COYUNTURA ELECTORAL

Debido a los avatares propios de mi actividad investigativa estuve atareado en la promoción y preparación de la presentación de mi reciente trabajo: MINERIA A CIELO ABIERTO: CASOS CESAR- GUAJIRA, UN ANALISIS COMPARATIVO Y DESCRIPTIVO. VIABILIDAD DE CONSTITUCION DE CLUSTERES MINEROS. Lo anterior me obligó a un receso y retiro provisional de mi habitual columna semanal que este magnífico ejercicio editorial generosamente me ha dispensado. Retorno a los quehaceres literarios con algunas meditaciones sobre la ineludible coyuntura electoral.

En esa coyuntura destacamos el inocultable, mancomunado y monumental esfuerzo del Establecimiento criollo, constituido por el conjunto de factores y elementos económicos- empresariales, mediáticos, políticos; quienes han mantenido y usufructuado el poder inapropiadamente desde hace algo más de dos décadas, a ellos les cabe la mayor cuota de responsabilidad en la actual crisis económica, social, ética, moral, de gobernabilidad y de inseguridad en que se encuentra sumida Colombia. No obstante, ese establecimiento se ha prevalido de distintas formas y estratagemas para desacreditar a los que impliquen un riesgo a sus privilegios y encumbrar al candidato de sus preferencias.

En el interregno de esta coyuntura se genera la decisión largamente esperada, relativa a la resolución de la situación jurídica del expresidente Álvaro Uribe. Las posturas antagónicas en la interpretación del fallo judicial reflejan simultáneamente la feroz polarización. Los desencuentros en la exegesis de la sentencia compendian las tendencias políticas en pugna. La ambigua y opuesta interpretación de la lectura del fallo de la Juez que decidió negar la absurda, inconsistente y débil solicitud de preclusión planteada por el Fiscal delegado, también reproduce el escenario antagónico En dicha petición, el Fiscal de bolsillo; como era de esperarse fue acompañado vergonzosamente por el agente del Ministerio Publico, ambas entidades confabuladas y sincronizadas insólitamente con la defensa del señor Uribe. Recreando un hecho señero en la historia judicial del país.

Un coro de plañideras, provenientes del uribismo recalcitrante, a través de sus más conspicuos representantes y con eco en lo que aún subsiste de su cauda, descifraron mezquina y tendenciosamente, la contundente, solida, portentosa y valiente exposición, plena de argumentos jurídicos desplegados por la Juez Ortiz en un prolífico documento. El uribato en pleno acudió a una interpretación irracional, emanada de los usuales y trasnochados argumentos de persecución y confabulación contra Uribe, justamente ad portas de una campaña electoral. Suponen que el Mesías está por encima de la ley. “Tienen cascara”.

Guardando las proporciones de modo; Idénticos desafueros han sido utilizados en la defensa a ultranza del actual candidato presidencial uribista, las distintas fuerzas reaccionarias y retardatarias del país como en Fuenteovejuna, conjugan una serie de tesis espurias, fallidas y chimbas para defender lo indefensable y elevar su mediocre candidato a cúspides intelectuales, éticas, administrativas que no posee en absoluto. Un destacado economista: Salomón Kalmanovitz, lo considera una persona que no dispone del nivel intelectual y académico para gobernar este país. Lo supone un peligro. Si Duque poseedor de algunas virtudes cognitivas, ex funcionario del Banco Mundial, quien desarrolló un ejercicio legislativo decoroso cuando se desempeñó como senador. Dueño de un inglés fluido. Resultó semejante fiasco. Imaginémonos a este petardo como Presidente.

No nos cansaremos de insistir en que la cuestión va más allá de los “cambios cosméticos” que insinúa el candidato de la derecha, el asunto tiene que ver con el cambio estructural y la reorientación del rumbo económico, social, institucional. Gutiérrez es la peor versión, el peor exponente que los sectores políticos tradicionales hayan topado para seguir ostentando el poder. Imposible haber encontrado uno más malo. Por favor suelten la teta. Permitan la irrupción de fuerzas políticas novedosas.

El crecimiento “vertiginoso” en las encuestas, algunas con evidente manipulación, les da alas a sus prosélitos y a sus mecenas para ilusionarse con la posibilidad de que Gutiérrez gane la Presidencia, y de paso debamos transitar un cuatrienio aún más oprobioso, sórdido, un periodo más beligerante en términos de guerra interna, de agudización del conflicto. No perdamos de vista que Gutiérrez se jacta, y tal vez la única asignatura en la que puede ostentar algún blasón, es en el tema de seguridad. Pero está súper demostrado que las estrategias basadas en la solución militar del interminable conflicto interno en el que se encuentra sumergida la nación hace varios períodos, han sido fallidas. Las respuestas deben ser más imaginativas. La famosa y mal recordada Seguridad Democrática ostenta entre sus resultados más notables: los Falsos Positivos. Las crecientes y aberrantes declaraciones ante la JEP, de los actores y ejecutores de esa perversa estrategia ponen al descubierto la época más oscura, soterrada de violación de derechos humanos y de exterminio masivo de jóvenes inocentes, no solo en Colombia, sino en América Latina. Supera de lejos cualquier práctica en los países del Sur del continente durante las dictaduras militares. Pinochet queda como un aprendiz ante tamaña felonía.

Por otro lado, y tal como quedó demostrado en el reciente Foro del diario La República, denominado “Es la economía estúpido” donde los distintos candidatos expusieron sus tesis en materia económica. Se patentizaron entre los dos favoritos: Petro y Gutiérrez enormes diferencias, en capacidad, conocimiento, claridad y articulación de estrategias para responder a la crisis socioeconómica del país.  Petro hizo gala de sapiencia, solvencia y conocimiento solido en tales menesteres. Gutiérrez exhibió por enésima vez, su incompetencia y desconocimiento. Apeló a un listado, un recetario de propuestas inconexas, que no apuntan en absoluto a trasformar las condiciones estructurales que mantienen al país en aberrantes desigualdades, enormes tasas de desempleo, maridaje insoportable, dependencia y conflicto de intereses entre las tres ramas del poder público, lo cual finalmente se traduce en niveles de corrupción que nos ubican entre las peores naciones del mundo en ese ítem.

El esquematismo y el etiquetamiento de Petro como candidato de la extrema izquierda continúa siendo una caricatura mal elaborada. No se dan a la tarea de leer sus novedosas e integrales propuestas, de evaluar su programa de gobierno, caen en el facilismo de ubicarlo como un riesgo para la “estabilidad económica”. Desfiguran y tergiversan sus planteamientos.  No debemos perder de vista que estamos en el país más conservador y tradicionalista de América Latina, donde cualquier reto o desafío a las políticas neoliberales que nos han regido por décadas son glosadas como comunismo, izquierdismo y demás menjurjes que se les ocurran. Contra todos los pronósticos, el embeleco de la expropiación ha tenido eco hasta en sectores con suficientes grados de formación académica. Ha sido más efectivo de lo esperado.

José Luis Arredondo Mejía

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