AÑO NUEVO, VIDA NUEVA

Así dice una canción popular que cantamos en la fiesta de cada 31 de diciembre, una vez pasan las 12:00 am. Soñamos con que todo sea nuevo, pero comienza el año y seguimos prácticamente igual, dándonos cuenta que lo único nuevo es el calendario; pero no está mal anhelar un nuevo comienzo, sobre todo cuando las cosas no marcharon bien el año anterior.

Para nadie es un secreto que el 2020, fue un año difícil, enfrentarnos a la realidad de una nueva enfermedad causó pánico, angustia, zozobra, fue un cambio brusco que amenazó nuestras vidas, nuestra salud, afectó nuestras relaciones, nuestras finanzas y muchos de nuestros planes quedaron solo en eso, en planes. algunos, desafortunadamente, no ganaron la batalla contra el virus y a pesar de que anhelamos esa vida nueva, aquí seguimos, en la misma situación, añorando que todo pase y, sí, ha de pasar, porque todo pasa, nada dura para siempre, excepto una cosa: EL AMOR DE DIOS.

No hay que desanimarnos, en Efesios 4:22-23, se nos invita a deshacernos de la vieja naturaleza pecaminosa y de nuestra antigua manera de vivir, corrompida por la sensualidad y el engaño, en cambio dejar que el Espíritu Santo nos renueve los pensamientos y las actitudes.

En Mateo 9:17, dice que nadie pone vino nuevo en cueros viejos. Pues los cueros viejos se reventarían por la presión y el vino nuevo se derramaría y los cueros quedarían arruinados. El vino nuevo se guarda en cueros nuevos para preservar ambos, en tal sentido. sí es posible tener una vida nueva, pero para tenerla se nos demanda desechar lo viejo, haciendo lugar para lo que está por venir.

Igualmente, en Hebreos 12:1, se nos invita a despojarnos de lo que nos estorba, en especial del pecado y a correr con paciencia la carrera que tenemos por delante. Esto quiere decir que debemos quitarnos todo peso que nos impide avanzar, ese peso puede ser tanto sentimientos y circunstancia negativas, como cosas materiales que han aguantado el uso y el abuso, que ni siquiera sirven, pero que insistimos en conservar.

Así, si queremos amor, debemos despojarnos del odio, rencor y resentimientos que albergamos en el corazón; si anhelamos un cambio para bien en nuestra vida, debemos remover todo aquello que nos hace mal, y eso incluye relaciones que no edifican.

Si quieres un nuevo cuerpo, una mejor salud; debes despojarte de los alimentos dañinos y comenzar una dieta balanceada. Incluso si quieres cosas materiales, deshazte de lo viejo, de lo que no sirve y aún de esa ropa nueva que tienes en tu armario esperando que algún día te quede. Recuerdo hace un año haber comprado una blusa sin medírmela, cuando quise estrenarla no fue posible porque no me quedaba, tardó en mi ropero más de un año y nunca me quedó hasta que decidí regalarla a alguien que la necesitaba, quien seguramente sí le daría uso.

Anhelamos muchas cosas nuevas, pero preguntémonos ¿Tenemos espacio para lo nuevo? Todas esas cosas viejas estorban, imposibilitan que lo nuevo llegue. Echar a la basura lo que ya no sirve, regalar aquello que aún sirve y que no se usa, seguramente a alguien le será de bendición y qué hermoso poder bendecir a los demás mientras nos despojamos de cosas que ya no nos aportan.

Quieres un amor nuevo, bonito un hombre/mujer que te valore, te respete, con quien reír, con quien soñar, con quien construir un hogar; pero insistes en una relación donde te menos precian, donde te maltratan emocionalmente y quizás físicamente, déjame decirte que mientras no pongas un alto en el camino y renuncies a esa relación, no llegará ese amor bonito que añoras y, en efecto, si ese es uno de tus anhelos, debes procurar ser tú una nueva persona alguien que también valore y respete al otro.

¿Acaso lo que anhelas es un nuevo empleo o un ascenso? Mal haría en decirte que renuncies o que te sigas quejando de la carga laboral, de tu jefe o tus compañeros, lo que digo es que trabajes con entusiasmo, da siempre lo mejor de ti y ya verás como todo obra para tu bien.

Deja en el 2020, todo lo malo que viviste y pon tu mirada en el Señor, cree en su palabra y apodérate de la promesa que está en Isaías 43:19, versículo que te regalo para este nuevo año.

“HE AQUÍ YO HAGO COSA NUEVA; PRONTO SANDRÁ A LA LUZ ¿NO LA CONOCERÉIS? OTRA VEZ ABRIRÉ CAMINO EN EL DESIERTO, Y RÍOS EN LA SOLEDAD”


Oración: Señor gracias por este nuevo año, en el 2020 dejo todo aquello que me dolió, que me atemorizó, me enojó, me resintió y me amargó. Me despojo de todos los sentimientos negativos que hasta hoy he albergado en mi corazón, te entrego todo este peso y extiendo mis manos para recibir todo lo nuevo que tienes para mí. Ayúdame incluso a despojarme de cosas materiales, para poder ser de bendición a personas que lo necesitan. Amén

 

Jennifer Caicedo

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