Bien lo dijo el insigne nobel de literatura de Colombia, Gabriel García Márquez, “no se muere con la muerte, sino con el olvido”. Por eso, San Juan llora con lagrimas de nostalgia a Rafael Enrique Brito Molina “Arique”, un personaje mitológico de la memoria histórica de San Juan para que no se olvide. Toda una leyenda del diario acontecer de los Sanjuaneros, a quien se le veía como transeúnte, como mecánico, como transportador, como narrador deportivo, como locutor, como activista político y como orador.
Fue Arique Brito, un personaje de la cultura sanjuanera muy distinguido por su buen humor y sus dotes de dicharachero y cuentachiste a quien se le encontraba en los velorios y en las esquinas y avenidas del pueblo en medio de un circulo de curiosos gozándose a carcajadas sus pregones, sus cuentos y chistes. Siempre lucía radiante de alegría y con una sonrisa en los labios y los brazos abiertos para saludar y como buen sanjuanero entregar su corazón. Un sanjuanero de pura cepa, raizal a carta cabal, de esos que van en vía de extinción, hilo hasta el carreto en la amistad y con un sentido de pertenencia y patriotismo por San Juan como el que más.
Estaba en todas partes como si fuera omnisciente y omnipresente, a sus 77 años asistió y acompañó hasta el campo santo a los sanjuaneros que le antecedieron al llamado celestial. Fue un hombre que cargó en hombros el cuerpo sin vida de muchos amigos hasta el cementerio. No se perdía un velorio ni un funeral, eso era para él un compromiso social ineludible. Arique le rindió culto a la amistad como a la familia, una persona considerada, irreverente y displicente a veces, y con un carácter moderado por su respeto a la dignidad humana de los demás.
Era un buen contertulio, porque vivía informado del diario acontecer del país, la región y su amado municipio a través de radio periódicos, telenoticieros y revistas. Conoció como muy pocos el árbol genealógico de muchas familias sanjuaneras. Además, tenía una mente prodigiosa para grabarse los apodos y sobrenombres de cuanto sanjuanero conocía y eso lo volvía una chercha. Amigo del más eminente, del acomodao, del rico y del pobre, y hasta de las más ilustres celebridades del departamento. Animador de casetas y campañas políticas, ciudadano secular con el más caro orgullo de ser sanjuanero libre y liberal.
Algunos lo apodaron Jorge Eliecer Gaitán Brito, por su elocuente retórica y un verbo exquisito como un tribuno del pueblo para deletrear sus problemas y alternativas de solución. Hincha del Junior y la Selección Colombia, bautizó a muchos futbolistas de San Juan por su parecido con emblemáticas figuras del concierto nacional y mundial del balompié. Juan Gámez se llama Moncada porque Arique encontró su parecido con ese jugador nacionalista y así lo bautizó en el argot popular.
A Hernán Pio Pio, lo bautizó Breiner, por su exquisito estilo de transportar el balón desde la zaga hasta el arco contrario como ese recordado jugador alemán. A Hugo Pontón lo apodó cerebrito, por su sapiencia desde temprana edad para destacarse en el fútbol y los negocios. Al Triple A, lo bautizó como el búfalo de San Luís, por su parecido con Juan Gilberto Funes, aquel argentino grandulón que arrastraba las marcas en el área y terminaba en gol. Fue acérrimo seguidor de Diomedes Díaz y Jorge Oñate y animador de sus presentaciones en la región, lo que le mereció su saludo en discos, casetas y grabaciones.
Con la partida de Arique, queda demostrado una vez más, que la alegría y el dolor son la esencia de la vida. Este fue un hombre que en vida derramó todo su cariño para su pueblo, quien hoy llora desconsolado su partida inesperada. Hizo parte de La Asociación Sanjuanera para el progreso y de La Dimayor, una tropa de amigos, familiares y vecinos liderada por Alfredo “Fello” Fragoso que hacían unas parrandas decembrinas inolvidables. Su obra el cuaderno de Arique, es un manuscrito con las estadísticas de muertos por covid19, muerte natural y muertes por accidentes, donde clasificaba los sepelios de los difuntos, entre lánguidos, concurridos, muy concurridos y apoteósicos.
Considerado una celebridad, una figura icónica del pueblo sanjuanero, un hombre luchador que se metió en la mente y los corazones populares de la región. Como legado nos deja su civismo, su patriotismo, su altruismo, su sentido de pertenencia y el amor inmenso por la tierra donde nació.
Rafael Humberto Frías