“Yo soy Cabal”, así tituló María Fernanda, mi esposa y compañera de 40 años de ideas y propósitos, el libro que lanzó con un éxito que no me sorprendió, pero si me emocionó sentir el entusiasmo de tantas personas queriendo conocer más de ella.
Cabal es su apellido, pero lo que expresa en su libro, donde desentraña su pasado, sus luchas, sus alegrías y agobios, y sus expectativas frente a un país que no resiste más violencia, corrupción y desorden, es que ella no es Cabal solo de apellido, sino que, por formación y convicción, lo es también de principios; cabal en los significados del diccionario: integridad, honradez, rectitud…
Dirán mis lectores –y es cierto, pues yo también soy Cabal– que son palabras surgidas de la mutua admiración, que además hemos confesado públicamente, como nuestras diferencias, más en lo político que en lo personal, aunque ella se adentre en ese campo que defendemos como privado, pero que dice mucho de lo que somos. Sin embargo, el país sabe que, desde su aparición en el ambiente público y enrarecido de la política, María Fernanda ha demostrado que otra forma de hacerla en Colombia es posible. No en vano su libro comienza con su ruptura con “lo políticamente correcto”.
Invito a mis lectores a conocer a la persona descomplicada que está detrás de una imagen aguerrida –que lo es–, y además estigmatizada por las narrativas de la izquierda, en un libro intimista en sus recuerdos, reflexivo en sus angustias por Colombia y vertical en la defensa de sus convicciones, que se han ido amojonando a lo largo de un camino que hemos andado juntos hasta un espacio político –la derecha–, en el que hoy es precandidata presidencial por el partido Centro Democrático.
¿Qué es la derecha para “La Cabal”? Es la expresión de los lemas nuestro escudo. Es la Libertad y el Orden, pero, sin pretender cambiar el escudo, es el Orden primero, porque la libertad sin orden es libertinaje y caos.
De ahí una de sus consignas: “Voy a poner orden en la casa”; a llamar las cosas por su nombre y a ponerlas en su sitio. No más embajadas, consejerías y ministerios innecesarios, ni más activistas en cargos estratégicos. El Estado debe volver al tamaño necesario y la meritocracia a un lugar de privilegio.
El Orden es hijo de la Seguridad, y esta lo es de una Fuerza Pública que persiga al delincuente y una justicia que lo castigue. No más diálogos, dizque “de paz”, con criminales confesos y reincidentes. La paz la construimos entre todos cuando la autoridad, la justicia, y un gobierno decente restituyan el orden.
Sí. El Orden primero, como único camino hacia la verdadera Libertad: libertad de pensar y expresarse; de emprender y generar riqueza individual y social…; libertad de ser en un entorno de respeto por la libertad de los demás.
“Yo soy Cabal”, un libro que recoge la historia de la vida y las ideas de una mujer que no promete…, que se compromete con Colombia.
José Félix Lafaurie Rivera

