endiosa el ego, donde hasta de la familia y de donde se viene se olvida.
La Inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando. (Pablo Picasso)
Shakira, no sólo es una artista musical internacional, es ella el lenguaje perfecto de lo que, el arte puede transformar en ti, en tu interior, la capacidad de procesar el arte y con este, la sensibilidad humana, de no dejarse consumir por el dinero, volviéndose egocéntrico, egoísta y hasta mezquino.
La cantante colombiana, es ejemplo de agradecimiento con la vida, ya que está, le ha permitido a la artista facturar, por tanto, para ella, es fundamental, también facturarle a la vida, desprendiéndose un poco de sus múltiples ganancias millonarias y contribuir al cambio y a la mejor apuesta, que no es, precisamente quitarle al otro lo que tiene, lo que no se ha ganado, es permitirle al otro educarse, para que aprenda a ser agradecido y poder en el futuro devolver a la misma vida oportunidades y que más que desde la educación y el desarrollo del arte como expresión de vida, pero también el arte como servicio a la existencia.
Delia Rosa Bolaño Ipuana