Como antesala al fuerte debate de control político que se desarrollará en el senado el 13 de noviembre, citado por la senadora Norma Hurtado, Petro pretende escurrir el bulto de la corrupción en la salud de su gobierno. ¡Nada nuevo en eso!
¿Y cuál es el bulto? El llamado escándalo de Mario Urán, un oscuro intermediario que aparentemente pasó de hacerle vueltas en el pasado al barón de la salud Roy Barreras y a las multinacionales farmacéuticas y ahora llegó a ser supuestamente el maletero de la funcionaria más poderosa del gobierno. El escándalo Urán, le estalló en las manos a Luis Carlos Leal, el reciente y aparentemente defenestrado Supersalud.
¿Muy complicado? Téngame paciencia por favor que esto da para libro.
Revelaciones contundentes de Caracol Radio, que tampoco les come cuento a las campañas de desprestigio de Gustavo Bolívar, muestran que el señor Urán, mientras se ocupaba como asesor de una de las más grandes EPS del régimen subsidiado (Coosalud EPS), con la necesaria venia del Supersalud Leal, definía a que prestadores y proveedores de las EPS Emsanar, Asmet y SOS, todas en estado de intervención, se les pagaba o no. El “gestor/cargamaletas”, según correos electrónicos y grabaciones reveladas por Caracol, participaba de una especie de comité de autorizaciones de pagos al cual estaban sometidos los tres interventores designados en las señaladas EPS.
No hay manera que el Supersalud Leal pudiera desconocer esta intermediación, que se rumora, fue impuesta por la misma Casa de Nariño. Además, claramente, nombró a los interventores en ejercicio.
Y pillaron a Leal con las manos en la masa. Solo él como supervisor directo de los interventores de estas EPS podía autorizar la realización de esta suerte comité de selección de los beneficiados con los pagos de las EPS intervenidas.
La salida para proteger a Leal y al gobierno resultó habilidosa. El régimen de corrupción se sostiene con escándalos, pero escándalos que solo vinculen a los “enanos”, intermediarios y segundones. ¡El súper Leal denunció a Urán y a otros personajes de reparto!
Esta es una práctica vieja de los poderosos que se aprovechan del poder y del gobierno. Cuando los descubren, como cuando se sufre de gangrena, sacrifican un miembro y se lo entregan en bandeja de plata a la prensa y a nuestras desdentadas autoridades judiciales.
Lo vemos todos los días y en este gobierno sí que se ha acogido con éxito el método. Sino que nos expliquen: ¿porque al senador conservador Trujillo nada que lo investigan por los desfalcos de su pupilo Olmedo López en la UNGRD? Pero esa es harina de otro costal. Volvamos a la salud.
En una concertada y aceitada campaña de relaciones públicas en prensa, se intentó mostrar que el exsuperintendente había sido despedido por revelar el escándalo. Se creó, incluso, la novela de Leal como un héroe por enfrentarse a los poderes de quien maneja la Casa de Nariño.
¡Carreta! A Leal lo ascendieron. ¡Y le dieron chequera propia! Nada menos que como director del siempre oscuro Fondo del Magisterio (FOMAG), la caja menor de los jefazos de Fecode y de cuestionados políticos de siempre como Armando Benedetti. Tal vez este ascenso a manejar cerca de nueve billones del subsistema de salud del magisterio, derive de las habilidades de Leal para habilitar a Urán para negociar los pagos de cartera, como parece insinuarse en los documentos e intervenciones de este señor. ¿Debemos esperar que Urán, después del acostumbrado e inútil principio de oportunidad, aparezca de nuevo “gestionando” la cartera de los proveedores del FOMAG?
Hemos requerido a la Supersalud todos los pagos de los principales proveedores de las EPS intervenidas en 2023 y 2024. Pronto estaremos en condiciones de establecer porque a unos proveedores si se les paga y a otros no. Insisto con el necesario conocimiento del exsuperintendente Leal. Veremos si el “escándalo” se queda en segundones y si la cortina de humo de la denuncia ante la Fiscalía será suficiente para proteger a Leal y asegurar su silencio.
Pero el saqueo a la salud no para ahí. Seguimos pendientes de que el ministro Jaramillo le explique al país porque ha transferido recursos del aseguramiento en el ministerio al oscuro y apetitoso rubro de “Apoyo a programas de desarrollo de la Ley 100 de 1993”. Más de 2,5 BILLONES de pesos que el ministro Jaramillo ha venido feriando entre la clase política en dos frentes principales: giros a hospitales públicos territoriales (departamentos y municipios) para proyectos fantasma que, en más del 90% de los casos, ni siquiera existen ni tienen viabilidad financiera o de diseños. La tasa de ejecución en estos proyectos, para los cuales ya se giró la plata, es de menos del 3% según las mismas auditorías del ministerio.
El segundo frente en el cual se gasta el ministro de salud los recursos que, abusivamente, le quitó al aseguramiento de la salud de todos los colombianos, es el de la politiquería local. Los recursos para financiar la atención en salud se han destinado a lo que el mismo ministro reconoció en el Congreso que era pura politiquería. Son los famosos 40.000 CAPS o Centros de Atención Prioritaria en Salud, una farsa promovida en la reforma en salud y al amparo de la ley 1438 que, desde ya y de cara a las elecciones de 2026, Jaramillo promueve sinvergüenza para que alcaldes y gobernadores puedan nombrar burocracia sin ningún tipo de efecto real en la salud de los colombianos. Son 320.000 “corbatas” locales que el Ministerio de Salud aspira a financiarle a la clase política local para congraciarse con ella y asegurarse su apoyo electoral futuro.
Ministro ¿Sus 40.000 CAPS cuantos ciudadanos muertos costarán?
Enrique Gómez Martínez
Felicitaciones por continuar denunciando estos funcionarios publicos del gobierno que los protege con su silencio y a través de una fiscal comprada !