CUÁNTO COSTARÁ LA CHAMBONADA

Al término del Congreso Nacional de Infraestructura no puede quedar sino el sabor amargo de ver al presidente recoger sus trastes y al obsequioso ministro Bonilla agachar la cabeza ante los ingenieros, pavimenteros y los representantes de los financiadores de todas las categorías.

Petro, y cito al diario la República, salió con esta joya de la sinvergüencería e improvisación: “Estamos pensando en fortalecer la ANI a lo Mazzucato, esa será la estrategia”.

O sea, en términos coloquiales: No tenemos ninguna estrategia. Solo conocemos a alguien que se ha leído algún libro teórico de una economista de un régimen político en Italia que fue ampliamente derrotado en las elecciones de octubre de 2022.

Es inverosímil como los economistas, que tanto predican su empirismo, se entregan de manos y pies al primer charlatán o aparecido. Petro hasta le pagó pasaje a la Mazzucato y de seguro ella se devolvió llena de contratos.

La idealiza como si se tratara de Keynes, Friedman, Hayek o cualquier titán de la ciencia económica.

Ella es simplemente una oscura pseudo intelectual que convalida las creencias de Petro.

¡Fortalecer a lo Mazzucato! Como si fuera la penicilina, la aspirina o la partida doble. Probados en décadas de tratamientos. Mazzucato lo único que propone es un nuevo campo para el fracaso y el hurto estatal sin auditorías. Hagámoslo como el IFI en Colombia que funcionó tan bien.

¡Estamos pensando! ¿De verdad? ¿Cuándo empezaron?

Claramente no estaban pensando cuando el oscuro y también obsecuente ministro Reyes, el elegante y discreto ¿lo recuerdan? suspendió los peajes de las concesiones en enero de 2023. Allí, claramente, no solo no estaban pensando. Estaban aplicando el peor de los populismos tarifarios: el populismo de ocasión. Frenemos el alza al inicio de año porque pobrecita la gente y las carreteras en concesión son la expresión del imperialismo yanqui y la dominación del capital. ¿De verdad ya lo olvidaron?

Petro es realmente impagable. ¡Pero por los daños que causa!

Y que tal Bonilla. Después de que el gobierno al que pertenece le dio al sector de infraestructura y a sus financiadores el equivalente de una patada en los testículos, sale el sinvergüenza a invocar en el congreso de la infraestructura “hay que reactivar el sector”.

Acompañó sus invocaciones y llamados de la “promesa” de que hará reajustes de peajes en enero 2024 y nuevamente en 2024.

Petro y Bonilla creen que poniéndose un liki liki y dejándose mangonear en el Centro de Convenciones en Cartagena durante dos días, diciendo lo que se espera en el marco de los contratos que incumplieron y tratando de borrar el desastre de la caída de la confianza nacional reflejada en la baja del 20% en la inversión privada motivada por el des-estímulo creado por la inseguridad, la mediocridad y el mal manejo del gobierno de su presupuesto y todo lo demás, con eso Petro y Bonilla creen que todo retornará a la normalidad.

Salen caminandito, con el rabo apretado y la sonrisa hipócrita de los escenarios gremiales y creen ilusamente que todo volverá a la normalidad.

No será así. La confianza para los financiadores de largo plazo no está en la letra de un contrato o en la posibilidad de acudir a un costoso, largo y riesgoso arbitraje internacional. La confianza se apoya en la certeza de que la contraparte contractual es un socio serio, confiable y razonable. Tendrá la contraparte, como siempre, intereses divergentes como en toda contratación, pero entiende bien el beneficio de relaciones sinalagmáticas y estratégicas, predecibles y confiables.

En los contratos, a diferencia del amor, la rutina, lo predecible, lo razonable y lo racional es positivo y sobre todo baja sustancialmente los costos.

En un entorno de confianza, en relaciones de muy largo plazo como las que apalancan los emprendimientos de infraestructura, la rutina, la monotonía y la predictibilidad bajan, y mucho, los costos para ambas partes.

Ese es el mayor costo de la chambonada de los peajes. Claro gravísimos los pleitos, los honorarios y moras que habremos de pagar por la decisión cantinflesca y chabacana de incumplir con los reajustes pactados. Gravísimo el costo de oportunidad de los proyectos que se cayeron por el pánico generado por estos irresponsables que nos gobernaban y aún nos gobiernan.

Pero el costo mayor se verá primero en la dificultad, creería que insuperable, de cerrar proyectos antes de que salgamos de Petro. Después, y por muchos años, pagaremos los puntos adicionales de las primas de riesgo de “otro loquito” que pueda llegar a la presidencia.

La prima asociada a la inmadurez política de elegir a Petro la pagaremos día a día por años en nuestras boletas de peaje, en nuestras tasas aeroportuarias, en nuestras facturas de servicios públicos.

Bogotá ya lo sufrió. La Contraloría en su momento trató de calcular lo que cuesta Petro con la revocatoria de los contratos de recolección de basuras. ¿Recuerdan? No era sino medio billón directo sin contar la quiebra del acueducto y otras cositas como la quiebra de Capital Salud por más de 1,8 billones.

Solo con lo de los peajes, sin contar el resto de embarradas, seguro Petro ya se superó a si mismo. Pero recuerden: no lo paga el, lo pagamos todos.

Enrique Gómez Martínez 

DESCARGAR COLUMNA

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Abrir chat
💬 ¿ Necesitas ayuda?
Hola 👋 ¿En qué podemos ayudarte?