BREVE RELATO DE UN ACOQUINAMIENTO

Don «Perico» Manjarrés Ariza, un sanjuanero raizal residente en los llanos de Colombia, publicó en su cuenta de Twitter un video donde aparece un muchacho sentado en el camerino de su colegio, cuando llega un compañero a provocarlo con palabras. El muchacho permanece tranquilo, pero el provocador persiste en su empeño y acto seguido le agarra la barbilla en un gesto que encierra humillación y desafío, hasta que logra perturbar la serenidad del muchacho que estaba sentado en el banco. El muchacho se levanta como impulsado por un resorte, le zampa un derechazo al impertinente provocador y termina propinándole una soberana muñequera. “Perico” emocionado hasta la médula, se declara inmediatamente su admirador, al tiempo que recuerda sus tiempos de trompeador callejero en su natal San Juan del Cesar. “Perico” era un muchacho de contextura delgada, agilidad felina y velocidad de pájaro. Y su habilidad para resolver conflictos por la vía de los puños era ampliamente reconocida en el pueblo. Tanto era su prestigio de buen trompeador, que esa fama le sirvió a su hermano Teo, de pocas habilidades boxeriles pero muy afilado con la lengua, para disolver un inminente enfrentamiento a puños con José “Catarata” Suárez, quien por aquel entonces era un reconocido amedrentador de muchachos cobardes. Entonces Teo le dijo: ¡Perate ahí, que ya voy a buscar a “Perico” …!

Desde otra esquina de los acontecimientos, mi amigo Luis Alonso Colmenares me envía el Twitter escrito por Perico y me pregunta:

  • ¿Cómo te parece esto…?

Creo que la primera presunción que pasó por la mente de Colmenares fue suponer que “Perico” estaba hacienda apología a la violencia. Pero mi respuesta, que venía dictada desde las entrañas, fue contundente:

  • ¡Me parece muy bien…!

Y acto seguido justifiqué mi posición, enviándole un mensaje de texto que decía lo siguiente:

Mi querido Lucho: Aprovecho para relatarte una anécdota personal relacionada con el bulling al que se refiere “Perico” en su nota de Twitter, al comentar la muñequera que se mamó el provocador que fue por lana y salió trasquilao.

En 1975 me cambié de Colegio. Ese era mi último año de bachillerato.  Había dejado el Liceo de Cervantes de Barranquilla y mi Mamá logró matricularme en el Liceo de Cervantes de Bogotá.  Calle 82 & Carrera 8a. Tú conoces perfectamente esa sede cervantina, pues allí estudió Luis Andrés.

Bueno, yo llegué a mi nuevo Colegio a experimentar una vivencia totalmente nueva. Era una situación muy diferente a la sentí cuando llegué a Barranquilla en 1971 procedente del Colegio «San Juan Bautista» de San Juan del Cesar. En esa época era un pueblerino corroncho, que venía de un colegio donde no había baños ni timbre sino campos abiertos para mear al aire libre y un disco de arado que servía de campana para realizar el llamado colectivo a los estudiantes. La llegada a Bogotá para cursar 6to. de Bachillerato en aquel momento fue muy diferente a lo que había sido mi llegada a Barranquilla cinco años atrás. Yo era el único costeño entre 37 cachacos y un uruguayo. Mi único apoyo eran los curas Olegario Rodríguez Pascual y Benito Martínez, quienes habían sido trasladados también ese año de Barranquilla a Bogotá.

Y la «montada» que me pegó el cachaco que tenía delante de mí… fue monumental. No recuerdo cómo se llamaba ese individuo. Solo recuerdo que era de apellido Escobar. Era alto como un escaparate (aunque de pronto no era tan alto, sino que tal vez yo era muy bajito) y tenía la cara llena de cicatrices de espinillas como Miro Bajaíta. Tenía el pelo ondulado y semi apretado, se peinaba con un partido bastante pronunciado a un costado de la cabeza y tenía un caminao amenazante, el cual se acentuaba cuando se ponía gabardina y bufanda.

Y a ese sujeto se le dio por decirme todo el tiempo «Costeño mama-burra»… y lo repetía incesantemente… «Costeño mama-burra»…

Pero yo tenía miedo de reprocharle su insolencia, pues temía que me avasallara con su estatura.

Hasta que un día me dije a mi mismo: Si esta vaina sigue así… este cachaco me va a acoquinar todo el año. Y resolví tomar medidas. Yo tenía en mi carterita de útiles escolares una lámina metálica puntiaguda (la tenía allí porque me parecía útil para alguna eventual herramienta manual) … y entonces me dije: la próxima vez que este cachaco se vuelva a meter conmigo, ¡le zampo esta vaina en la cara…!!!

Él tenía la costumbre de voltearse de su pupitre… me miraba fijo y amenazante…y profería su insulto de siempre:

– Costeño mama-burra…!

Pero ese día no me quedé callado. Le dije:

– Cachaco hijueputa… al tiempo que le zampé un puntazo en uno de sus cachetes. Le salió sangre abundante, la cual contuvo con su pañuelo. Y me dijo: nos vemos a la salida.

– Nos vemos donde tú quieras… cachaco malparido…!

Todavía hoy no me explico de dónde me salieron esas agallas, pues la respuesta se la di con voz firme y determinante.

En el recreo me dediqué a buscar a Eduardo Cuello Lacouture, mi pariente que también había venido del Liceo de Cervantes de Barranquilla a cursar 5to Bachillerato.  Le pedí que me sirviera de escolta en la salida del Colegio. Yo estaba asustado.  A la salida no encontré a Eduardo… y entonces salí derechito para la calle a paso bastante rápido. Eso fue más o menos para la época de semana santa.

Después no pasó más nada. Pero lo más importante fue que ese Cachaco no se volvió a meter conmigo durante el resto del año.

Orlando Cuello Gámez

DESCARGAR COLUMNA

8 comentarios de “BREVE RELATO DE UN ACOQUINAMIENTO

  1. Crispin Alberto Medina Romero dice:

    Orla, hasta a mí me dió indignación de ver el comportamiento del cachaco. Indudablemente, tu respuesta fué la adecuada. Un abrazo.

    • Guille Guerra dice:

      Buena anécdota la de nuestro amigo Teo jajaja.
      La naturaleza humana es así. … instinto de conservación, llega el momento en que aflora el animal que llevamos dentro. … Acuérdate que el Leon es el Rey de la Selva no por ser el más grande ni el más ágil , sino por no conocer el miedo.

  2. Hernando jose Guzman dice:

    Merecida fue tu respuesta, yo actúe alguna vez con sevicia y alevosía ante una situación muy parecida, lo que la distingue fue el arma utilizada, yo simplemente le arrecoste al provocador un pupitrazo que sirvió de paso para mi despedida inmediata de aquella institución escolar, es más; aún recuerdo la expresión del susodicho exclamando ,compa ajuiciese y yo le dije, el que te vas a ajuiciar de ahora en adelante eres tu, aun creo ,que le dicen el callao.

  3. Andres Hoyos Angel dice:

    Esos “Cachacos” de Bogotà no son sino habladores. Me consta porque en el Colegio Gimnasio Campestre mi hermano Ricardo y Yo éramos los únicos Manizalitas(Paisas) y no la querían montar por cualquier comentario en nuestro acento bien marcado. Gracias a Dios. Me identifico. Un abrazo!!!!!

  4. Maria Stella , tu prima. dice:

    Orlando siento mucho que hayas soportado esa situación tan lamentable. Pero sí a veces es necesario un poquito de su propia medicina porque es la única manera que entienden. De todas maneras es muy triste ese comportamiento. Un abrazo

  5. Luzmarina Aroca dice:

    Primo Orlando no me canso de admirar tus anécdotas y gozar con todo lo que relatas!!! Buena esa por poner a ese cachaco en su puesto Abrazos primo!!!

  6. RLC dice:

    Excelente, Landi!!! Los abusadores no son más que unos cobardes que quieren descargar su frustración con el que creen débil. Aplaudo tu valentía!! Aún con las piernas temblando en ese instante, del Landi temeroso no quedó nada. Un abrazo.

  7. Beatriz dice:

    Chiquito pero picosito!!. De todas maneras no hay derecho a aguantar el bullying!. Que bueno que lo pusiste en su lugar y que la situacion no Escalo a mayores!! Me imagino tu frustracion y enojo de tener que llegar al colegio y enfrentarse a este personaje.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Abrir chat
💬 ¿ Necesitas ayuda?
Hola 👋 ¿En qué podemos ayudarte?