La mejor expresión de la novela “Cien Años de Soledad” del siempre recordado premio nobel, Gabriel García Márquez se continúa viviendo en La Guajira. Definitivamente la península es Macondo, claro sí la abuela de “Gabo” era guajira, de acá aprendió a conocer el verdadero Macondo que describe magistralmente con esa pluma mágica su laureada obra literaria. Si, La Guajira no ha salido de esas costumbres macondianas. Lo que aquí sucede no ocurre en ninguna otra parte del país.
Solo vestigios de supervivencia de “Lo que el Viento se Llevó” donde los actores Clark Gable y Vivien Leigh, inmortalizaron este film. Sí, lo que el viento se llevó: Entereza y carácter de esos guajiros de antaño, hombres valientes que se enfrentaban a cualquier situación, principios y valores que hoy de eso casi nada queda, sentido de pertenencia, sinceridad y amistad que hoy fueron botados a la basura, ah, se me olvidaba las bonanzas que ha tenido el departamento: Las de las perlas, la del contrabando, la del comercio con Las Antillas, la del café, la de la marimba, la del gas, la del carbón, la del comercio con Venezuela cuando el bolívar era moneda fuerte y la de grandes hombres profesionales que le dieron lustre a La Guajira.
Pero es bueno reconocer que grandes profesionales continúan brillando por toda Colombia y en el exterior, ejemplos hay a montones. Hoy hay una nueva bonanza la que se viene como es las energías alternativas, pero existe otra bonanza, pero negativa como es la del canibalismo y de la envidia y de ésta no se salva nadie.
Con tantas bonanzas, incluida la agropecuaria, hoy estamos en una nueva bonanza la de la miseria y la del canibalismo. La envidia es más silvestre que el trupillo y con ella nos atravesamos como mulas muertas al desarrollo y a quien quiera escalar peldaños en la vida nacional. Acá sufrimos de varios síndromes: El del avestruz, el del sapo, el del escorpión, el del cangrejo, el de la serpiente y la luciérnaga en este síndrome si les duele a los opositores viendo brillar al gobernador Jairo Aguilar brillando en bien de su tierra, cosa que les da envidia a la oposición y de una salen sus payazos y bufones a cuestionar todas las actividades del gobernador.
Y si es con Esepgua en cabeza de su dinámica gerente Andreina García quien ha venido ejerciendo el cargo con lujo de competencia, con excelentes resultados llevando agua desde Puerto Estrella a La Jagua del Pilar se molestan más y utilizan a un semanario para semanalmente escribir críticas destructivas de todo lo que emprende Esepgua. Ay mi guajira. Increíble, solo sucede en La Guajira: elegimos senador con todos los pergaminos y los de los síndromes se inventan toda clase de películas, llevándose con sus propios intereses hasta la misma institucionalidad. Nos encanta revolvernos en el lodo de la mediocridad y en la caca de la ignorancia.
La Guajira macondiana y dolida. La Guajira cuenta con unas vías que no son las mejores, en Colombia, solo muertes y accidentes son las noticias que recibimos por los diferentes medios de comunicación, en especial en la alta guajira, donde el senador Alfredo Deluque Zuleta ha venido gestionando millonarios recursos para que se construya la vía a Nazareth, Siapana, Bahía Honda, Puerto Estrella y se desarrolle el turismo. En el gobierno de Iván Duque logró recursos por el orden de 400 millones de pesos, pero la via está por el orden de los 1.2 billones de pesos. Se invirtieron $658 mil millones de pesos por parte del expresidente Álvaro Uribe en la construcción de la primera fase de la Represa del Ranchería y ¿Qué pasó? Nada.
Juan Manuel Santos no le dio la gana de terminar la segunda fase. La Guajira colocó para esta primera fase $65 mil millones correspondientes a regalías. Álvaro Uribe Vélez en sus ocho años, construyó la vía La Florida – Riohacha y la vía Paradero Maicao. Hay que reconocer que gracias a la dirigencia de los transportadores se ha mejorado la vía desde el puente Pereira en los límites con el Cesar hasta Cuestecita en esta importante red vial nacional. Gracias al exgobernador Nemesio Roys Garzón se está construyendo la vía cuestecita la florida un tramo de 32 Kilómetros que desde que la construyó el exministro Jorge Juan Bendeck Olivella a finales del siglo XX no se le había dado más mantenimiento. Hoy se tuvo que construir de nuevo. Gracias al exgobernador Nemesio Roys, así les duela a sus detractores, pero la vía Cuestecita- La Florida está quedando muy buena, lo que ha aminorado el tiempo y los accidentes, que son cosas del pasado.
Solo ocurre en La Guajira. Donde el Puente Moreno, por ejemplo, se construyó desde el año 2012 y duró para terminarlo más de 7 años. ¡Qué horror! Donde se hizo un empréstito en dólares por 190 millones, para solucionar el problema del agua y éste se hizo agua y no dio con la solución. Es la única parte de Colombia donde los guajiros pareciera que no fuéramos colombianos, sino extranjeros y lo más agravante para el turista pareciera que estuviéramos en Irak, en una guerra total Que inseguridad en Riohacha, Maicao y Uribía. ¡Qué desastre nuestra Guajira! el turismo que debe ser una de las fuentes más importantes de ingresos, cada día se siente más amenazado por la inseguridad que reina en la alta guajira en especial en los municipios de Uribía y Manaure.
Los paros están al orden del día y no hay semana que no amanezcan las vías con trancones donde el gremio de transportadores es el más afectado por culpa de unos avivatos que con sus intereses personales perjudican a todo el departamento. Esta es La Guajira macondiana en la que nos movemos en el día a día y no nos asombramos de nada. ¡Ay mi guajira! La tierra de los síndromes que nos han atrasado tanto en nuestro desarrollo. El último de estos síndromes como es el de los paros, ya tiene al borde del cierre a Cerrejón. No hay derecho tanta irresponsabilidad de algunos guajiros que anteponen sus intereses personales por encima de los generales y lo más triste que el gobierno nacional no dice ni pio porque al contrario los apoyan con tal también de conseguir su objetivo como es el cierre de la mina, no les importa un carajo de la suerte de los guajiros. ¡Ay mi guajira!
Hernán Baquero Bracho

