DIALOGO EN PANDEMIA

Después de más de un año de una larga cuarentena, con un encierro blindado para que no entrara ni siquiera los rayos del sol, las medidas preventivas sugeridas por el gobierno empezaban a hacer mella en el discurrir de nuestras vidas. Mi mujer, que ha sido tan comprensiva, se refirió a las afectaciones de su cuerpo debido a las restricciones aconsejada por el gobierno para evitar el contagio del Covid-19.

Me dijo con un dejo de desamparo:

¡Mira este pelo cómo lo tengo!

Esta frase tan inocente es la causa de una pequeña angustia, que puede crecer hasta un tamaño insospechado y dar al traste con la convivencia pacífica del hogar.

Yo le contesté, como si sus palabras no me hubieran afectado:

-Ahora cuando pase todo este embrollo, vamos donde Consuelo Montoya para que te haga los retoques de rigor.

A ella no la convenció del todo mi respuesta, y entonces respondió:

-Esto no se sabe cuándo termina y ahora que reapareció en los países que lo tenían dominado, es peor. Para colmo de males, me da temor salir, no sea que me contagie. Te puedes imaginar el desastre: mi mamá, mi papá, Piedad y tú. Todos son de alto riesgo. Mejor me aguanto.

Yo para consolarla y subirle el ego, le doré la píldora.

-No hay de qué preocuparse, yo creo que el coronavirus le tiene miedo a las mujeres bonitas. Por eso, a tí no te da.

Entonces me contestó, sarcásticamente:

– Ándate con ese manto a misa y verás. Y siguió.

– ¿No viste que Eugenia, la de San Juan Bosco era bonita y el coronavirus se la llevó?

-Ah, pero no tenía los ojos verdes, le respondí.

Se quedó pensando un ratico y arremetió de nuevo:

-Si así fuera, Sonia la hija de Arcadio González, que tenía los ojos verdes, no se hubiera muerto. Ahora está en el cementerio de San Pedro, por cuenta del covid-19.

Y prosiguió apoyándose en las características morfológicas del maldito virus.

-Tú no te das cuenta que el coronavirus es como una bolita llena de cachitos; yo me puse a observarlo y parece como si en cada cachito tuviera un ojito, por eso no se le escapa nadie. Tiene suficientes ojitos para mirarnos a todos.

-Ah bueno, entonces hay que seguir cuidándonos, encerrados, para que no nos encuentre fácilmente, callejeando. Claro que con los tapabocas le queda más difícil reconocernos. Leíste lo que le dijo Juba Mendoza a Milena, su mujer.

-No, no lo leí. ¿Qué le dijo?

-Mile, ¿Cuándo será que puedo verte de nuevo la nariz?

-Dejémonos de chiste y más bien te propongo algo. Llamemos a Consuelo para que me aplique el tratamiento ya que a ella le permitieron abrir el salón, después de presentar a la alcaldía de Medellín los protocolos de bioseguridad.

Yo le contesté.

-Está bien, llámala, porque tiene que ser con cita previa. Recuerda que sea un día que no nos toque el pico y placa.

Nos pusieron la cita hace una semana, bastante rápida si tenemos en cuenta que Consuelo es una trabajadora muy solicitada por su profesionalismo y responsabilidad. Hoy fuimos a cumplir la cita. Subimos al parque de Aranjuez, que teníamos días de no ir por allá, cogimos un camino retorcido que sube y que baja y que llega hasta el plan, cerca de la iglesia de la Asunción y en la puerta de su casa estaba Consuelo Montoya esperándonos, toda risueña.

No se puede entrar de una al salón de belleza. La diligente Consuelo primero tomó el frasco del gel y, muéstreme las manos, frótese, voltee las manos para aplicarle sobre el dorso, sóbese, ok. Ahora le voy a tomar la temperatura, dónde quiere que se la tome, en la mano o en la garganta, donde usted quiera, ok. 36.9, está bien. Aquí hay dos tapetes, uno humedecido con un antiviral y el otro está seco. Párese en el primero y se seca en el segundo. Después de repetir conmigo la operación, dijo: Ahora sí, pueden seguir.

Dirigiéndose a mí, me dijo: siéntese aquí, de tal manera que si llega el otro cliente pueda ocupar esta otra silla, y así guardan la distancia social que dice el protocolo. Está bien, respondí.

Luego dirigiéndose a mi señora, le dijo:

-Oiga señorita, todavía no pase al paredón, lléneme primero este formulario de la alcaldía, para poder hacer encerramientos, en caso de que aparezca algún contagiado. Son 10 preguntas que empiezan con el nombre, dirección, teléfono etc. Incluyen preguntas de la vida personal: ¿Usted tiene en su familia casos de covid-19? ¿En su urbanización? ¿Ha sentido algún síntoma de gripa o fiebre últimamente? etc., etc. Tiene que firmar en este renglón. !Gracias¡

! Ahora sí, siéntese aquí ¡

Después de dos horas y medias de batir frascos, revolver sustancias, untar menjurges y lavar con agua tibia la cabeza de mi adorada, la hizo sentar de nuevo en la silla giratoria de la peluquería. Secador va, secador viene, esta pomadita por aquí, no vaya ser que te queme el producto, este ungüento es muy bueno, repiquemos estas punticas que están muy largas, no se desesperen que ya vamos a terminar. Por último, aplicó otros productos y había que esperar que reaccionaran.

Cuando la profesional de la belleza y su cliente estaban en medio de toda esta operación, me dieron ganas de orinar. Había un inconveniente. La zona del lavado del salón queda en toda la entrada del baño y me daba pena que Consuelo oyera el estropicio del chorro impactando el agua del sanitario. Entonces decidí salir del salón a la cafetería vecina, a comprar una cerveza.

Cuando regresé me dio la mala noticia: son 100000 pesos. Los espero de nuevo en 4 meses. Gracias, por haber venido. Saludos en la casa.

Antes de decirnos adiós con la mano, me dijo:

¡Oiga, no se le olvide ponerme por WhatsApp la nota que escriba, quiero saber lo que dice de mí!

-No se preocupe que yo de la gente buena siempre hablo bien, le contesté.

La doctora de la casa, o sea mi señora, después de la intervención salió con una amplia sonrisa, con el ánimo arriba y dispuesta a todo. Ahora sí, que venga lo que quiera, pensé yo.

Cogimos el carro y empezamos a descender de las insinuantes lomas orientales de la bonita Medellín.

Me dijo ya reconfortada:

-Tú no sabes que el estado de ánimo es fundamental para evitar las enfermedades. Si estás bajita de ánimo, las defensas se te bajan y puedes ser presa de cualquier enfermedad, así sea una gripita. Lo contrario, si estás contenta, optimista y feliz, tu cuerpo repele todos esos bichos que andan revoloteando por ahí, nunca te enfermas.

Yo al verla tan catedrática, me pareció ocurrente contarle lo que me había pasado cuando salí a comprar la cerveza, en la cafetería de al lado.

– ¿Qué te pasó?, me dijo, algo preocupada. Le expliqué.

La cafetería de al lado está abierta, pero no entra clientela; las dos puertas están tapadas con sendos enfriadores. Yo tenía ganas de orinar, pero al ver las puertas obstruidas, le hice una propuesta al tendero, que más parecía un chantaje. Le dije:

-Le voy a comprar una cerveza, pero necesito orinar.

-Tranquilo yo le abro, por aquí.

Después de dejar en el baño lo que ya no me pertenecía, volví a salir a la acera a esperar que me despacharan la cerveza. Estando en esas, llegó una viejita bien arregladita, ataviada con todos los elementos de bioseguridad exigidos por las autoridades. Traía un perro bastante grande con un lazo de unos dos metros.

Mientras esperaba, el perro empezó a olerme. Al principio me dio temor, pero me acordé que estos animales atacan cuando huelen el miedo. El cuerpo emite sustancias que ellos las perciben de inmediato. Así que me hice el fuerte. Empezó husmeándome los tobillos, cogió un poquito más de confianza y llegó hasta las rodillas. Yo empecé a preocuparme cuando llegó a la zona prohibida. ! Mierda ¡, pero fue más el susto, el animal con su fría nariz y su agudo olfato apenas se detuvo en el tesoro escondido, y se sentó.

Asumió la pose que tienen todos los perros de porcelana: las patas delanteras rectas y el culo en el pavimento con el rabo largo estirado sobre el piso, sin percatarse que algún transeúnte distraído se lo pueda pisar.

Me puse nervioso porque el comportamiento del perro me pareció idéntico al video que había visto sobre el uso de estos animales en la detección del covid-19.

-¡Yo no lo vi, qué mostraba el video!, me dijo la mujer.

-Es un experimento que hicieron unos científicos de Finlandia y que está replicando la universidad de Antioquia. El uso de perros para detectar el covid-19.

-El estudio dice que el humano tiene 5 millones de células olfativas en comparación con un perro pastor alemán que tiene 200 millones. Los perros son capaces de detectar una partícula específica entre un millón. Su olfato les permite oler aromas de una forma portentosa. Ellos inhalan de una manera increíble 300 veces por minuto en respiraciones cortas. Por eso son utilizados para la detección de cáncer de mama, cáncer de colon y hasta el parkinson. Ahora los están entrenando para oler el covid-19.

-¿Entonces en qué consistió el experimento?

-Adiestraron 10 animales para oler muestras de orina de personas enfermas de covid-19 alternadas con muestras de orina de personas sanas. La proporción de aciertos fue de 9 de cada 10. Un perro se demora 30 segundos para dar su veredicto. En una hilera de muestras van oliendo y cuando encuentran una muestra positiva se sientan a esperar que lo compensen con comida.

-Eso fue lo que pasó con el perro de la viejita.

-No molestes, entonces para tí, el perro de la viejita fue uno de los que entrenaron. No “fregués”, estás con psicosis de covid-19. Nosotros no tenemos por qué temerle al coronavirus porque hemos sido rigurosos en cuidarnos, me dijo, con vehemencia.

-En eso estoy de acuerdo. Pero me pongo a pensar que los animales son seres fantásticos, tienen desarrollados sus sentidos en una forma prodigiosa. El humano en cambio tiene sentidos más precarios y una inteligencia maravillosa. Por eso el humano es un ser superior.

-Y fíjate que los animales siempre han estado en el desarrollo científico, por eso se habla de conejillos de India, de los micos de Patarroyo y de las ratas de laboratorios. Siempre han estado ahí, sin su consentimiento, pero ahí.

-Paremos ya que nos desviamos del tema. Tú con tus enseñanzas. Volvamos al covid-19, dijo.

-No, no hay mucho que agregar, le dije. Sólo una especie de reflexión.

-Antes de la cuarentena nos debieron dar unos tips sobre cómo manejar el encierro, la soledad, el distanciamiento de la familia y la falta de socialización con los amigos. Ahora es cuando se da uno cuenta de la importancia de los hábitos solitarios: la lectura, los crucigramas, los rompecabezas, la pintura, la música, las manualidades y otros hobbies más. Ojalá esta cuarentena haya servido para que apareciera con todas sus fuerzas el virus de la lectura, ese sí contagioso a morir, y se cumpla la sentencia de “Che” Plata, que le gusta mucho mencionar a Jaime Brito.

No hay mal que por bien no venga, ni bien que su mal no tenga”.

-Sólo me resta darte las gracias por practicar la terapia que recomiendan.

– ¿Cuál?

-Ponerse bonita, arreglarse, desarrollar un espíritu alegre, abandonar la dejadez y estar preparada como si viniera a visitarnos Amparo Grisales.

Por último, agradecerles a miles de científicos de todo el mundo que se devanan los sesos buscándole la cura a este mal del siglo XXI. Pueda ser que no se demoren mucho, para poder desterrarlo al quinto infierno. Es increíble que este covid-19 tenga en jaque al universo entero. El coronavirus nos hizo caer en cuenta que sólo el conocimiento nos puede ayudar. De él dependemos, de nada más. No es la fuerza, no es el dinero en sí lo que prevalecerá al final. Es apenas el sutil soplo del conocimiento lo que nos salvará. Y pensar que muchos países se pelean la supremacía del mundo; el covid-19 nos demostró que todos somos perdedores.

El tiempo transcurrió mientras atravesábamos la ciudad de Medellín de oriente a occidente, redescubriendo sus calles y carreras un poco desoladas. Mi señora al percatarse de la iglesia Santa Gema, me dijo:

– ¿Redondeaste la idea?

-Sí, pero quiero dejar para la gente el consabido consejo, y nosotros también lo practiquemos: sea cuidadoso para no seguir incrementando la lista de contagiados y víctimas fatales; cumpla con todos los protocolos de bioseguridad y use el tapabocas, con la rigurosidad que exige el riesgo. Recordar el dicho antioqueño que es tan patético y descriptivo:

Un tapabocas mal puesto, es como un condón mal puesto, no sirve para nada”.

Y, por último, pero lo más importante, vacunarse, sin olvidar la dosis de refuerzo.

-! Oiga, ya llegamos al apartamento ¡

-Tranquila, le respondí. Ya podemos volver a resguardarnos en nuestra madriguera.

Luis Carlos Brito Molina

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7 comentarios de “DIALOGO EN PANDEMIA

  1. MANUEL MANJARRÉS ARIZA dice:

    Este escrito, es EXTRAORDINARIO ! , No muchos tendrán la capacidad de sacar de la,TRAGEDIA DEL COVID , una enseñanza tan amplia como sacar de la realidad a,la esperanza de la cura para dar ánimo con agradable jocosidad ( inclusibe)
    FELICITACIONES Luchi por tener esa mente tan lúcida y llenar de ánimo a todo el que preocupado esté.
    De aquí fácilmente saldría el siguiente ensayo literario : COMO CONVIVIR CON EL COVID .
    FELICITACIONES DE NUEVO !!

    • Rosa Cecilia Celedón Crespo dice:

      Excelente escrito, gracias Luchi por sacarnos una sonrisa en estos tiempos de tanta tristeza y dolor. Como Brittos al fin, a todo le sacan jocosidad 😍 Dios te bendiga y te siga llenando de mucha sabiduría 🙏❤

      • María Consuelo dice:

        Luchy, con tus ideas tan bien puestas me mantuviste en ascuad hasta el final. Con el convencimiento de que no nos toque otra pandemia de está magnitud, pues ésta se repiten cada 100 años más o menos y ni a tí ni a Dora ni a nosotros nos va a durar tanto esta vida. Gracias 😊

        • Luis Carlos Brito Molina dice:

          María Consuelo: Gracias por leer este diálogo sobre las prevenciones y cuidados que debemos tener con esta horrible pandemia.
          Espero que se cumplan tus deseos de no repetición.
          Un saludo grande para ti y tu familia.

  2. MANUEL MANJARRÉS ARIZA dice:

    Este escrito, es EXTRAORDINARIO ! , No muchos tendrán la capacidad de sacar de la,TRAGEDIA DEL COVID , una enseñanza tan amplia como sacar de la realidad a,la esperanza de la cura para dar ánimo con agradable jocosidad ( inclusibe)
    FELICITACIONES Luchi por tener esa mente tan lúcida y llenar de ánimo a todo el que preocupado esté.
    De aquí fácilmente saldría el siguiente ensayo literario : COMO CONVIVIR CON EL COVID .
    FELICITACIONES DE NUEVO !!

    • Luis Carlos Brito Molina dice:

      Gracias a Manuel Manjarrés y a Rosa Cecilia Celedón por sus palabras, que sé apreciar. Esta pandemia que cambió para siempre el curso de la humanidad también brindó un espacio para la gracia y dejó un resquicio que llenamos de esperanzas.
      A ustedes, mis agradecimientos.

  3. Luis Carlos Brito Molina dice:

    María Consuelo: Gracias por leer este diálogo sobre las prevenciones y cuidados que debemos tener con esta pandemia.
    Espero que se cumplan tus deseos de la no repetición. Un gran saludo para ti y los tuyos.

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