A Leandro José Díaz Duarte, lo conocí una noche cualquiera, allá por su tierra (Barrancas) un día de octubre, en un homenaje que le hizo el municipio de Barrancas. Debo mencionar que, para el 20 de febrero del año 1928, cuando Leandro nació, Hatonuevo era corregimiento de Barrancas, (Hatonuevo se constituye municipio, en septiembre de 1994). Recuerdo que esa noche en el patio de la casa de la cultura, de Barrancas, nos conversó un poco de su vida y obra.
Cantó El Cardón Guajiro, https://getsnap.link/7ztT3k4Xf2o?share_arg3=com.whatsapp Dios No Le Deja, https://getsnap.link/QZRdsGZqbyh?share_arg3=com.whatsapp Y A Mi No Me Consuela Nadie https://getsnap.link/emkUueTYeHM?share_arg3=com.whatsapp Al final nos acercamos, lo abracé cantando, “era sábado en la tarde cuando yo llegue a mi tierra” y el completo con su voz inconfundible, “y me contaron la historia que le ocurrió a la gordita” Una de mis canciones favorita de Leandro: La Gordita https://getsnap.link/UvifgdHo5EF?share_arg3=com.whatsapp , Ya me había percibido al tacto cuando me tomó del brazo y me dijo:“Ella era un poquito más gordita que usted”.
La Gordita, me sabe a sábado en la tarde en La Peña, en esos tiempos en que ya me permitían entrar a “Hamaca Grande” a escoger canciones y ponerlas en el toca disco. Fue el tiempo en que tomaba los L.P. en mis manos y me enteraba que las canciones tenían un autor, y el de la canción número seis del álbum Paisaje De Sol, era Leandro Díaz, ni idea en ese momento que también era el autor de El Verano https://getsnap.link/VfpVrXWT3XD?share_arg3=com.whatsapp cantada por Alejo El Grande, Debajo del Palo e’ Mango,
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Matildelina https://getsnap.link/K4pdKwD9s8b?share_arg3=com.whatsapp y La Diosa Coronada https://getsnap.link/fdvZcrqSVu1?share_arg3=com.whatsapp que tanto había escuchado en la voz de Alfredo Gutiérrez, o Seguiré Penando.
https://getsnap.link/fcycc6qnb4b?share_arg3=com.whatsapp del Binomio de Oro, una de las canciones más hermosas de Leandro, otra de mis favoritas, un lamento excelentemente interpretado por Rafael Orozco en 1977, que saca a Leandro del contexto costumbrista y pone de presente su versatilidad al componer, a todo y en todos los modos y ritmos.
¡Qué prodigio!! como dirigía su hijo Ivo Díaz: “Hablar de Leandro Díaz el compositor es hablar de todo un maestro. Esa capacidad de Leandro para sobrevivir ante la adversidad lo convirtió en un ser especial, compenetrado con la naturaleza que sus ojos no podían mirar, pero sí, a través de sus sensaciones y la agudización de los demás sentidos, podía percibir el sonido de la naturaleza, la textura de los árboles, el olor de las flores, el sonido de las hojas, los pájaros diurnos y nocturnos y los demás animales. Esa memoria prodigiosa para almacenar toda clase de vivencias, de recuerdos, de amarguras, de desencantos y de alegrías que la vida le regaló, tuvo la capacidad de transformarlos en pensamiento y las vivencias que la naturaleza le ofrecía en canciones, a lo que sintió, oyó, palpó, degustó, olió; a eso le puso música”. Afirma Ivo Luis el hijo mayor de Leandro, cuando lo aborde para que habláramos de su padre. “Lo que asombra de Leandro Díaz es la forma, como trata de llegar al mundo, de mostrar esa fortaleza como compositor, como autor, como pensador porque yo opino que más que compositor fue un pensador. Ese pensamiento lo plasmó en sus canciones cuando le cantó a la naturaleza, a la mujer, a sus amigos, en una forma que asombra, porque va detallando cosas que solamente las podía decir alguien que las está viendo”. Sigue describiendo, inspirado, a su padre, Ivo. Todos sabemos que Leandro es su tema favorito de conversación, cuando Ivo habla de Leandro se le ilumina el rostro. “Contaba, decía, narraba describía con una realidad pasmosa que uno se daba cuenta que no estaba ante un invidente, sino ante alguien que tiene un don sobrenatural. Yo pienso que Dios lo premio con los ojos del alma, un alma cargada de vivencias, situaciones que solo un hombre de su capacidad de pensamiento claro y directo podía plasmarlas en canciones. Leandro es sencillamente de otra dimensión” sigue afirmando Ivo Luis.
Y es que Leandro ve con los ojos del alma, lo que nosotros no vemos con nuestros ojos naturales; como dice Adrián Pablo en su canción ganadora del Festival Vallenato en 2011: Ciegos Nosotros “Desde un universo ciego y musical Leandro Díaz vió lo que no vió cualquiera, su visión fue más que todas las barreras que le impuso el mundo tridimensional”. https://getsnap.link/g5eytawYk71?share_arg3=com.whatsapp
Un legado sin limites unas 130 canciones inmortalizadas por diferentes interpretes (algunas 70 sin grabar aún), en diferentes versiones, locales, nacionales e internacionales, Vallenato, Salsa, tropical, que revelan la grandeza de un hombre que nunca se sintió superior, y que aprendió a verse en su exacta dimensión. Como diría su colega Máximo Móvil: “Frente a otro no me creo superior, porque nunca me ha gustado jactarme. Ni tampoco he podido acomplejarme, cuando veo a un potente contendor”. Leandro no se limitó nunca más, desde aquel octubre libertador de 1948, que escucho la voz del cielo indicándole el camino. “Escuché una voz que me decía: “vete de aquí, ya está bueno, tu futuro no está aquí” me fui de Los Pajales y llegué a Hatonuevo una tarde. Al día siguiente mi tío “Chema”, que vivía en Paraguachón, bajó a Hatonuevo, me puso a cantar delante de unos amigos y al día siguiente, me invitó uno de ellos, Marciano Ortiz, me llevo del brazo al pozo, me presento como cantante, me puso a canta en una parranda política, canté como tres canciones; ese día me llevaron a la casa en carro. Ahí me dijo Josefa una amiga “Leandro vamos pa’ La Cadena (Puntos de la antigua Aduana); fuimos, ese día me gané 70 pesos y compre una hamaca, porque el primer día que llegue a Hato Nuevo me tocó dormir en el suelo. Ahí me di cuenta que podía vivir de mis canciones, del don que Dios me dió”. Contaba aquella noche de honores a su nombre en Barrancas, el Maestro Leandro Díaz.
Recordando las anécdotas que le escuché justo en un mes de octubre allá en la tierra de Lola La Negra y Lola La Blanca, le pregunté a Ivo, a cerca de Leandro como papá. “A nosotros nos legó, toda una historia, todo un sentimiento, toda una capacidad de vida. Leandro fue un hombre que supo vivir y sortear todas las dificultades que la vida le presentó, hasta convertirse en un ejemplo para la sociedad. Lo recuerdo con mucho amor, me enseñó todo lo que se. Un buen consejero, su espiritualidad, porque fue un hombre de Dios; siempre nos inculcó el buen comportamiento, el respeto por los demás, amar la vida, respetar la naturaleza y tener claro que el hombre tiene que superarse. Siempre quiso que fuéramos a la escuela, que nos formamos como profesionales ya que él no pudo tener la dicha de formarse en un plantel educativo. Mi papá nos amaba, nos dio una crianza con muchos valores, nos regaló mucho amor y nos enseñó todo”. Me respondió Ivo Luis, notablemente inspirado por la vida de su padre.
No sólo a Ivo, Leandro y Diana, (Sus hijos) inspiró Leandro el Viejo, pocos son los compositores de la música vallenata, que bebieron de la fuente, que no han mencionado a Leandro en alguna de sus canciones. Por razones de tiempo y espacio, y sobre todo porque su canción Ciegos Nosotros no sólo lo menciona, sino que lo enaltece y es mucho más que una canción a Leandro, voy a invitar, a ese otro genio de la inspección Adrián Pablo Villamizar Zapata.
Ciegos Nosotros, en mi opinión, es la más hermosa y sublime obra, dedicada al poeta mayor, con justa razón ganó el más codiciado premio a la canción vallenata en Valledupar. “Ciegos Nosotros a pesar de lo que parece, no es una canción que hable de Leandro Díaz o que esté dedicada a él. De eso me di cuenta días después, semanas tal vez, de haberla copiado del ángel que me la dictó”. Me dice Adrián Pablo, queriendo indicar que fue un asunto divino: de ángel a ángel, siendo él, El Ángel Bohemio, (su seudónimo musical).
Ciegos Nosotros…
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Ciegos nosotros los que no apreciamos lo que fue creado con fascinación. // Ciegos nosotros porque no encontramos en el ser humano la imagen de Dios//.
Escúchenla, sé que les sucederá lo mismo que a mí, cuando Adrián me la envió, lloré, me sensibilicé, amé más lo que Dios me ha dado y me ha negado, pues entendí, que no se trata de lo que tengo, sino de lo que soy en Dios. Más allá de un homenaje a Leandro, Ciegos Nosotros es una canción que nos ubica en la verdad. Yo soy una acérrima admiradora de la obra de Adrián y de él, porque es tal cual, un reflejo de su obra y viceversa. Quise saber que llevó a Adrián a escribirle tan bonito a Leandro, aún conociendo algunas de sus razones. Y le pregunté.
“Tendría unos 12 años tal vez. Fue en el Barrio El Prado en un patio grande, ni me acuerdo de quien era la casa. Yo estaba a la vuelta en la casa de Vejé Daza y la bulla me llevó hasta allá. Ahí estaba Leandro en un taburete acompañado de Toño Salas que tenía un sombrero blanco. Lo supe porque alguien me lo dijo. Al rato descubrí en su voz las canciones que me sabía desde pelaito como la Diosa Coronada (LP de Alfredo). Desde ese momento nació mi asombro y mi capacidad de reconocerlo en cualquier escenario o canción. Mas adelante mi búsqueda y mi cantar me llevaron por capricho del Cielo hasta las barbas de Ivo Díaz y en esa canción que Ivo me escuchó atentamente «El Ángel Bohemio» había una muy clara mención a Leandro en el mensaje final: «solo Leandro me verá, con el alma en su eterna oscuridad» https://getsnap.link/X4gBxgofBfD?share_arg3=com.whatsapp Ivo se enamoró de la canción y él solito dijo que esa era la canción que iba a cantar el año entrante en el Festival Vallenato (2000) … él (Ivo) ya conocía a mi papá y cualquier domingo organizamos un asado de los que hacía mi viejo, allá en la casa de San Diego. Leandro, Clementina, Ivo, creo que su hermano menor, mi papá y yo. Esa tarde me devoré a Leandro completico, no había guitarra, no había acordeón, na de eso. Leandro abrió su biblioteca y empezó la cátedra. En esa época ni celulares que grabaran ni tenía grabadora Sony del foquito rojo ¿te acuerdas?” me preguntó emocionado.
-Claro mi herramienta de trabajo por muchos años, respondí. Y lo dejé que se siguiera desahogando, tengo la impresión que estaba lleno de Leandro en ese instante mágico.
“Ivo le contó lo de la canción mía y la canté a capela. Ivo aún no se la sabía completa, pero la canturreó conmigo. Ese día se selló una especie de rara complicidad espiritual entre ese prócer, su hijo y yo que perdura hasta hoy con todos los miembros de su familia. Mi visita obligada a su casa en San Fernando y luego en San Carlos, en Valledupar. Siempre que llegaba al valle y Leandro me preguntaba que cantos nuevos tenía. Empecé a comprender la belleza detrás de la ceguera y le pedía a Dios y todavía se lo pido, que antes de quedar sordo, me dejé ciego, pues mi vida depende mas del sonido que del fotón.
Seguí escuchando canciones de Leandro, mientras escribía está nota, como lo estoy haciendo hace unos dos meses para absorber su infinita sabiduría, y él mismo me inspiró. No, Leandro no es un autor grande entre los grandes, él tiene birretes imposibles de alcanzar. Sólo él vio con los ojos del alma, sólo Leandro le ganó a la pena en una discusión, porque ese talento de él tiene un sentimiento grande y cuando quiere fallar, siente que Dios no lo deja. Y es que Leandro entendió que no se trataba de él, sino de Dios, ¡porque fue Dios el que puso en su alma Arte, Respeto y Amor! Leandro comprendió, que sin vista, es la mejor forma de ver a Dios.
Noralma Peralta Mendoza
Felicitaciones. Excelente como siempre. 👏 y como siempre tambien , es un placer leer tus columnas ,sabes como transportarnos a esas vivencias tuyas . Muy hermoso todo lo que escribe. Que bello Don te ha regalado Dios. Bendiciones amiga,. Un abrazo
Bella tu que siempre me halagas mi Zuly bella. Gracias!!
“Dios no me deja” (o los ojos del alma, como también se conoce), es una oración cantada. Excelente crónica, comadre Nora
Que bonito es despertar y leer cosas tan lindas cosas que dan ganas de mirar el sol sonreír y agradecer mirar y conocer la grandeza de un hombre tener la cadencia de vivir en notas hermosamente escritas
Nuevamente gracias a la vida, gracias Nora Dios te guarde y guarde al maestro leandro.
Me dieron más ganas de ir a misa. Besos mi negra.
El bandidazo de Leandro Diaz, ni viejo dejó de piropear a las muchachas, las sacaba por el sonido de sus pasos (cada uno pisa distinto la corteza terrestre), sus aromas y obviamente sus risas, sus timbres particulares.
A todas les decía algo entre halagador y desconcertante. Una vez pasó una vecina, amiga de él y ella no saludó, Leandro la sacó enseguida y le dijo: «Adiós, flor de papaya» y él y su hijo se echaron a reír. Sabían que yo no entendía un pito y el viejo me dijo: «es que ella no huele a nada».
La fregó por grosera.
Me acabo de enterar que la flor de papaya no huele a nada …jajajaja
CIEGOS NOSOTROS LOS QUE NO ENCONTRAMOS EN EL SER HUMANO LA IMAGEN DE DIOS… mejor no pudo haberlo dicho el maestro y colega amigo Adrian (ElAngelBohemio), Gran ejemplo del maestro Leandro para la humanidad, nosotros que tenemos la fortuna de ver pero muchos no de observar… leandro tenía ese septimo sentido instintivo, un oido afinado con la naturaleza al punto de lograr describirla a la perfección y dibujarla con sus palabras… Grande Leandro. Posdata: Estaba en mora con leerte Noralma Peralta… aunque un poco tarde pero no me pelo una.
Excelente crónica, me quede con ganas de mas quiero saber más de ese pensador como lo describes Negra