Con ocasión de una columna publicada en días pasados, en la cual expuse una hipótesis de los compromisos que podría asumir con mis electores, en la eventualidad de que yo fuera elegido Senador de la República, parece que las redes sociales hubieran hecho su magia y algunos amigos me pusieron en contacto con el doctor Germán Córdoba, director del partido Cambio Radical, que me invitó a su oficina para que le expresara de manera personal mi opinión en tal sentido.
Y se las expresé, de manera precisa y sincera. Ante lo cual, en esa conversación me invitó a considerar la posibilidad de integrar la lista al senado del partido, y le acepté la invitación convencido de que los grandes cambios que el país necesita se consiguen desde los espacios de poder público, y yo quiero grandes e importantes cambios para mi país y para mi gente.
En cuanto se llevó a cabo la inscripción hice pública mi aspiración a través de las redes sociales la cual para mi sorpresa ha tenido una amplia acogida, sobre todo por aquellas personas que han manifestado haber vivido situaciones de injusticia y que hoy por hoy sienten repudio por la forma como se administra la justicia en nuestro país. Igualmente, mis colegas Contadores Públicos y la comunidad de la Guajira han manifestado un apoyo que me impulsa a seguir haciendo el trabajo de la mejor manera posible.
A todas esas personas que me han manifestado su apoyo, quiero expresarles una de mis más grandes convicciones, y es que estoy convencido de que la mejor manera de sacar a los corruptos de la función pública y de cambiar las costumbres políticas del país, es entrando a participar dentro de los partidos y buscar una aspiración en sus listas al Congreso y corporaciones públicas territoriales; pues entre más seamos los buenos, menos espacio habrá para los bandidos.
Hoy, por ejemplo, el mejor congresista reconocido por los medios, los opinadores, la sociedad civil, etcétera, es José Daniel López, representante a la cámara de Cambio Radical por Bogotá; y ha sido reconocido por sus posturas valientes y debates profundos, porque varios proyectos de su iniciativa, o como ponente, han terminado en leyes de la República.
Todo tiene que ver con las convicciones de las personas, y en mi caso nadie puede levantar siquiera un dedo para señalar mi conducta. No es arrogancia, es que así ha sido mi vida, nunca he pasado por encima de los derechos de nadie, ni he coartado la opinión de ninguno.
Siempre he sido respetuoso de las personas porque esa es la primera consideración que tengo antes de cualquier circunstancia. De hecho, a mi me impacta cómo es posible que no ser corrupto sea algo de lo cual uno deba estar orgulloso cuando debería ser la normalidad con la cual se viva en nuestro país. Y que, en lugar de ser la excepción, debería ser la regla.
Una sola vez en mi vida he estado frente a un juez, ¡una sola vez! Y lo hice para pedir justicia ante el crimen de mi hijo.
Mi único patrimonio es mi conocimiento porque me he pasado la vida estudiando y dictando clases en posgrados de la gran mayoría de universidades públicas y privadas de nuestro país. Mis alumnos desde 1993 son mis testigos y mis jueces.
He ocupado las mas altas dignidades de mi profesión contable como Contador General de la Nación, presidente de la Junta Central de Contadores por tres años consecutivos, y presidente del Consejo Técnico de la Contaduría Pública.
Estoy convencido de que desde mis ideas todavía tengo una gran responsabilidad con el país, con mi profesión, con la reforma a la justicia, con las nuevas generaciones y con mi departamento de La Guajira, de donde soy oriundo. Esto lo digo con humildad, aunque me cueste trabajo convencerlos en razón de mi carácter, pero es así.
Respeto las ideas y opinión ajenas, y no me cuesta ninguna dificultad concertar cuando se trata de llegar a acuerdos.
Y por eso quiero que sepan que en mí estarán representados y que lo haré independiente del esfuerzo que sea necesario, de manera incansable, con el carácter para siempre decir las cosas como son y para que también se sientan orgullosos de haber votado por mi para que fuera elegido senador de la república.
Nunca como ahora, desde que soy ciudadano, estoy convencido de la necesidad de reflexionar para VOTAR y elegir gente decente que NO tenga rabo de paja, ni expedientes, ni prontuarios, ni conflictos de interés.
¡Tenemos que renovar el Congreso y acabar con tanta vagabundería!
Un sueño se hace posible con el trabajo duro y la dedicación; se materializa de la mano de DIOS y de todas las personas que a uno lo apoyen, me dan la mano y me animan.
Hoy les expreso de manera sincera mis ganas y mi decisión de llegar al Senado de la República, desde donde lucharé porque Colombia merece Justicia, La Guajira merece Justicia, los Contadores Públicos merecen Justicia. Y no descansaré hasta lograrlo con el apoyo de la opinión pública independiente, mis colegas contadores públicos, mis exalumnos que me conocen, y mis paisanos guajiros.
Y como dijo el filósofo de La Junta: “se las dejo ahí”.
Luís Alonso Colmenares Rodríguez