ZELENSKI UN ILUSO ÚTIL EMPECINADO EN UNA GUERRA ATROZ

¿Para qué sirve las guerras a la humanidad? ¿Es lógico expandirlas y eternizarla? ¿Que se gana en confrontaciones y enfrentamientos armados? Se hace urgente y necesario, que participemos en favor de la vida y la paz, expresando repudios por usos de armas, indiferentemente, que sean de fuego, biológicas, nucleares, atómicas, químicas etc.

 Ya basta de provocaciones, amenazas e intervenciones extraterritoriales; generadoras de conflictos armados. Tampoco utilizar los ejércitos, como gallitos de peleas, carne de cañón u objeto desechables, expuestos a torturas y masacres, impulsados por promotores de guerras, utilizando a los pobres, manejados al servicio de armas, ignorando: causas, acciones y direcciones; de hacia dónde o contra quien se disparan. Únicamente deben obedecer y cumplir, órdenes superiores, sin preguntar nada.

Rusia y Ucrania, territorios hermanos de por vida, enfrentando batallas destructivas, en pelea de burro, con tigre, aplastando Rusia a su contendor, que está empecinado a seguir su lucha fallidas, amparándose en apoyos ofrecidos, por Estados Unidos,  países europeos y algunos asiáticos, consistentes en armas, que le regalen, las naciones, amarradas por gobiernos estadunidense, que conforman el club internacional  G7, Alemania, Francia, Inglaterra, Italia, Japón, EE.UU y Canadá;  es decir  7 naciones ricas, aleadas también a la OTAN, organismo militar, que agrupan varias naciones, de la que no hace parte Ucrania, cuyo objetivo es la de mostrar fuerzas, producción, de la industria militar y ofertas, en negocios de armas; para intimidar, comprometiendo a países miembros, hacer inversiones, en armamentos y poner, a disposición y mandos, las tropas militares, de  ejércitos nacionales.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha manifestado la intención de declarar por acuerdo de parte, un alto al fuego, para entrar en negociación y frenar, los continuos bombardeos, pero Zelenski, presidente de Ucrania, descarta cualesquiera acuerdos, aferrándose de manera obstinada e ilusa, en el sueño de fantasía, donde equivocadamente, cree y manifiesta, que va a derrotar a Rusia, con el aporte de armas, que les ofrecen, los países miembros de la OTAN. Han transcurrido más de un año, en ataques y contra ataques, Ucrania-Rusia y viceversa, con nefastos resultados de uno a diez, con enormes desventajas.

China ha dialogado con los presidentes Putin y Zelenski, intercediendo, pidiendo a las partes un alto al fuego, en uso a las relaciones diplomáticas. Pero las gestiones pacificadoras, no fueron fructíferas, por que Ucrania, está atizada, por EE. UU, con sus aliados, utilizando al presidente, como “títere” para que siga peleando, con objetivo de debilitar, desarticular e inestabilizar, la economía de Rusia, que ahora busca, acuerdo comercial con China y países árabe, echando a un lado, transacciones en dólares, pudiendo poner en jaque, la economía de EE. UU y Europa, donde se están presentando la quiebra de bancos y grandes fuentes financieras.

El papa Francisco, pide cesar enfrentamientos bélicos, dispuesto a mediar en procura de la paz, entorpecida por intereses, de quienes sobreponen los negocios de armas, sobre la vida y derechos humanos. Las armas son objetos que sirven, para: amenazar, amedrantar, humillar, someter, extorsionar, secuestrar y asesinar, generando terror y dejando huellas de horrores.

No podemos seguir siendo meros espectadores, frente al juego de la guerra o uso de armas, de maneras abusivas de Estado. Los grandes medios de comunicaciones globales deben cuestionar las guerras, antes que amangualarlas, con trasmisiones directas, desinformaciones, especulaciones y falsas atribuciones, colocándose a los servicios parcializados, de una de las partes, para engañar, distraer, confundir y nutrir de gasolina el fuego, con propagandas de terror y divulgaciones, incoherentes, generadoras de dudas.

Putin presidente de Rusia, es el victimario,  porque invadió a Ucrania, según las mentiras publicadas, por algunos medios de comunicación, americanos y occidentales, reproducidas por otros, de menos montas, locales y regionales, ignorando las actitud y vejámenes, de la presidencia de Ucrania, contra las personas de cuatro provincias, protegidas solidariamente por Rusia, que ha originado la declaración de guerra, desviando la atención de realidad razonables y ocultando de mala fe, los motivos que las generan, para desacreditar a Rusia

 Las declaraciones de guerras y conflictos armados, no solo debe depender, de criterios o caprichos absoluto, de presidentes o mandatarios. Estos deben consultar a sus habitantes, para que aprueben o imprueben, participar en enfrentamientos armados entre naciones. Esta condición debe insertarse, como norma obligatoria en la Organización de Naciones Unidas-ONU, para que el pueblo, no sea otro, que un convidado de piedra. ¿Para que la democracia, no tanto representativa, contaminada de corrupción, si no participativa e indiscriminada, incluyente?

La invasión de Rusia a Ucrania se originó, por la opresión ejercida por el presidente ucraniano, sobre cuatros provincias, que se proclamaban pro-Rusia: Donetsk, Lungansk, Jerson y Zaporiya, muchos de sus habitantes, acorralados y perseguidos, sin salidas, por que Polonia, le cerró las fronteras, para impedir que las víctimas, se protegieran, en esa nación. Esas circunstancias, no se informaron antes de iniciar la guerra.

Rusia le dio la mano y mediante un plebiscito, decidieron anexarse al territorio ruso, donde las diferencias de los resultados individuales, fue abismal sobre pasando el 90% del total de votantes. Deben respetar la voluntad popular, de quienes habitan un determinado territorio. Regresarles las provincias a Ucrania, de manera forzosa, como reclama Zelenski, contra la voluntad las mayoritarias de sus habitantes, es exponerlo a venganzas, con agresiones y acciones, brutales en tortura y asesinatos.

Lo mejor sería sujetarse nuevamente a una consulta o referendo popular, de los habitantes de las referenciadas provincias, para que sean ellos los legitimados, para decidir, si se quedan con Rusia o, por el contrario, regresan a Ucrania, no imponerlo por la fuerza en una guerra.

Lo curioso del asunto, son las desaprobaciones del conflicto, por parte de los habitantes, de ambas naciones, (Rusia-Ucrania) que deben ser tenidas encuentra, por relaciones amistosas, familiares y de hermandad, que persisten con afecto amorosos. No conciben odios, distanciamientos, ni mucho menos, destrucciones, humanas y materiales.

 

Martín Barros Choles

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