LA IMPORTANCIA DEL RESPALDO Y LA GUÍA DE DIOS EN CUALQUIER PROYECTO

Entonces Salomón le respondió a Hiram con el siguiente mensaje: «Tú sabes que mi padre, David, no pudo construir un templo para honrar el nombre del Señor su Dios, debido a la cantidad de guerras que le hicieron las naciones vecinas. No podía construir hasta que el Señor le diera la victoria sobre todos sus enemigos. Sin embargo, ahora el Señor mi Dios me ha dado paz en todo el territorio; no tengo enemigos, y todo marcha bien.” “Así que tengo planeado construir un templo para honrar el nombre del Señor mi Dios, tal como él le había indicado a mi padre David. Pues el Señor le dijo: “Tu hijo, a quien yo pondré en tu trono, construirá el templo para honra de mi nombre”.1 Reyes 5:2-5

Este capítulo del Libro de 1 de Reyes, narra cómo se dieron los preparativos para la construcción del templo. El rey Salomón no solo heredó el trono de su padre, sino también su deseo de construir un templo para honrar el nombre Dios. Esto fue algo literal, David le entregó a Salomón los planos y cada detalle de cómo debería construirlo. Estos incluían la antesala, los depósitos, las habitaciones de la planta alta, las habitaciones interiores y el santuario interior, el cual era el lugar de la expiación (1 Crónicas 28).

Lo más importante de esto, es que cada detalle del diseño seguía las instrucciones de Dios al pie de la letra, es decir, por más que fue un deseo de David, este no lo ideó como él quiso, sino que procuró que cada pormenor realmente fuera agradable a Dios.

Esto me llevó a pensar, que muchas veces Dios nos ha dado ideas, y las apropiamos de tal manera que se nos olvida consultarte a El cual es la mejor manera de ejecutarla. Creo que no es casualidad que, hoy Dios nos atraviese este pasaje bíblico, por que ciertamente, precisamos aprender como evolucionar de manera exitosa una idea.

Antes que nada, las ideas surgen de una necesidad insatisfecha, a continuación, viene el proceso de refinamiento de la idea, luego se origina un plan de acción, se definen los recursos requeridos y las fuentes de los mismos, de manera que se pueda lograr la implementación efectiva y lo que viene es la ejecución de ese plan.

Por otra parte, debemos tener claro que una cosa es planificar y otra es ejecutar. La planificación hace referencia a la fase de preparación, mientras que la ejecución es la puesta en práctica de lo planificado.

Planificar requiere de la definición de objetivos, estrategias y pasos a seguir para alcanzar un resultado.  Incluso, implica analizar el mejor momento. Esto facilita la ejecución, reduce los riesgos y aumenta la posibilidad de alcanzar mejores resultados.

Ejecutar se relaciona con la acción de llevar a cabo el plan, implementando las estrategias y los pasos definidos durante la fase de planificación. Requiere compromiso, gestión de recursos y adaptación a las circunstancias.

En el caso del Rey Salomón, estaba en el mejor momento de su reinado para iniciar el proceso de ejecución de la idea de su padre, dice la Biblia, que Dios les había dado paz y esto permitía que el rey estuviera concentrado en una sola cosa: construir el tiempo para Dios.

Estaba recién posesionado en su trono, seguro ni si quiera se le había ocurrido con quien podría hacer realidad el sueño de David. Pero un día Dios permitió que apareciera Hiram. Salomón vio en él una gran oportunidad y la aprovechó, él conocía muy bien a Hiram porque era amigo de su padre, sabía todo el beneficio que podría sacar de sus recursos y habilidades.

Esto enseña que el proceso de definición de recursos, no solo se trata de dinero, sino de hallar socios para lograr una ejecución impecable. Cuando vamos a iniciar un proyecto tan grande, no podemos pretender hacerlo solos; dado que, es posible que seamos expertos ideadores, pero no tengamos la habilidad para ser ejecutores.

En este sentido, los planes fracasan la mayoría de veces por qué queremos hacer las cosas solos, o por qué no logramos hacer conexiones con personas que tengan las capacidades requeridas para llevar a cabo la obra.

No obstante, es importante analizar bien como escogemos a nuestros socios, debemos pedir dirección a Dios para que las personas que nos acompañen en esa construcción de sueños, tengan la misma visión, debemos escudriñar bien los corazones, para no rodearnos de gente envidiosa o egoísta, que luego traten de hacernos a un lado y quedarse con todo.

El Rey Hiram era la persona idónea, no solo era un líder político y comercial, sino que además era reconocido por su sabiduría, generosidad y habilidad como artesano. Realmente, el Rey Salomón eligió bien, este llegó a suministrarle madera de cedro del Líbano y otros materiales, así como un equipo de profesionales que incluía arquitectos, artesanos y albañiles, requeridos para la obra. Adicionalmente, Hiram y Salomón crearon una alianza, de la que surgió la creación de una ruta comercial conjunta en el Mar Rojo, que conectaba el puerto israelita de Ezión-Geber con la tierra de Ofir, lo que benefició a ambos reinos.

 “En consecuencia, ordena, por favor, que se corten cedros del Líbano para mí. Permite que mis hombres trabajen junto a los tuyos, y yo pagaré a tus hombres el salario que tú pidas. Como bien sabes, ¡no hay nadie por aquí que sepa cortar la madera como ustedes, los sidonios!». Cuando Hiram recibió el mensaje de Salomón, se puso muy contento y dijo: «Alabado sea hoy el Señor por haberle dado a David un hijo sabio para que sea rey de la gran nación de Israel». Así que le envió la siguiente respuesta a Salomón: «He recibido tu mensaje y te proporcionaré toda la madera de cedro y de ciprés que necesites. Mis siervos llevarán los troncos desde las montañas del Líbano hasta el mar Mediterráneo y los pondrán en forma de balsas para que floten a lo largo de la costa hacia el lugar que tú decidas. Luego desarmaremos las balsas para que ustedes puedan llevarse los troncos. Puedes pagarme proveyendo alimentos para mi casa».” 1 Reyes 5:6-9

El pacto con Hiram, garantizaba no solo que lo planeado se implementara oportuna y efectivamente, sino que beneficiara a ambos. Tal vez para Hiram el templo no había sido una prioridad, pero si era importante para David y Salomón, también lo era para él.

El rey salomón fue designado por Dios como el constructor de un sueño. Una tarea enorme, debía lograr una proeza arquitectónica, que de hecho implicó muchos sacrificios de los participantes. Esto requirió de un esfuerzo sincronizado, milimétricamente organizado.

El rey Salomón impuso trabajo forzado y reclutó a treinta mil obreros de todo Israel.  Los envió al Líbano en relevos de diez mil al mes, de modo que pasaban un mes en el Líbano y dos meses en su casa. La supervisión del trabajo forzado estaba a cargo de Adonirán. Salomón tenía en las montañas setenta mil cargadores y ochenta mil canteros; había además tres mil trescientos capataces que estaban al frente de la obra y dirigían a los trabajadores. Para echar los cimientos del templo, el rey mandó que sacaran de la cantera grandes bloques de piedra de buena calidad. Los obreros de Salomón e Hiram, junto con los que habían llegado de Guebal, tallaron la madera y labraron la piedra para la construcción del templo. 1 Reyes 5:13-18

Esto enseña también que, para construir se requiere orden, esfuerzo, sacrificio, determinación y lo más importante la sabiduría de Dios. Esto le permitió a Salomón definir la fuerza laboral requerida, equipos de supervisión, extracción y transporte de materiales de alta calidad. Y esto aplica no solo para un edificio, un templo o una casa, sino para construir bases sólidas en la vida, cuyo fundamento sea Cristo.

En el Salmo 127:1-2 dice: Si el Señor no edifica la casa, vano se esfuerzan los albañiles. Si el Señor no cuida la ciudad, en vano hacen guardia los vigilantes. En vano madrugan ustedes y se acuestan muy tarde para comer un pan de fatigas, porque Dios lo da a sus amados mientras duermen.

En conclusión, Es importante esforzarnos y trabajar con diligencia, pero siempre debemos tener presente que el éxito y la prosperidad provienen de Dios y debemos confiar en su providencia, dirección y buscar su aprobación en todos nuestros proyectos.  Ya sea en la construcción de un edificio, una relación, un hogar o cualquier sueño que Dios haya sembrado en nuestro corazón. Porque los esfuerzos humanos, por más grandes que sean, son en vano si no están respaldados por Dios. El éxito de Salomón en este proyecto fue precisamente esto. Dice en el verso 12ª de este capítulo, que El Señor, cumpliendo su palabra, dio sabiduría a Salomón.

Pidamos pues sabiduría a Dios para construir sobre la roca y no sobre arenas movedizas, que un día se ven firmes y al siguiente nos dejan sin nada y perdemos todo el esfuerzo.

 

Vicky Pinedo 

DESCARGAR COLUMNA

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *