DESARROLLAR LA MENTE DE CRISTO. UN DESAFÍO DIARIO

Esta es, queridos hermanos, la segunda carta que les escribo. En las dos he querido, con mis consejos, hacerlos pensar rectamente.” 2 Pedro 3:1

Aconsejarnos para llevarnos a pensar rectamente, ciertamente es una labor titánica del apóstol Pedro.

Dado que esto, implica tener la mente alineada con la verdad de Dios, enfocada en lo verdadero y en lo bueno; algo que contrasta con la falsedad que nuestros propios pensamientos y nuestros ojos naturales nos muestran.

Lograr este nivel de pensamiento requiere un esfuerzo consciente y constante de renovación mental, por medio de la meditación en la palabra de Dios y la oración. En este sentido, la escritura enseña que tenemos la mente de Cristo (1 Corintios 2:16). Esto significa que no solo deberíamos pensar como Él, sino también hablar y actuar como Él: tener su mismo sentir, sus mismos intereses, su misma visión y propósito.

La manera de pensar de Cristo lo llevó a despojarse por amor como lo dice Filipenses 2:7 “[Él] se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres”. Un acto de sacrificio que no es sencillo para ningún ser humano. Para lograrlo Jesús tuvo que dejar de lado su propia voluntad, y enfocarse en hacer la voluntad del padre.

Entonces tener su mente, implica un grado alto de disposición y sumisión que nos lleve a despojarnos de nuestros propios pensamientos y deseos, para hacer lo que Dios quiere y orienta en su palabra.

Pensar rectamente, no se trata de pensar positivo, o de solo pensar cosas buenas, sino que, el pensamiento se vuelve recto cuando se ajusta al sentido verdadero de las cosas, o más bien, al sentido que Dios les da. Apartarnos de esto, nos lleva a pensar equivocadamente y albergar pensamientos que nos destruyen.

Por esta razón, el enemigo se enfoca en nuestra mente, y siempre está intentando sembrar pensamientos de duda, tristeza, desaprobación, angustia, soledad, etc., él sabe que de esa manera detiene el propósito de Dios en nosotros.

En resumen, el apóstol Pedro, a través de sus consejos, lo que busca es que lleguemos a pensar como Dios lo hace. Por qué, cuando esto sucede, somos capaces de reemplazar pensamientos de desesperanza, confusión, o duda, por expectativa, claridad y certeza. Esta, es una tarea diaria y personal, nadie más que nosotros mismos puede cuidar lo que piensa, solo nosotros tenemos el poder y la autoridad de someter nuestros pensamientos a la verdad de Dios.

Pensar correctamente requiere determinación para:

  • Renovar el corazón. En el salmo 51:10 David clamaba a Dios para que Dios le permitiera tener un corazón limpio y un espíritu recto. Esto es algo que deberíamos hacer diariamente, por que tener un corazón limpio determina el curso de nuestra vida. Nos permite tener paz y gozo. Y lo más importante, nos permite tener una relación íntima y profunda con Dios y que Él pueda obrar en y a través de nosotros.

 

  • Filtrar información: Evaluar todo lo que vemos y oímos, que a la larga se convierte en insumo para desarrollar pensamientos de rectitud o perversidad. Por ellos la biblia enseña en 1 de Tesalonicenses 5:21 Examinar todo, para retener lo bueno y desechar lo malo.

 

  • Examinar nuestra vida: Este es un ejercicio de suma importancia, dado que, si no nos evaluamos, no podremos determinar en lo que estamos fallando para poder corregirlo. Debemos partir de la premisa de que nos somos santos, ni perfectos. En el Salmo 139:23-24 Señor, examina mi corazón y pon a prueba cada uno de mis pensamientos, Así verás si voy por mal camino y me guiaras por el camino eterno.

Sin lugar a duda mientras más pensamos en algo, más fuerte se hace ese argumento en nosotros.  Dice en Proverbios 12:5 Los pensamientos de los justos son rectitud, más los consejos de los impíos, engaño.

Nuestro fundamento es que somos justificados por medio de la Sangre de Jesús, y esa justicia nos debería llevar a tener pensamientos justos. Es decir, por medio de ese sacrifico recibimos la rectitud de Cristo, y nuestra manera de pensar debería cambiar al someternos a dicha rectitud.

Por otra parte, la Biblia enseña en 2 Corintios 10:5 que debemos llevar todo argumento, corriente de pensamiento o estructura mental, a la obediencia de Cristo. Si decidimos consentir pensamientos incorrectos, el resultado será una mente perversa. Esta es nuestra lucha constante: permitir pensamientos que no se alinean con lo que representa Cristo terminará por consolidarse en fortalezas mentales que se oponen al conocimiento de Dios y a su verdad.

En conclusión, quien aloja perversidad en sus pensamientos no puede pretender vivir bien. Dado que, no se trata solo de pensar mal, sino que esto se traduce en palabras y a su vez en acciones, que pueden provocar una avalancha de eventos adversos.

Por lo tanto, un pensamiento recto, solo puede provenir de un corazón limpio y transformado, enfocado en lo justo, honesto, puro y verdadero.

Vicky Pinedo 

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