Lo acontecido el domingo 19 de junio refutó y desbarató las elucubraciones vertidas por la mayoría de expertos politólogos colombianos. En el artículo precedente del suscrito publicado en este mismo medio, en horas matinales del domingo 19 de junio, y a pesar de nuestras limitaciones, nos atrevimos a cuestionar y rebatir anticipadamente las predicciones de esos expertos. Basados para ello en lo que, los famosos y atildados analistas no alcanzan a percibir desde sus cómodas poltronas y desde los lujosos estudios de televisión, donde arrogantemente y basados en encuestas y sondeos de opinión pronosticaban: un debate electoral excesivamente estrecho, lo cual iba a determinar que la Registraduría Nacional del Estado Civil permanecería hasta horas de la madrugada en la revisión de las actas de votación. E inclusive obligaría a la realización de escrutinios. No ocurrió así, a los 50 minutos de haber concluido la votación y cuando ya se habían precontado el 75% de los sufragios. Prácticamente se tenía la certeza de que el nuevo Presidente seria Gustavo Petro Urrego. Desmoronándose de esta manera las predicciones y vaticinios de empate técnico formulados por los “expertos”.
Meses atrás, igualmente pronosticamos que, en Colombia se iba a “romper el maleficio” de no haber tenido jamás un presidente alternativo. Se derrotaron a las elites establecidas hace largo tiempo. En el augurio de esa primera circunstancia disruptiva coincidían la mayoría. Otro elemento disruptivo en la tradición política colombiana fue la elección y asunción por primera vez en la Vicepresidencia de la Republica de una mujer de raza negra, que además tiene una historia personal absolutamente llamativa y ejemplar como que fue barequera y hasta empleada de oficios domésticos en casa de familia. Lo cual constituye un hecho completamente inusual. Pensamos que, aún no se ha dimensionado lo que significa la llegada a ese peldaño de esta vibrante, combativa, coherente y admirable mujer afrocolombiana. Su presencia en la dupla presidencial fue determinante para que pudiéramos testificar las movilizaciones desde la periferia, desde esa Colombia profunda; de comunidades y minorías étnicas afrodescendientes e indígenas vadeando ríos y atravesando montañas para ir a depositar el sufragio a favor de la dupla. Lo cual combinado con los electores de las grandes urbes fueron determinantes en la victoria de Petro. Fue palpable la existencia de dos Colombias en materia política-electoral. Además, se superó el asunto del conflicto como factor electoral determinante, con la victoria de Petro se abrió paso a la agenda económica, social, ambiental y cultural. La de un país incluyente.
En múltiples imágenes recibidas, apreciamos conmovidos a las comunidades indígenas y afros del país, habitantes de los lugares más remotos, movilizándose en canoas, chalupas, a lomo de mula, cubriendo a pie tras extenuantes jornadas, con el exclusivo propósito de ir a depositar su voto por el candidato que para ellos representa la ilusión, la esperanza, el candidato que encarna la posibilidad de salir del subdesarrollo, de la marginalidad. Igual fenómeno pudimos palpar personalmente con las comunidades indígenas de La Guajira. Ese cumulo de imágenes enternecedoras deben haber llegado al conocimiento de Gustavo Petro. Por favor no vaya a frustrar a esas comunidades. No se lo perdonaremos. Pero, estamos absolutamente seguros que esas comunidades no van a salir frustradas. Ese voto esperanzador, fue motivado además del propio candidato, por la potente y vibrante presencia de Francia en la formula. Un hito en la historia política del país, una negra ejemplar. Es que esta era, además la fórmula de dos combativos aguerridos e incansables. Francia una mujer que escaló desde un liderazgo construido a pulso donde transitó por los caminos de la minería a escala microscópica, e incluso como lo habíamos anotado arriba, ejerció como mucama para dar de comer a sus hijos, desde allí saltó a las aulas universitarias, adonde se graduó como abogada, hasta llegar a la vicepresidencia donde a no dudarlo continuará su denodada lucha social y ambiental en beneficio de esas comunidades excluidas y marginadas.
En lo concierne al departamento de La Guajira, de acuerdo con los resultados, el Pacto Histórico triunfó rotundamente en prácticamente la totalidad de municipios con excepción de San Juan. En municipios como Albania y Hato Nuevo el porcentaje de votos depositados fue del 80% para Petro y 20% para Hernández. En Barrancas los guarismos respectivos fueron del 76% para Petro Y 24% para el Ingeniero. Lo cual envió un mensaje contundente, tanto en esos tres municipios, como en otros como Fonseca, Maicao, Riohacha y en general en prácticamente todos los municipios del departamento. Se patentizó un resultado que nos invita y convoca a manejar con responsabilidad esas circunstancias y que nos permiten ser una opción de poder real en los niveles territoriales Máxime teniendo en cuenta que con la Presidencia de Petro, contamos igualmente con una senadora y dos representantes guajiros (incluyó aquí a Jorge Cerchar y a Karmen Ramírez representante de los colombianos en el exterior)).
Petro a través del Pacto Histórico obtuvo en todo el departamento la suma de 162. 849 votos y Hernández en representación de las fuerzas tradicionales y una indeterminada cauda de electores en pro del cambio planteado por él, no superaron los 85.101 votos. Fue duplicado. Somos la mayor fuerza política del departamento, tenemos la obligación ética, moral de cohesionar, aglutinar esas fuerzas heterogenias con miras a los próximos eventos electoral. En el ejercicio de capitalizar ese caudal como un acervo electoral hacia lo que se avecina, se debe ser sumamente cuidadoso, aprender de los errores cometidos en el pasado reciente.
Nuestra consigna debe ser la de prepáranos juiciosamente para asumir el reto del próximo debate electoral, en el que debemos traducir en hechos y realidades esa mayoría. Postular nuestros mejores cuadros y proyectar un nuevo “homus políticus”, teniendo como referente y modelo a lo realizado por Gustavo Petro “el terco infatigable” como acertadamente lo describió un medio de comunicación internacional. Debe ser nuestro referente y a partir de ello debemos renovar, remozar, reestructurar los procesos políticos locales. Ese ejercicio ejemplar llevado a cabo durante las elecciones presidenciales debe ser un modelo a replicar en las distintas elecciones territoriales que se realizaran en octubre del año entrante. Es la segunda vez que tengo la oportunidad de participar en algo parecido. Un ejercicio político basado en la solidaridad, donde damos en lugar de recibir.
Se realizaron entre la militancia, rifas de dinero en efectivo en varios municipios para financiar los gastos logísticos de la campaña, y los ganadores, de esos sorteos, donaron a su vez el premio a la campaña. Todos colaboramos, aportamos, nadie se negó. Esto y otros detalles de solidaridad, sentido de pertenencia y colaboración, ajenos a los partidos tradicionales, deben perdurar y convertirse en leitmotiv. En La Guajira debemos destacar prioritariamente a los maestros, a los trabajadores de la industria carbonífera, baluartes fundamentales en esta gesta heroica. Aportaron luces, recursos, sudor, lagrimas. Ese el modelo que estamos obligados a implementar en los procesos político electorales territoriales que se avecinan, si lo logramos, seremos invencibles. Pero la victoria puede ser mucho más difícil de administrar que la derrota. Se impone: mesura, cordura, unidad, revisar errores, deponer ambiciones y las rencillas y sectarismos.
Mención aparte merece Alfredo Ospino en Barrancas, uno de los coordinadores de la campaña en el municipio, quien prácticamente perdió un vehículo de su propiedad y arriesgó su vida por retar las fuertes corrientes del arroyo Palomino, ubicado entre San Pedro y Campo Florido, ello por cumplir con la consigna de que no se nos quedará ningún prosélito sin depositar su voto por la dupla del Pacto Histórico, no importando la distancia y lo inaccesible del lugar donde este se encontrase.
Finalmente debo resaltar una nueva pifia de los expertos con respecto a sus pronostico, ya que afirmaban tajantemente que Petro había tocado techo en primera vuelta y que a él le convenía que hubiese una mayor abstención para la segunda vuelta y que creciera ostensiblemente el voto en blanco. No ocurrió ni lo uno, ni lo otro. Bajó la abstención y hubo una en consecuencia una mayor participación para la segunda vuelta y decreció el voto en blanco, y, no obstante, Petro ganó y aumentó en casi 3.000.000 de votos con respecto a la segunda vuelta. Obteniendo además la mayor votación que candidato presidencial alguno haya logrado. El desconocimiento del intríngulis y las intimidades de la campaña del Pacto Histórico, desarrollada lejos de los cánones de la política tradicional, es una de las razones de la nueva pifia de los especialistas.
Existía el compromiso de cada uno de nosotros de salir a buscar por lo menos un votante que se abstuvo de participar en la primera vuelta y a fe que se logró. Otro factor que contribuyó a superar ese supuesto techo infranqueable para Gustavo Petro, es que en la medida que Hernández se fue haciendo más conocido y se exponía mediáticamente, salieron a relucir sus enormes debilidades, sobre todo en su comportamiento personal, y que no era “oro todo lo que brillaba en él”. Comenzó a perder electores, desencantados y decepcionados al descubrir su verdadera esencia. Se desinfló y pudo haber perdido por lo menos el 20 o el 25% de los votos depositados por él en primera vuelta.
José Luis Arredondo Mejía