CORAJE

In memoriam, Luz Marina Lara M. MD. Terminé de leer de un tirón “On consolation”, traducido al español como “En busca de consuelo”, de Michael Ignatieff. The Guardian se refirió al libro: “Ignatieff nos recuerda que no somos la primera generación que se enfrenta a la desesperación y busca caminos para salir de ella”. Disfruté cómo trazó la línea de tiempo de cada uno de los personajes que vivieron, sufrieron y al final de sus días tuvieron el coraje de buscar Consuelo. Describe la consolación hebrea cristiana, estoica y una más moderna: la fe en la revolución, concluyendo que no son las doctrinas las que dan alivio sino el hombre por sí mismo.

Esto me llevó a pensar en la lectura de otra gran obra, que para mí sería más indicado como título para el libro de Ignatieff, “La dignidad del coraje”, escrito por Ramón De Zubiría, “Tito”. Muy apropiado en estos días de reflexión e introspección para cada uno de los colombianos que estamos viviendo tiempos complejos, debemos buscar la manera no solo de consolarnos y superar las dificultades; sacar coraje y sobrevivir las inclemencias, el horror de las amenazas constitucionales contra un orden establecido. Cita Tito lo que dijo Antonio Machado: “Quien habla solo espera hablar a Dios un día”. Machado es uno de los referentes del coraje entre muchos.

Esa será mi consigna mientras alguien le recuerda al presidente que ya fue elegido y que se dedique a gobernar, administrar y construir en vez de enfrentarnos con odio unos a otros. Ya sé que serán dos años inciertos, pero es importante que podamos sobrevivir y, por qué no, defender nuestras libertades aun exponiéndonos tanto física como mentalmente. No niego realidades dolorosas como son las exclusiones, la pobreza y el maltrato, pero no son estos motivos para hacer tierra arrasada. Mientras que la vida sigue y perdemos a seres queridos, aprovecharé esta Semana Santa para meditar sobre cómo tratar de vivir en consciencia plena el día a día, con la serenidad que genera paz. Hablando de consuelo y coraje, ha partido una gran amiga y colega la Dra. Luz Marina Lara, médica y dermatóloga, trataré de responderle a uno de sus colegas que me preguntó por el sufrimiento de ella, quien padeció una enfermedad muy dura. ¿Por qué ella? La respuesta la tiene Cicely Saunders: “Su dolor no era solo social, psicológico y metafísico. Recordaba que el paciente terminal sentía el dolor total.

El remordimiento, sus hijos, culpas, actos y omisiones, abrumadora aflicción del cuerpo y alma”. Su consuelo era escuchar y como cristiana nos recordó las palabras de Jesús: “Velad conmigo”, y sus discípulos se durmieron, lo dejaron solo. Saunders escuchó a muchos pacientes terminales, sobre esto le respondió a un periodista: “El tiempo no es cuestión de duración, es cuestión de profundidad”. Y cuando un paciente le decía a la Dra. Saunders que se había agotado el tiempo, ella cristianamente le decía: tiempo hay y suficiente, lo importante es con quién compartirlo”. A Luzma nunca le faltó amor y la compañía de sus hijos. Sanó a muchos y esos muchos no la van a olvidar. Ese será el consuelo de su coraje.

Orlando Bustillo Pareja

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