El suceso ocurrido en el seno del templo del saber inmortal, patrimonio material e inmaterial de los guajiros, me refiero a la Universidad de La Guajira y la obtención de la acreditación institucional en Alta Calidad, la cual no es producto del azar, ni mucho menos de la suerte; me atrevo a afirmar categóricamente, que se trata de una acción deliberada, construida y luchada de forma quijotesca, bajo el direccionamiento de una planificación incremental, dinámica y de mejoramiento continuo; donde, las estrategias del presente fueron iluminadas con la luz del futuro soñado y construido con sus actores.
Este significativo hecho, es una demostración de la aplicación de la ciencia, la tecnología y la innovación a la transformación de realidades sociales, económicas y culturales de las organizaciones. También de la planificación y la gestión prospectiva, la calidad, el mejoramiento continuo, el empoderamiento. Además de la puesta en marcha de políticas de la inclusión social, la responsabilidad social, la resiliencia, el liderazgo y el compromiso asumido por sus actores y directores del proyecto institucional, lo cual constituyó la fórmula de aterrizaje de un imaginario a la materialización, Uniguajira acreditada.
El enfoque y la mentalidad estratégica fue imprimida por su principal líder, desde la certificación de programas académicos e institucionales hasta convertirse en una pasión inspiradora, contagiosa, carismática, capaz de mover la fibra emocional del resto de actores de la familia Uniguajira. En los últimos 14 años de gobierno universitario, liderado por el Rector Carlos Arturo Robles, este ha sido el comportamiento organizacional característico.
El líder de la Alma Máter quien recibió la antorcha del despertar del sueño institucional, rompiendo el escepticismo y la baja credibilidad de la comunidad e institucionalidad guajira, sin dejarse apartar en ningún momento del objetivo central y antes por el contrario, alineando los recursos, los talentos y las acciones en torno esa megameta, consiguió así la rúbrica icónica, que hoy refrenda el concepto de calidad que ostenta la institución, la resolución 02200201 del 31 de octubre de 2024.
Hoy la familia Uniguajira celebra con jolgorio, entusiasmo y regocijo, este importante logro. Justo reconocimiento al esfuerzo, al trasegar de caminos espinosos, tortuosos y difíciles del pasado, los cuales quedaran guardados celosamente en la memoria institucional y harán parte del patrimonio simbólico, tejido de conceptos, valores, principios, creencias y paradigmas que constituyen nuestra identidad, imagen y cultura institucional, elementos distintivos, que sin duda servirán para abrirse paso hacia las grandes ligas de la educación superior, con visión global de servicio e impacto a la transformación de la humanidad, con el conocimiento, motor de la era digital.
No obstante, dentro de la felicidad que nos embarga, debe haber espacio para la reflexión acerca de las oportunidades, nuevos retos y responsabilidades que demanda la acreditación y una de ellas; talvez, la más importante, es la sostenibilidad de la condición en un ambiente de incertidumbre, complejidad, volatilidad y ambigüedad, de un entorno que nos pone a prueba, en el juego de la competitividad del ecosistema de la educación superior pública nacional y mundial.
En ese orden de ideas, asumir con humildad el triunfo y prepararse para el devenir, es la invitación para todos los actores internos y externos de la institución, todos unidos por una universidad de excelencia, capaz de romper fronteras territoriales, invisibles y abstractas, sociales y de conocimiento, para dar respuesta a los mayores interrogantes de la humanidad, logrando lo más preciado y buscado del ser humano, la felicidad; pero para ello, se requiere cada vez más arquitectura organizacional que soporte su desarrollo y crecimiento.
Finalmente, este logro debe irradiar a todas las instituciones del sector público de La Guajira, para emprender este mismo camino de las buenas prácticas de gestión, viendo en la academia el brazo académico, instrumento asesor y mentor de sus proyectos de desarrollo e intervención social, con lo cual, no solo aportan bienes materiales, sino también, píldoras de credibilidad, amor y sentido de pertenencia por su institución.
Wilmar Sierra Toncel
Docente de la Universidad de La Guajira