¿SE NOS OLVIDÓ LO APRENDIDO?

Hace cuatro meses veía cientos de publicaciones y videos motivacionales celebrando las fiestas decembrinas con reflexiones preciosas sobre las enseñanzas que nos había dejado la pandemia e inclusive, la misma cuarentena. Sin embargo, ahora que llegamos al tercer pico del Covid-19, pareciera repetirse la historia del aislamiento preventivo obligatorio que empezó el 25 de marzo del año pasado, lo cual lleva a cuestionarme: ¿realmente aprendimos algo? Considero que no lo suficiente, puesto que este nuevo confinamiento es resultado de un precario sentido común que se precipitó a considerar que ya el virus había desaparecido. Si bien es cierto que el proceso de vacunación en Colombia es más lento que el progreso de La Guajira, los ciudadanos hasta hace un par de semanas intentaron retomar su vida “normal” pero con los tapabocas de adorno en el cuello, aglomeraciones en lugares públicos y privados, superando el aforo recomendado y como era de esperarse, hoy tenemos las consecuencias.

Tanto así, mi generación, llena de vida, sin enfermedades de base, la cual se creía intocable y por ser los más “pata de perro”, como dicen las abuelas, comenzó a figurar exponencialmente en el alto número de jóvenes contagiados. Así que, a menos que dejemos la imprudencia, no saldremos de este difícil momento y seguirá en aumento la cuenta de cobro de vidas humanas y recursos económicos, puesto que, es un agravante para los guajiros, que a diferencia del resto del país, somos un departamento atrasado con hermanos de la cultura wayuu que sobreviven en medio de la escasez del agua y ya empezaron los brotes masivos en las regiones más apartadas de la península, lo que tiene en jaque la red hospitalaria del departamento porque no hay suficientes camas de UCI para afrontar una emergencia de este tipo.

Tan preocupante es, que ya varios Representantes a la Cámara del Congreso y el Gobernador le pidieron al Gobierno Nacional un plan diferencial de vacunación para ellos, pero como todo en el próximo Silicón Valley de Latinoamérica, no ha tenido respuesta; seguramente por estar viendo los aviones de guerra que van a comprar.

Finalmente, en el corto abanico de posibilidades que tenemos para lograr la reapertura de nuestros negocios, impulsar el turismo y retornar poco a poco a la vida que antes llevábamos; tenemos que guardar nuestra esperanza en que Dios nos de vida y salud para aguantar hasta que llegue nuestro turno de vacunación según las cinco fases que tiene programado el Gobierno. De otra parte y más importante aún, como ciudadanos, volver a tomar consciencia de los autocuidados que debemos mantener para acabar con la avalancha de fotos a blanco y negro que inundan las redes sociales y, así conseguir una paulatina reactivación económica para superar la crisis que esta pandemia ha generado en las millones de familias colombianas. Sin olvidar, también, empezar a prepararnos para soportar el impacto que la reforma tributaria, perdón, “Ley de Solidaridad Sostenible”, muy seguramente traerá a nuestros bolsillos.

Daniela Pulido

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