En la obra de Shakespeare, El Mercader de Venecia, el personaje de Shylock representa la implacable exigencia de justicia sin piedad, mientras que Porcia, disfrazada de abogado, revela que la verdadera justicia no es solo cumplir la ley al pie de la letra, sino ejercerla con sabiduría y humanidad. En Colombia, atrapados entre discursos radicales y promesas populistas, parecemos haber olvidado esta lección fundamental.
La Trampa de la Justicia sin Misericordia
Shylock, el prestamista judío, exige su libra de carne como pago de una deuda, sin importar las consecuencias. En su mente, la ley está de su lado, y la justicia debe cumplirse sin excepciones. Pero lo que Shakespeare nos muestra es que la ley sin humanidad es un arma de doble filo, capaz de destruir tanto a quien la aplica como a quien la sufre.
En Colombia, vemos un reflejo de Shylock en ciertos liderazgos que exigen castigos ejemplares sin importar los matices de cada caso. Se piden condenas políticas y sociales sin debido proceso, se cancelan adversarios sin escuchar razones, y se construye una idea de justicia basada más en la venganza que en la equidad. La política se ha convertido en un tribunal mediático donde la verdad importa menos que la percepción pública.
Pero hay otro lado de la moneda: los líderes que, como Antonio en la obra, hacen pactos sin medir las consecuencias. Gobernantes que firman acuerdos inviables, que prometen sin calcular costos, que juegan con el destino de un país sin prever las deudas que dejarán a futuras generaciones. Cada administración en Colombia parece heredar una libra de carne que el pueblo termina pagando con crisis, impuestos y desencanto.
El Populismo como Contrato Peligroso
La historia de El Mercader de Venecia nos advierte sobre los contratos que parecen favorables, pero en realidad están llenos de trampas. Antonio acepta el préstamo de Shylock confiando en que no lo necesitará pagar, pero cuando la suerte cambia, queda atrapado en un acuerdo que lo lleva al borde de la muerte.
En política, el populismo funciona de la misma manera. Se presentan promesas de cambio sin calcular el precio real, se firman pactos de gobernabilidad sin medir sus consecuencias, y se ofrece “justicia” en forma de discursos incendiarios que, al final, solo profundizan la crisis. Cada promesa populista es un contrato peligroso, donde el pueblo siempre es Antonio, y el líder populista juega a ser Shylock.
Colombia en busca de un liderazgo con justicia y visión
Porcia, disfrazada de abogado, logra salvar a Antonio con una interpretación brillante de la ley: Shylock puede exigir su libra de carne, pero sin derramar una sola gota de sangre. Al hacerlo, nos recuerda que el liderazgo no consiste en imponer la ley de manera ciega, sino en encontrar soluciones inteligentes que equilibren justicia y humanidad.
Colombia no necesita más Shylocks implacables ni Antonios imprudentes. No necesitamos políticos obsesionados con castigar sin construir, ni gobernantes que firmen pactos sin medir sus consecuencias. El país clama por líderes que encarnen la inteligencia, la ética y la coherencia de Porcia, capaces de interpretar la ley con justicia, pero también con humanidad; de honrar los acuerdos sin desconocer la compleja realidad nacional. Un liderazgo que no se limite a aplicar reglas, sino que sepa equilibrar principios y pragmatismo para transformar el país con sensatez y visión de futuro.
El 2026 está cerca y Colombia enfrenta una encrucijada. ¿Seguiremos eligiendo mercaderes de promesas vacías, prestamistas de populismo y justicieros sin piedad? ¿O encontraremos un liderazgo capaz de equilibrar justicia y pragmatismo?
El destino de Antonio cambió cuando alguien supo leer la ley con inteligencia y humanidad. El de Colombia cambiará cuando dejemos de caer en las trampas del populismo y exijamos gobernantes que entiendan que la política, como la justicia, no es solo cumplir con las reglas, sino aplicarlas con sabiduría para el bien común.
Juana Cordero Moscote
Bendiciones es cierto si los colombianos no cambianos el modelo de la politica seguiremos empeñado y atrazado ,heredando a las futura generaciones pobreza.