DOLOR DE PATRIA CHICA

Ya eran dos meses sin escribir, les confieso que me hizo mucha falta, pero por múltiples compromisos se me dificultaba hacerlo, eso sumado a que siempre que escribo lo hago porque me nace hacerlo y no por hacer favores, así que ayer decidí escribir nuevamente porque así lo sentí. Escribir me ayuda mucho a expresar sentimientos y anhelos, además sirve para elevar la voz públicamente en defensa de la sociedad en la que nací, porque tanto Uribía como la Guajira siempre deben ser motivos de lucha constante por el mejoramiento del devenir social.

En esta ocasión y para ser más objetivo con la actualidad quiero referirme a la eventualidad del invierno, porque todos los años me preguntó lo mismo ¿Por qué es tan difícil entender que para la llegada del invierno hay que prepararse? Cuando llegan las lluvias tanto los alcaldes como el gobernador saben que se deben tomar todas las medidas pertinentes, pero con acciones, no con simples reuniones, para que la llegada de este no tenga los efectos tan devastadores que tiene, el problema no son las lluvias que el invierno trae porque estás hacen y siempre serán parte de nuestra realidad, somos nosotros los que debemos encontrar soluciones que minimicen sus efectos.

Unas de las primeras nociones es entender que los drenajes son parte clave en esto, si el sistema de alcantarillado está bloqueado entonces las calles fácilmente y con el más simple aguacero siempre estarán repletas de aguas lluvias, el colapso de este sistema sin duda alguna será dependiendo de cómo estén los canales subterráneos, por esta razón gran parte de mis artículos son referentes a la contaminación.

Creo que siendo coherente con el mensaje de la comunidad internacional, guardar con recelo estos conceptos nos pueden librar de muchos dolores de cabeza pues gran parte de los desechos que bloquean los ductos del sistema de alcantarillado son compuestos por basura, el error en el que caen la mayoría de los muy pocos municipios es en limpiar la cañería de las alcantarillas únicamente antes del invierno ignorando que las lluvias cuando llegan van limpiando la superficie de las zonas urbanas llevando entre sus corrientes cuánta arena y basura hallen en su camino volviendo a tapar una y otra vez las cañerías, lo efectivo sobre estos casos en concreto es seguir limpiando de principio hasta el fin del invierno.

El caso de Uribía es un ejemplo clave. Ahí el aumento inesperado de la densidad demográfica ha ocasionado una contaminación sin precedentes, un problema que de momento aún no se ha sabido manejar, todas las ciudades en algún momento de su expansión poblacional han experimentado malas experiencias en la recolección de basuras y esto es debido a que no se tiene claro el cambio y actualización de políticas sociales con respecto a las demandas requeridas por la sociedad en crecimiento.

Esto quiere decir que ante el aumento inesperado de la densidad demográfica las demandas sociales aumentan y de esa misma forma deben hacerlo las inversiones en recursos públicos en los sectores que lo ameriten, antes cuando la zona urbana de Uribía comprendía una población de 15 mil o 20 mil habitantes no apreciábamos tanta basura como lo podemos ver hoy, y eso es debido a lo que hemos venido exponiendo en este artículo, recuerdo como si fuera ayer que en casi todas las esquinas podíamos encontrar un recipiente para alojar las basuras, si se hiciera una inversión similar hoy día no serviría pues las cantidades de desechos actualmente son muy superiores a la de las décadas anteriores.

Cabe destacar que estos cambios en las necesidades sociales no solamente hacen parte de la contaminación, si no de muchos sectores cómo lo son la educación, la salud y agua, de manera que entender cómo se deben elaborar métodos que brinden soluciones a estos cambios requiere pensar en replicar políticas sociales que se hayan establecido en otras urbes con éxito demostrado en las cuales las similitudes de las características en las poblaciones sean cercanas.

Para el caso Uribía también aplica la necesidad anual de canalizar los arroyos que rodean la zona urbana por qué con más profundidad estos podrán albergar mayor cantidad de agua y así aumentar la posibilidad de poder drenar las corrientes que se acumulan en los barrios Villa Fausta, Tres de Abril y Villa Ramón, con esto también acogemos nuevamente el concepto de que el problema de fondo no son las lluvias sino nuestra capacidad en la adaptación a ellas resolviendo los problemas referentes a la eficiencia del drenaje dentro del casco urbano, buscar la solución al drenaje es clave para las inundaciones de Uribia pues existen históricamente las inundaciones anuales de los barrios Patio Bonito y San José por del represamiento del agua en el sector a causa de unos anillos de drenaje de baja capacidad que no han sido reemplazados.

En cuanto a la zona rural siempre nos vamos a estar preguntando por qué hacía el alta Guajira se envían alimentos y demás acciones solidarias en tiempo de invierno cuando los accesos son más difíciles y no con anterioridad para ser más objetivos en la disminución de los efectos de las lluvias. Creo que al darle un recorrido a este artículo terminamos obteniendo el mismo mínimo común y es el interrogante que nos hicimos al principio.

Lo más extraño de todo es que caemos en los mismos errores con un IDEAM que desde finales de abril estuvo dando conceptos científicos en temas climáticos advirtiendo que las lluvias llegarían acompañadas de un fenómeno llamado la niña, es decir que gran parte de las cosas que están sucediendo en Uribía y otros lugares de La Guajira se hubieran podido minimizar actuando con acciones tangibles desde muy temprano, todo esto nos debe dejar un aprendizaje respecto a que debemos actuar con prontitud para evitarnos dolores de cabeza.

Luís Antonio Gómez Peñalver 

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