Revisando las estadísticas del Dane y varios informes oficiales del sector, veo que al sector agropecuario, este año, tampoco le fue bien. Ahí están las consecuencias de haberle hipotecado la cartera agropecuaria a un grupo de congresistas del partido conservador. Es una factura “electoral” muy cara que terminaron pagando los productores del campo. Veamos algunas cifras.
PIB Agropecuario. Cuando Iván Duque se posesionó en agosto de 2018, recibió el sector agropecuario con un crecimiento del 5,9% anual y lo entregó en agosto de 2022, con un crecimiento del 1,2%. Para el tercer trimestre de este año cayó al -1,4% y se prevé que sea negativo para el último trimestre del año. En economía, cuando se contrae el crecimiento del PIB de un país durante dos trimestres consecutivos, se dice que entró en recesión. Literalmente, estamos frente a un escenario de “recesión agropecuaria”, por culpa de los problemas de escasez de materias primas y mano de obra; acceso a créditos de fomento, tecnologías, maquinaria y equipos; la falta de capacitación del personal técnico y precios locales poco competitivos. Por esas razones, el agro solo está aportando el 7% al PIB en Colombia.
Fomento agrícola. Cuando el Dane reveló los resultados del Censo Nacional Agropecuario en el 2015, el 83,7% de los campesinos encuestados dijo que no accedían a créditos; el 75,8% dijo que no recibían asistencia técnica agropecuaria pública; el 72,3% dijo no contar con maquinaria agrícola y el 69,8%, que no contaban con distritos ni canales de riego. Ni que hablar del mal estado de las vías terciarias. Desde ese diagnóstico para acá, han pasado siete años, se han destinado más de 20 billones de pesos al sector y todo sigue igual o peor. Ni siquiera fueron capaces de poner en operación la represa del río Ranchería, en La Guajira.
Crédito agropecuario. Desde su creación en 1.990, Finagro, nunca había presentado un decrecimiento en las colocaciones de crédito. Desafortunadamente, este año lo va a cerrar con saldo negativo. Entre enero y octubre de este año han colocado al sector agropecuario 23.2 billones de pesos, lo que representa una caída del -0,36% respecto al mismo período del 2021. También se cayó el crédito para pequeños productores con una participación del 14% del total de los recursos desembolsados. Finagro, quedó reducido a colocar una pequeña cartera de redescuento; tramitar respaldos del Fondo Agropecuario de Garantías y subsidios del seguro agrario; hacer millonarias inversiones en TES y bonos, y atender requerimientos de investigaciones fiscales, disciplinarias y penales, por presuntas irreguralidades en beneficio de terceros.
Balanza comercial agrícola. En lo corrido del 2022, la trepada del dólar y los altos precios de los commodities ayudaron a reducir el déficit de la balanza comercial en volumen (-6.6 millones de toneladas) y mejorar el superavit en valor (US$ 1.329 millones). Seguimos produciendo y exportando las mismas cantidades y los mismos productos.
Claramente, al sector agropecuario le tocó pasar otro año más en sala de cuidados intermedios. Winston Churchill, decía que “el político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene; y de explicar después por qué no ocurrió lo que predijo”.
Indalecio Dangond