¿A QUIÉNES VAMOS A DERROTAR?

Se aproxima una nueva fecha electoral, donde se elegirá gobernador, alcaldes, diputados, concejales y ediles en todo el País. Nuevas elecciones, nuevas oportunidades y también, nuevas decepciones, que han venido sucediendo desde que la Constitución del 91 estableció el voto popular para darle más transparencia a la democracia. Democracia que en la mayoría de las veces se ha vuelto un falso positivo, donde las empresas electoreras han venido haciendo su agosto en bien de sus intereses personales y no de los intereses generales. Nuevas elecciones y nuevas promesas, que en la mayoría de los casos, se vuelven falsas, mentirosas y populistas.

Y como reza el dicho popular, que la ignorancia es atrevida y hace de las suyas en cada municipio, en cada comunidad y siempre la pregunta en los corrillos políticos es ¿a quién vamos a derrotar? o ¿quién va a ganar? Y siempre la respuesta obligada es, “al que tiene la tula no lo derrota nadie” y por ahí la mayoría de los electores primarios se encaminan para su propia desgracia y después, como siempre, vienen los ay ay ay. Y como al elector lo que le interesa es el momento y no el futuro, con su voto llevan al despeñadero al municipio o al mismo departamento.

Pero yo pregunto ¿A quiénes vamos a derrotar? Dios, en los tiempos de la esclavitud, en que el pueblo egipcio la ejerció en el pueblo hebreo, por un tiempo de 432 años, le envió al faraón y a sus opresores, para que liberaran a su pueblo, las famosas 10 plagas que están consignadas en la Biblia. Bueno, así, mis queridos lectores, el gobierno nacional y nuestros propios dirigentes nos han sembrado 10 plagas, no para liberarnos, sino al contrario de lo que le sucedió al pueblo hebreo, para esclavizarnos y volvernos unos idiotas, como en efecto ha venido sucediendo y todavía no existe un libertador que nos quite el yugo de estas inclementes plagas.

Estas plagas que son las que debemos derrotar el próximo 29 de octubre, aunque suena como un silogismo, que es muy difícil que suceda, pero es bueno soñar y hacer el ejercicio. La primera plaga nos la inculcó el mismo País, con sus desafueros y su abandono por décadas y que hoy continuamos inmersos en ese rezago social en el que los gobiernos de turnos nos han ignorado y nos han tratado como expósitos de la Patria. La segunda plaga, que va adherida entre el gobierno nacional y la dirigencia departamental, es la pobreza y la extrema pobreza, donde siempre hemos estado por encima de la media nacional, lo que ha conllevado al hambre y la sed milenaria que hemos sufrido todos, pero especialmente nuestra nación wayúu. La tercera plaga ha sido el analfabetismo, que en pleno siglo XXI continúa con la misma fuerza, donde la ignorancia campea por doquier. La cuarta plaga, con ese analfabetismo, ha sido y por otros factores, la mala calidad educativa que nos mantiene sumidos en el ostracismo y en el más profundo subdesarrollo. Sin conocimiento y sin información, una región siempre andará a la deriva. A estas 2 plagas les precede la quinta, como es el desempleo alarmante, que siempre ha estado por encima de la media nacional, así las cifras del DANE expresen lo contrario, y lo más triste es que sin una preparación con calidad en su fuerza de trabajo, las multinacionales que han hecho presencia en nuestro suelo, han hecho el papel de los famosos faraones egipcios y nos han mantenido, de manera disfrazada, en la más profunda esclavitud.

Con todas esas plagas que nos han azotado, viene la sexta, como es la mala calidad de vida, donde enumerar tantos entuertos daría para cuatro cuartillas, por tantos desafueros, donde el NBI (necesidades básicas insatisfechas) ha predominado siempre como el rey guajiro de esas pampas que nos enorgullecen. De esa mala calidad de vida, surge la séptima plaga, como es la desnutrición, que ha hecho mella en la población infantil, donde la niñez indígena ha llevado la peor parte y por décadas se han venido muriendo por física hambre, cuando los usurpadores y asesinos de marras se han quedado con el dinero de los niños wayúu, arhuacos, koguis y wiwas, y hoy como escándalo nacional se han denunciado todos estos casos aberrantes y casi se han convertido en un crimen de lesa humanidad.

La octava plaga que ha acabado con nuestros recursos naturales es la destrucción del medio ambiente, que de manera impía tiene asolado los nacederos de vertientes hídricas, la flora y la fauna y pareciera que “La Profecía” de la canción del inmortal compositor villanuevero, Julio Oñate Martínez, se estuviera cumpliendo a cabalidad. La novena plaga, que como ocurrió con el pueblo egipcio, que arreció más, para que el faraón liberara al pueblo de Dios, aquí, por el contrario, es para hundirnos más en nuestra propia desgracia y ella es la corrupción alarmante, que reina en todo el departamento de La Guajira, donde los recursos públicos han sido dilapidados, se los han robado de manera descarada y en la mayoría de los guajiros lo único que hay es dolor, pobreza y lástima. Con esta novena plaga llegó la décima, como ha sido la estigmatización en la que el gobierno nacional nos tiene a todos nosotros, como si fuéramos las peores ratas del universo. Y todavía en nuestra propia ignorancia y en nuestros propios intereses personales, elegimos a una de estas plagas para que nos sigan esclavizando.

Hernán Baquero Bracho 

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