¿CÓMO INTERPRETA LA DERECHA LA PRIMERA ENCUESTA PRESIDENCIAL?

El pasado martes conocimos, luego de un velo prohibitivo, la primera encuesta nacional sobre intención de voto de candidatos y precandidatos a la presidencia de la República, para el período 2026 – 2030.

La encuesta la realizó el Centro Nacional de Consultoría S.A., con un tamaño de muestra de 2.140 encuestas en 57 municipios, entre una población civil mayor de 18 años, de ambos sexos y pertenecientes a todos los sectores socioeconómicos urbanos de nuestro país.

Muchas cosas interesantes al margen de los nombres, de las consultas internas, precandidatos o partidos políticos; por ejemplo, de esa muestra encuestada, al 26% no le atrae ninguno de los candidatos o no le interesa o desconoce; así mismo, un poco más del 20% definitivamente no saldrá a votar el próximo año, mientras el 50% tiene absoluta seguridad y convicción de que votará.

Como ha sido la tendencia y la costumbre en otros tiempos menos azarosos que los actuales, es preocupante este comportamiento.

Ya entrando en la valoración de los candidatos nominados a tiempo presente, Iván Cepeda lidera la intención de voto, seguido por Abelardo de la Espriella, con una diferencia de 6.5 puntos porcentuales e igual guarismo con relación a la seguridad del votante en cuanto quién saldrá elegido. Para efectos meramente especulativos, tomando como parámetro los ocho (8) primeros nombres representativos de candidatos de la encuesta y su orilla ideológica, tendríamos la siguiente clasificación: PETRISMO – IZQUIERDA (Iván Cepeda), CENTRO (Sergio Fajardo, Juan Manuel Galán, Claudia López y Vicky Dávila), y DERECHA (Abelardo de la Espriella, Miguel Uribe Londoño y Germán Vargas Lleras).

Cuando en la encuesta se presenta el escenario hipotético de una segunda vuelta, dónde hay un respaldo directo de los líderes naturales de la ideología y los partidos de izquierda y derecha, Gustavo Petro y Álvaro Uribe en este caso, el 45.1% de quien decide votar lo haría por el candidato que respalde Álvaro Uribe y el 35.5% lo hará por el candidato que respalde Gustavo Petro. Los indecisos serán el 3.8% y quienes no votarían por ninguna de las dos opciones, serán el 15.7%

Una primera reflexión arbitraria podría ser que, de llegar a una casi segura segunda vuelta, el respaldo del ex presidente Uribe no solo será determinante, sino que muy seguramente alcanzará consensos totales con mínimo dos (de tres posibles), representantes del CENTRO, mientras el desgaste ético y la incertidumbre de gobernanza programática del presidente Petro, llegará a sus mínimos de apoyo y confianza, situando el respaldo anterior entre el 26% y el 28% para junio de 2026. Hay que decir finalmente aquí, que entre indecisos y los que no votan, bien vale la pena una avanzada de motivación, compromisos e ideas innovadoras,  lejos de abstracciones y retórica; como cerca de cifras, indicadores, proyectos y metas, con propuestas de pulso firme, seguridad, ley y orden.

Como segunda reflexión, debo confesar mi sorpresa con la preferencia para la escogencia interna entre los precandidatos del Centro Democrático. No querría pensar que el magnicidio de Miguel Uribe Turbay haya distorsionado un poco la muestra, pero comparando y cotejando con otras fuentes menos formales, María Fernanda Cabal y Paloma Valencia, en ese orden, deberían ocupar los dos primeros escaños. Pero no siendo ello así, y con algunas decisiones sobre dicha consulta interna del partido, así como declaraciones del ex presidente Uribe sobre diálogos de unidad, posteriores a las declaraciones de intención de los precandidatos Miguel Uribe Londoño y María Fernanda Cabal, de adherir a una probable y deseada candidatura única de la DERECHA, podríamos especular tres alternativas, orientadas por el ex presidente Uribe como jefe natural del CENTRO DEMOCRÁTICO y de la oposición:

La primera, además del consenso advertido con el CENTRO, el apoyo del partido CAMBIO RADICAL y CONSERVADOR en torno a una candidatura única, antes del 10 de diciembre de 2025, le pondría definitivamente, el techo del 22% al PETRISMO de IZQUIERDA.  Ese techo, en el mejor de los casos para la izquierda por los votos sueltos del CENTRO, o de quienes no tienen disciplina de partido en las urnas u otro compromiso de grupo político regional, llegará al 26%, como máximo.  

La segunda, acogiendo una propuesta de Abelardo de la Espriella, a la que el ex presidente Uribe calificó de “generosa”, consistiría en adelantar una encuesta con todos los precandidatos de CENTRO y de DERECHA, que no hayan tenido ninguna vinculación con el actual gobierno, organizada por tres firmas independientes y financiada por los mismos aspirantes que decidan participar. El ganador será el candidato único para la primera vuelta, cuyo resultado será conocido antes de diciembre 10, evitando la consulta de marzo de 2026 lo que representaría un ahorro importante al fisco.

La tercera, suspender la consulta interna, la encuesta o la designación de candidato en el CENTRO DEMOCRÁTICO, plegándose o adhiriéndose a los resultados de la encuesta de centroderecha.

No solo sería la estrategia sensata de la DERECHA en conjunto, sino la valerosa respuesta superior para la democracia y la institucionalidad colombiana, hoy seriamente amenazada y corroída por el progresismo comunista.

Hay que intentar ganar en la primera vuelta; que el ejemplo de la distraída derecha chilena, no lo repitamos.

 

Luis Eduardo Brochet Pineda

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