EL FRACASO DE LA GESTIÓN

Sucedió en el año 2016. La experimentada periodista Marcela Pulido solicitó mi colaboración para visitar la Alta Guajira y localizar comunidades indígenas en donde los infantes wayúu estuviesen afectados por la desnutrición. El país estaba alarmado con las estadísticas dramáticas que llegaban del Instituto Nacional de Salud y con base en ellas pude comprometerme diciéndoles que sería una tarea fácil localizar a estos niños. Cuando llegamos al territorio y visitamos los primeros hogares, muchos de los niños llevados por sus madres estaban bien vestidos, rozagantes y su apariencia distaba de las imágenes de niños famélicos que publicó la revista Life sobre Biafra en julio de 1968.

Esta búsqueda dejó varios interrogantes, ¿por qué algunos niños alejados de centros hospitalarios y en zonas apartadas se encontraron en mejor estado de salud que algunos niños indígenas de zonas suburbanas? ¿Qué papel cumple los determinantes sociales en la desnutrición? ¿Cómo incide la diversidad geográfica sobre esta situación? ¿Cómo incide la heterogeneidad social y económica en las muertes por desnutrición? ¿Qué sabemos de las familias a las que pertenece cada niño fallecido? Al final es necesario preguntarse, ¿cuál es el mapa de la desnutrición en La Guajira y cómo cambia en el tiempo?

Mientras no se disponga de un equipo interdisciplinario y comunitario que relacione las caracterizaciones ambientales y sociales de las distintas zonas del territorio wayúu con las estadísticas de la desnutrición, las entidades gubernamentales seguirán buscando una moneda perdida en la oscuridad. Si no se identifican y analizan estos determinantes sociales y territoriales, los esfuerzos institucionales seguirán siendo inútiles. Es probable que la falta de esta herramienta sea una contribución adicional a la mala gestión del hambre y la malnutrición en el territorio guajiro…

Una investigadora dedicada a estudiar este tema en distintos departamentos del país, entre ellos el Vaupés, es la nutricionista guajira Valerin Saurith, ella considera que “a las familias indígenas les llega información técnica y científica sobre alimentos ajenos a sus tradiciones, por ejemplo, sobre carnes rojas, vísceras, leche de vaca, lácteos, pastas, arroz, leguminosas, verduras, frutas y demás alimentos que no son cultivados en la huerta tradicional y con recursos propios, sino que están disponibles en los mercados de los cascos urbanos más cercanos, o llegan a los territorios como parte de los paquetes de apoyos alimentarios de programas del Estado”.

Lo anterior, y la avalancha de carga publicitaria a través de los medios, cambia la idea de lo que es deseado como comestible. En consecuencia, en algunas áreas del extenso territorio wayúu de la Alta y Media Guajira se intensifica la dependencia de los alimentos adquiridos en el mercado y se van abandonando los obtenidos en el territorio propio, como los frutos del trupillo y otros vegetales. Los conocimientos indígenas sobre estos alimentos tienden a ser subvalorados como creencias sin valor científico. A ese paso el consumo del brócoli entre los wayúu desplazará al de la iguaraya o fruta del cactus y la imagen de los niños malnutridos se parecerá cada vez más a esa foto de Life de la guerra de Biafra de 1968.

Un reciente informe de DeJusticia y la Veeduría Ciudadana revela que no se han cumplido las órdenes de la Sentencia T 302 de la Corte Constitucional y la grave situación de derechos de los niños wayúu y sus comunidades continúa y ha empeorado a causa de la pandemia del covid -19. Unos 308 menores han muerto entre el año 2018 y el 2021. Mientras que la media nacional de mortalidad infantil por cada 100.000 habitantes fue de 4,6, en La Guajira alcanzo 34,1.

Estas desigualdades sanitarias no surgieron ayer, pues están relacionadas con antecedentes históricos que llevaron a una jerarquización del territorio nacional y de sus habitantes. Así escenario es visto desde el centro del país como marginal, salvo para efectos caritativos y expiatorios, pues se encuentra confinado a La Guajira: una frontera remota de Colombia.

Weildler Guerra Curvelo

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Un comentario de “EL FRACASO DE LA GESTIÓN

  1. Luis Martinez Navas dice:

    Que hizo cuando fue secretsrio de asuntos indigenas,gobernador,gerente banco de la republica etc.
    Que diga la verdad y el la sabe mientras impere el centralismo y exista el individualismo,egoismo y ser persona elitista tratando y demostrados con hechos de sus actuaciones personales no se que pretende este tipo de personaje y creer que con sus escritos va engañar a la gente ,que sepa qie ya todos los Guajiros no tragamos enteros ni tampoco estamos ciegos y dormidos.
    EXIJO RESPETO con la comunidad.
    HE DICHO!!!

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