“Un muerto está libre del poder del pecado. Como nosotros hemos muerto con Cristo, tenemos fe de que también viviremos con Él.”
Romanos 6:7-8
Un muerto no puede ser condenado, toda acción en su contra pierde validez cuando esté pierde la vida.
Con Cristo hemos muerto, pero también RESUCITADO. Por lo que no sólo estamos muertos al pecados, sino también resucitados a una nueva vida; a una vida eterna que es conocer a Dios, quien es el único Dios verdadero y a Jesucristo a quien envío.
La muerte de Cristo en la cruz fue una victoria sobre el pecado que gobernaba nuestras vidas. Ahora la culpa y sobretodo el poder del pecado no tienen lugar en nuestra vida. “Aunque Cristo no tenía ningún pecado, Dios lo hizo cargar con los nuestros para que por medio de él fuéramos la evidencia de que Dios está dispuesto a dar su aprobación a los seres humanos.”
2 Corintios 5:21
“en realidad él fue traspasado debido a nuestra rebeldía. Fue magullado por las maldades que nosotros hicimos. El castigo que él recibió hizo posible nuestro bienestar. Sus heridas nos hicieron sanar a nosotros. Todos nosotros nos habíamos perdido como ovejas. Cada uno agarró su propio camino. Pero el SEÑOR cargó en él todo el castigo que nosotros merecíamos.”
Isaías 53:5-6
Por unas horas el pecado pareció apoderarse de Cristo, hasta el punto de impedirle la comunicación con el Padre, pero al morir, el pecado que llevaba, murio con Él, de forma que Él y toda la humanidad hemos muerto para el pecado.
Nuestra tarea es estar atentos con el fin de que el pecado que ha sido destronado legalmente en nuestro interior, no vuelva a dominarnos ilegalmente.
Oración del día: Amado Padre, gracias por tu sacrificio en la cruz, se que no merecía tanto amor. Hoy reconozco que me he alejado de ti, pero decido volver a tus brazos. Deseo que tú amor me abrace y me lleve a tu corazón. Te entrego todo lo que soy. Haz de mí alguien nuevo.
¡Amén!
Alvaro Uribe Cerchiaro
Estudiante de Derecho / Predicador