UN VIS A VIS 

Cada vez se torna más turbulento el descomunal pugilato entre las dos fuerzas y sectores políticos abiertamente confrontados en Colombia. Por un lado, las estructuras de poder aun dominantes, representadas por sus diferentes actores: dirigentes gremiales, empresariales; en síntesis, los factores de poder, apuntalados por políticos tradicionales de derecha,  por los más importantes medios de comunicación, además de cierto sector de la institucionalidad en cabeza de la Fiscalía y La Procuraduría que, están arbitrando de manera desvergonzada a favor de estas últimas; y por otro lado, el gobierno Petro que, no obstante el fortín del régimen presidencial en Colombia, sino se logran mayorías en el Congreso, para un presidente alternativo, que encarna un reto y una amenaza a determinados e importantes elementos, su ejercicio constituye tarea descomunal, compleja y alambrada. A lo cual hay que agregar que, los factores legales de poder han evolucionado hasta el extremo de lograr más peso que el propio Estado, y los factores ilegales son sumamente vigorosos en determinados territorios al extremo de sustituir a gobiernos locales y nacionales, es un escenario heredado, no irrumpe en este gobierno.

En alguna medida y afortunadamente, las redes, los periodistas generadores de opinión y operadores de programas alternativos han fungido como contrapeso, cuestionando lo que antaño sería una verdad inapelable e irrefutable. Esos distintos medios alternativos, hoy día actúan como mecanismos morigeradores de lo que, sin su participación sería una arremetida mediática arrasadora. El papel de aquellos es clave para encontrar un justo medio informativo. No obstante, los medios masivos afectos a poderes tradicionales han logrado hasta cierto punto, el cometido de magnificar, sobredimensionar, errores y “escándalos” que, han rodeado a el actual gobierno, a un año de su ejercicio administrativo. La vara para medir errores y escándalos generados desde un bando u otro, es asimétrica. Con lo cual no estamos absolviendo a los propiciadores de bataholas en este gobierno, pero la incidencia de diligentes medios, afines a los detentadores tradicionales del poder, por supuesto han creado diversas tormentas en vasos de agua. La estupidizacion colectiva redondea la faena.

La tendencia a ensanchar, mal interpretar y sesgar cualquier información emanada  o relacionada con el gobierno y el presidente Petro, no se reduce a temas que circundan el uso del polígrafo,  escándalos de dinero supuestamente ingresados a la campaña, y reuniones con sectores al margen de la ley, es inevitable y ocurre frecuentemente alrededor de otros temas de actualidad, donde se debaten asuntos esenciales que planteen contradicciones entre la política tradicional y lo que pretende el nuevo gobierno en cuestiones como Transición Energética, las reformas laborales. pensionales y de salud, por no citar sino lo más mediático. Obviamente incorpora los aspectos más banales. Es inocultable la inclinación a tergiversar, darle un enfoque y una interpretación a veces totalmente opuesta a lo que se expresa e incluso ejecuta.

Ha quedado expuesta en múltiples ocasiones, la ausencia de imaginación de la oposición, en particular de los acérrimos uribistas, su carencia de ingenio es directamente proporcional a su histeria y fanatismo ideológico.  Entre otras extravagancias, siguen apelando al cuento chimbo de la venezonalización o cubanización del pais. No sabemos si es derivado, o fruto de sus penurias intelectuales. Pero ese escenario pronosticado en épocas preelectorales sigue siendo usado como “Caballito de Batalla”. Obviamente solo existe en las mentes delirantes de sus proponentes.

La ruptura de la coalición de gobierno construida en los preludios; según los opositores obedeció a la intolerancia del presidente, cuando para nadie es un secreto que algunos de esos ministros retirados, representaban intereses en sectores vitales como salud y educación. Superviven financistas de campañas al Congreso, opuestos radicalmente a cualquier intento de modificar el sistema de salud, los regímenes laborales y pensionales. E inclusive en el Congreso legislan directamente, y a su favor, muchos latifundistas, propietarios de grandes extensiones de tierras, hostiles a otra de las banderas programáticas del gobierno: la Reforma Agraria. Las administraciones precedentes le han hecho pistola a los Acuerdos de la Habana en lo atinente a la Reforma Agraria. Colombia es el único pais de América Latina en donde aún no se ha llevado a cabo. En esas propuestas de reformas se encuentran implícitas las formuladas en la campaña. Es inconcebible y desmedida tamaña jauría para impedir que Petro lleve a cabo lo que propuso. Por ello fue elegido. El objetivo del Establecimiento, de los factores de poder, es hacer inocuo el cambio. Impedirlo.

Se cuestiona el proceso que se encuentra adelantando el gobierno con organizaciones armadas en búsqueda de la denominada “Paz Total”. Lo irónico es que los críticos más agrestes de ese proceso, son los que en su momento defendieron a rajatabla la llamada Ley de Justicia (Ley 975 de 2005), desarrollada por Uribe para responder a las exigencias de los paramilitares, quizás el acuerdo con mayor impunidad implícita en él. No se le puede olvidar al país la manera como los criminales más atroces llegaron al Congreso en medio de vítores y aplausos, lo cual obviamente confirmó lo que todos sabíamos, la connivencia, complicidad y asociación de un número importante de parlamentarios con dichas organizaciones. Ahora y luego de que está más que probado que la solución militar no ha sido la vía idónea para solucionar el conflicto, los detractores, algunos de los cuales fueron participes, muchos prosélitos y admiradores de los delincuentes más brutales de nuestra historia, se rasgan las vestiduras y sin sonrojarse hablan de impunidad.

En lo que podríamos denominar “fuego amigo; y reafirmando el dicho de “que no hay peor cuña que la del mismo palo”, se creó la JEP, una de las “bestias negras” del uribismo, sector que desde el momento que se planteó esta institución como corazón del Acuerdo con las FARC, expresó sin ambages su feroz oposición. Las crecientes y recientes declaraciones de los actores del paramilitarismo explican las razones de la cerril oposición por parte del uribismo y sectores asociados. Muy probablemente el odio incurable de Uribe y sus huestes, al expresidente Santos cada día encuentra su explicación, no tanto por el Acuerdo de Paz con las FARC, sino por la implementación de esa institución absolutamente estratégica y reveladora que, ha permitido sacar a flote aberraciones de la guerra y vínculos de muchos intocables, con esas alevosas estructuras del horror. Igualmente, ha homologado lo que muchos sospechaban, la extradición exprés y a medianoche de los 14 exjefes paramilitares, estuvo motivada por razones Non Sanctas.

En medio de esa atmosfera recargada, virulenta, se ha gestado una vis a vis. Petro se está jugando sus cartas, y también contragolpea pidiendo información a Estados Unidos sobre el alcance de las sanciones impuestas al Grupo Aval y sobre los implicados en ese entramado. Nombra a Mancuso como gestor de paz, insiste en develar la instrumentalización y el contubernio de la Fiscalía con la alta criminalidad, entre otras medidas de rebote.

En el ambiente de pugnacidad suscitado, es reconfortante leer primero y escuchar en segundo término a dos figuras icónicas y representativas en uno y otro sentido de la burguesía colombiana, reflectores de valores personales enaltecedores y admirable. Anteponen los principios a la simple sed de acumulación de dinero, subordinan esa adoración desmedida por el enriquecimiento, priman otros criterios y nociones, y cada uno a su manera ha salido en defensa de la institucionalidad, enviando un mensaje demoledor a ciertos potentados de nuevo cuño, para quienes el lucro y el materialismo individual se sobrepone a los intereses colectivos. Ambos: nos referimos en el primer caso a Juan Manuel López Caballero, nieto e hijo de expresidentes y en el segundo a Eduardo Pacheco expresidente de uno de los bancos más importantes del país; a su manera dan ejemplo de la necesidad del respeto a la institucionalidad, establecen fronteras, marcan distancia con voces destempladas, trastornadas, de cierta burguesía arribista y reciente, lo que en lenguaje marxista se denominarían Lumpen burgueses, acolitados por periodistas a sueldo, igualmente delirantes, estrambóticos e irresponsable que quieren generar la sensación de un escenario caótico, cuando en realidad ese caos es más una creación del delirio, de la polaridad exasperada, originada en una oposición ponzoñosa.

En bien de la economía, de la paz, ojalá siga creciendo la audiencia y sumándose voces respetables, colmadas de sensibilidad, de sentido común, en procura del imperio de la cordura. No nos hacemos muchas ilusiones al respecto, la burguesía que impone las condiciones y permea el espectro ético y moral en Colombia, se caracteriza por la prevalencia de antivalores, son “emprendedores” en los que el dinero fácil, las fuentes de acumulación de origen oscuro y negocios medrando alrededor de los recursos públicos han sido habituales y determinantes. Con esto último debilitan presupuestalmente al Estado en la capacidad de cumplir su función social. Es una oligarquía inescrupulosa, carente de concepciones humanísticas. Acumular, acumular y acumular son las guías de su comportamiento. Se ha gestado una retroalimentación entre esa dinámica de factores, surgiendo los nuevos ricos, absolutamente indolentes, dispuestos a defender a capa y espada sus privilegios, valiéndose de los más deleznables medios. Desconociendo inclusive, los potenciales beneficios que pudieran derivar de las políticas económicas adoptadas por el gobierno. Desde el exterior se reconocen, aprecian y valoran mucho más los esfuerzos y políticas que está intentando implementar localmente el presidente Petro. Algo anómalo está ocurriendo en el seno de nuestra sociedad.

El fundamentalismo, la histeria y egoísmo de importantes sectores que creen amenazados sus cuotas de poder, sumados a prejuicios ideológicos, los hace renuentes a percibir en el modelo petrista un complemento del ejercicio administrativo estatal con el sector privado,  que subsane, corrija las imperfecciones del mercado mediante la adopción de políticas públicas, que entre otras soluciones contribuyan a mejorar las inequidades que la longeva prevalencia de teorías neoclásicas entre los ejecutores de las políticas económicas ha dejado como herencia. Persisten una estela de desequilibrios, desigualdades, injusticias y asimetrías económicas y sociales. La aludida combinación y complementación entre el esfuerzo público y el privado, es lo que han venido realizando muchos países, y en gran medida es el modelo de la socialdemocracia europea. Esa combinación genera una mayor fluidez de la economía, la dinamiza, reduce la desigualdad, el modelo económico y social se torna un espacio de mayores oportunidades, se gesta un Gana-Gana, lo que en economía llamamos un “Optimo Paretiano”, esto es, un punto en el que todos ganamos y nadie pierde

Por algo Petro trajo a nuestro país a la solvente académica Mariana Mazzucato, quizás, la más eximia exegeta de las fórmulas económicas contemporáneas y la qué mejor entiende la colaboración y combinación armónica, eficaz, del sector público y el privado. Teorías estas, de muy compleja e imposible comprensión para los dinosaurios, exponentes de las teorías trasnochadas de la derecha criolla.

Finalmente, es importante resaltar en este escrito la oportuna y reciente entrevista realizada por la Revista Cambio y la W radio, en donde se despejan múltiples dudas en torno a la salud del Presidente, a las razones de su supuesto incumplimiento a los múltiples eventos, sobre su lucidez mental y sobre sus plenas condiciones y estado físico y mental, y adicionalmente reitera el desapego y trasmite claridad con las mínimas posibilidades de aprovechar su condición presidencial para incurrir en actos venales. Una entrevista sin vetos ni temas tabúes. No está demás señalar que los infundios esclarecidos son el fruto de la despiadada y áspera ojeriza, tendiente a desacreditar y debilitar al gobierno actual.

José Luis Arredondo Mejía

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