BOLSAS, PACTOS, IPS, AVIONES

La falta de vergüenza como arma o herramienta política no es nueva en Colombia. Ciertamente, además, no es un monopolio de la izquierda.

Que un candidato como Petro haya conquistado el poder a pesar de que el país entero lo haya visto recibir con fruición bolsas de dinero en efectivo, de origen desconocido y de inexistente contabilización en sus cuentas electorales, bastaría precluir el debate sobre la inmoralidad de este gobierno y la inviabilidad de la democracia colombiana.

Que el mismo candidato haya superado la revelación de los “Pactos de la Picota”, validados por las minutas de guardia, los aportes recibidos por el hijo mismo del presidente y el cumplimiento diligente con los guerrilleros y mafiosos de las libertades para “voceros” de paz, reafirma la certeza de que el régimen político, judicial y social del país se ha vuelto impertérrito e indiferente a la corrupción y el cohecho.

Otra gota que desborda la copa del peculado y consagra la falta de vergüenza, fue la evidencia demoledora de la manipulación de los procesos de contratación en el DPS, creando IPs paralelas para manipular la calificación de las licitaciones en una de las grandes venas rotas del estado colombiano, por parte de su secretario general Ramírez, escudero leal y protegido de la directora Rusinque que, al negar la literalidad de las grabaciones, sentó el tono del “Rusinqueo” que debemos esperar de Petro y sus áulicos.

La seguidilla de desafueros se agrava de manera espectacular con la revelación de que el ministro de transporte Reyes se mueve a sus anchas por el país en el avión privado de uno de sus principales contratistas en el INVIAS. La falta de vergüenza llega hasta el punto en el cual Reyes alega que usufructuar del avión de su contratista, como superior directo del director del INVIAS, es solo muestra de su dedicación y compromiso en la atención del servicio público.

Nos plantea Reyes que las crisis viales en todo el país, provocadas en parte por su incuria en la atención de sus obligaciones de mantenimiento de la red vial y los puentes del país, deben ser atendidas de manera expedita y que, ante la ausencia de avión privado en el ministerio, debe acudir al avión de su contratista.

No nos informa el ministro si visita los siniestros y desastres del país de una vez con el contratista y si este le va cotizando en el avión las reparaciones. Contecha, revela el Tiempo, acaso como contraprestación por el préstamo del avión, ya se ganó la contratación para atender la emergencia en la Panamericana (Mojarras – Popayán) en enero de este año por más de 60.000 millones de pesos.

¡Y no pasa nada! La constante avalancha de sandeces dichas por Petro aquí, allá y acullá, borra mágicamente todos estos escándalos.

Las bancadas y bodegas petristas fusilaron a Duque por cualquier cosa o indelicadeza. Hoy, guardan pacato silencio. Cada vez de manera más frecuente, los catones petristas alegan que se puede robar en este gobierno o ser indelicado con lo público, como lo es la vicepresidente, si antes también lo hacían. Es la ruta moral de los sinvergüenzas, la entronización de la corrupción como algo inevitable e incluso justificable como lo alegaba otro gran corrupto de todos los tiempos: el contratista Nule que hoy ve con envidia como este gobierno le negocia principio de oportunidad a Tapia para terminar el contrato de Centros Poblados. Rusinquear mató a Abudinear.

Enrique Gómez Martínez 

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