Hebreos 8:8-13 Pero Dios, reprochándoles sus defectos, dijo: «Vienen días», afirma el Señor, «en que haré un nuevo pacto con Israel y con Judá. No será un pacto como el que hice con sus antepasados el día en que los tomé de la mano y los saqué de Egipto, ya que ellos no permanecieron fieles a mi pacto, y yo los abandoné», dice el Señor. «Este es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel», afirma el Señor. «Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya no tendrá nadie que enseñar a su prójimo; tampoco dirá nadie a su hermano: “¡Conoce al Señor!”, porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán. Yo perdonaré sus iniquidades y nunca más me acordaré de sus pecados». Al llamar «nuevo» a ese pacto, ha declarado obsoleto al anterior; y lo que se vuelve obsoleto y envejece ya está por desaparecer.
En este apartado bíblico se hace alusión a un nuevo pacto o alianza, que Dios haría con el pueblo de Israel, además explica que no sería igual al pacto anterior. Para comprender mejor de que trata este tema debemos tener claro que es un pacto.
De acuerdo al diccionario es un acuerdo entre dos o más personas que obliga a ambas a cumplir una serie de condiciones. Bíblicamente el pacto hace referencia a la relación que existía entre Dios e Israel como el pueblo escogido. Dios se presentó a su pueblo, y el pueblo tenía la posibilidad de aceptar o no las condiciones planteadas por Dios.
Dicho esto, se observa a través de la historia bíblica que cada vez que Dios quiso tener un nuevo comienzo con el pueblo de Israel, estableció pactos. A continuación, se relacionan algunos.
- Pacto Adánico: (Génesis 3:15-17) fue el primer Pacto que Dios hizo con el hombre. Fue un pacto condicional con Adán, en el cual la vida y bendición o la muertey la maldición dependían de la fidelidad de Adán hacia Dios. No obstante, posteriormente a causa de la desobediencia de Adán y Eva la consecuencia del incumpliendo de este, fue impuesta a toda la humanidad.
- Pacto Noético: Este se dio entre Dios y Noé luego de que este, su familia y los animales abordaran el arca, que Dios le había mandado a construir. Se encuentra en Génesis 9:11: «Este es mi pacto con ustedes: Nunca más serán exterminados los seres humanos por un diluvio; nunca más habrá un diluvio que destruya la tierra.» Este pacto también se extendió a toda la humanidad hasta el día de hoy e incluía una señal de fidelidad de Dios: el arco iris.
- Pacto Abrahámico:Este se encuentra en Génesis 12: 1-3, Dios prometió a Abraham hacer su nombre grande y de su generación una gran nación. Asimismo, promete bendecir a todas las familias de la tierra a través de su simiente. El cumplimiento es evidente en la historia de los descendientes de Abraham y en la creación de la nación de Israel. Y la extensión del mismo también tuvo gran efecto sobre la humanidad y vino a través de Jesucristo, quien perteneció al linaje familiar de Abraham.
- Pacto Mosaico: Este se encuentra en el libro de Éxodo 21, 24 y 31, y en otros apartados bíblicos. Dios le dio a Moisés la Ley(los mandamientos) que servirían para regir su relación con el pueblo de Israel.
- Pacto Davídico: Este se encuentra en 2 Samuel 7: 8-16, prometió una dinastía de reyes, un trono y un reino para siempre. Jesús es de la línea familiar de David (Lucas 1: 32-33) y, como el Hijo de David (Marcos 10:47), se dio el cumplimiento de este pacto. Desde el día en que esta alianza fue establecida y confirmada por Dios hasta el nacimiento de Jesús, a David nunca le faltó un hijo que se sentase en el trono de Israel (Jeremías 33:21).
- Nuevo pacto:Este pacto, se encuentra en Jeremías 31: 31-34, en este Dios perdonaría el pecado y tendría una relación cercana e permanente con su pueblo. Esta promesa se hizo inicialmente a Israel y luego se extendió a todos los que reciben a Jesucristo como Señor y Salvador (Mateo 26:28; Hebreos 9:15).
El común denominador de todas estas alianzas, es que Dios ofrece nuevos comienzos a partir de un compromiso con el hombre. El nuevo pacto que se menciona en este capítulo del libro de Hebreos, deja sin efectos cualquier otro pacto por considerarlos obsoletos. Hoy en día no solo el pueblo de Israel tiene acceso a esta nueva alianza, y a través del sacrificio de Jesucristo en la cruz todos los que creemos en él tenemos la oportunidad de comenzar de ceros con Dios; esta es una oportunidad que se renueva todos los días por la misericordia de Dios (Lamentaciones 3:22-23). Este es un compromiso en donde Dios afirma que pondrá sus estatutos en nuestra mente y las escribirá en nuestro corazón, la condición es que él debe convertirse en nuestro único Dios y es entonces cuando llegamos a ser parte de su pueblo.
Cuando se tiene un nuevo comienzo con Dios o con cualquier persona, lo ideal y lo que aconseja la palabra de Dios es dejar atrás las cosas viejas, la antigua manera de vivir, las heridas, la falta de perdón, el dolor, las experiencias buenas o malas, borrón y cuenta nueva como dice en Efesios 4:22 24 “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” y en 2 de corintios 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Dios no se cansa de darnos una nueva oportunidad, sin embargo, nosotros insistimos en aferrarnos a lo viejo y eso es lo que nos lleva al estancamiento espiritual, personal y emocional. Una vez hemos alcanzado la salvación, nuestra vida debe comenzar un proceso de trasformación real en todas las áreas de nuestra vida, que nos lleve a caminar como nuevas criaturas. En definitiva, Dios nos facilita tener nuevos comienzos, pero en muchas ocasiones nuestro deseo de mantener el control y la estabilidad de nuestra vida no permite que los cambios requeridos para ese reinicio se puedan llevar a cabo.
La verdad sea dicha, nos cuesta empezar de nuevo, dar y darnos una nueva oportunidad, preferimos seguir aferrados al dolor, la rutina, la cultura, la tradición, el pasado o el rencor, se nos dificulta soltar ese saco de basura que acumulamos durante toda nuestra existencia y queremos que Dios traiga lo nuevo, en medio de nuestros desastres y situaciones sin resolver.
En cuanto a esto, la palabra de Dios enseña en Mateo 9:16-17 Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente. Esta palabra nos lleva a reflexionar acerca de no enfocar nuestra vida en el pasado (máxime cuando ese pasado es de sufrimiento y desesperanza), porque nos perderíamos la oportunidad de ver y recibir cosas que realmente nos lleven a vivir en plenitud y abundancia que es lo que Jesús vino a ofrecernos (Juan 10:10).
Al respecto. Es importante considerar también que el adversario intentará por todos los medios que sigamos aferrados a lo pasado, porque no quiere que avancemos, él nos quiere derrotados, sintiéndonos fracasados e incapaces. En cuanto a esto, respecto a nuestra relación con Dios, puede suceder, que comenzamos a acercarnos, a dejarnos usar por El, a tener una vida de oración e intimidad y pareciera que en vez de ver mejorías en todas las áreas de nuestra vida, es al revés, precisamente lo que el enemigo primero ataca es nuestra mente, el enfoque, las metas que tenemos, la fe, él se encarga de distorsionar la realidad de la que Dios nos ha hablado y nos ha prometido a través de su palabra y de manera particular, y en cambio nos muestra un contexto crítico, justamente debemos recordar en esos momentos que el ladrón vino a engañar, a robar, matar y destruir, él se encargará de traer a memoria el pasado para distorsionar nuestro futuro.
Es así como, muchas veces preferimos no cambiar de hábitos alimenticios o hacer ejercicios, porque lo hemos intentado antes y no nos ha funcionado; o algunos han sido dañados en su área sentimental y les da temor iniciar una nueva relación por lo vivido antes; así mismo sucede en los matrimonios, no nos esforzamos por mejorar nuestras actitudes porque así llevamos 20 años y nada va a cambiar.
Lo cierto es, que precisamos, aferrarnos a la nueva oportunidad y al nuevo comienzo que tenemos hoy, un nuevo día. Podemos elegir vivir una vida para crecer, avanzar, conquistar sueños o pasar al siguiente nivel y esto necesariamente implicará darle un giro a nuestra forma de vivir de 90, 180 y hasta 360 grados de la mano de Dios. En este nuevo pacto, Dios nos da un nuevo espíritu y un nuevo corazón (Ezequiel 36:26), por tanto, es indispensable que toda estructura mental preconcebida antes de conocer a Jesús, sea sometida bajo sus pies. Aprovechar cada nuevo amanecer, cada estación del año, cada nuevo año, como una oportunidad de hacer todo diferente. ¡Hoy es un gran día para empezar de nuevo! Y que Dios haga:
- Un trasplante de corazón “Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne.” (Ez. 11:19)
- Brotar su rio de agua viva en medio de nuestros desiertos “He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.” (Is. 43:19)
- Cambie por completo nuestras mentes, actitudes y nuestro ser para llegar a su estatura “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” (Ef. 4:22-24)
Lo que sea que estés viviendo o hayas vivido, hoy es un nuevo día, un nuevo comienzo sostenido en el nuevo pacto que nos posibilita el Señor Jesús a través de su sangre derramada, no te permitas vivir aferrado a la angustia, la tristeza, las decepciones, los fracasos, el dolor, la depresión, los errores, suelta todo y abandónate en los brazos de Papá. Basta ya de caminar cargando esa pesada maleta llena de desechos que te paralizan. Hoy Dios te dice: toma mi yugo que es fácil y ligera mi carga (Mateo 11:30). El hace TODO nuevo “Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento.” (Isaías 65:17). Cada día renueva su amor sin importar lo que sucedió ayer “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.” (Lamentaciones. 3:22-23) “Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.” (Apocalipsis 21:5).
No mires atrás, no te distraigas, prosigue a la meta, vuelve a intentarlo, ¡levántate! Filipenses 3:13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante. Camina con los ojos puestos en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe. (Hebreos 12:1-3.