EL PODER DE DIOS HABITA EN NOSOTROS

Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré.  Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.  De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.  Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber. Juan 16:7-15

Desde el principio de la creación el hombre ha deseado tener poder, en el caso de Eva, ella quiso tener más conocimiento y llegar a ser como Dios, como se lee en Génesis 3:5– Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal.  La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. Luego le dio a su esposo, y también él comió.

Hoy seguimos viendo como las personas luchan por adquirir poder de muchas maneras. Para comprender por que sucede esto, es precico analizar en qué consite el poder. Una de sus definiciones es la capacidad de un individuo para influir en el comportamiento de otras personas. En este sentido, existen varias clases de poder, a continuación, relaciono algunos:

Coercitivo, aquel que emplea una amenaza o la intimidación.

De recompensa, aquel que por el contrario ofrece un premio o una remuneración a quien acate sus designios.

Legítimo, el que proviene de las instituciones, o sea, de un puesto de autoridad elegido o designado conforme a la ley

De referencia, conocido también como influencia, es un tipo de poder que depende de las afiliaciones o los grupos a los que pertenecemos

Poder experto, aquel que se construye basado en el conocimiento acumulado, en los saberes especializados o profesionales, en los talentos y capacidades.

Poder informativo, se desprende del control o del manejo que un actor social tiene sobre la información

Poder político, el que el pueblo delega en el Estado para tomar en su nombre decisiones respecto a la conducción de la sociedad.

Poder militar, fortaleza y la potencia de las fuerzas armadas de un país,

Por otra parte, la biblia nos enseña de un poder superior a los antes mencionados y es el poder de Dios, el cual bíblicamente se muestra que es ejercido a través de su Espíritu Santo desde el principio de la creación, hasta el día de hoy.  Génesis 1:1-2 En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 2Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

El poder del Espíritu Santo es el mismo poder de Dios en acción, su capacidad de actuar e influir es infinita, ilimitada y eterna. Por tanto, el poder del Espíritu Santo es diferente de cualquier otro tipo de poder y lo podemos apreciar en el proceso de transofrmación de las personas, cuando nacen a una nueva vida en Cristo. (Juan 3: 6; Efesios 2: 1–2; Tito 3: 5).

Asimismo, vemos que el plan de salvación de la humanidad inició con la intervención directa del Espíritu santo, como se lee en Lucas 1:34-35 — ¿Cómo podrá suceder esto —le preguntó María al ángel—, puesto que soy virgen? —El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios. 

Él es la tercera persona de la Trinidad y ha estado presente a lo largo de la escritura como un ser con intelecto y emociones, por el cual se ejecutan grandes obras de poder sujetas a la voluntad de Dios.  En este sentido, Jesús les dijo a sus discípulos que “recibirían poder” cuando el Espíritu Santo viniera sobre ellos, esto se relaciona directamente con el hecho de ser sus testigos y la extensión de su reino, empezando en Jerusalén para luego extenderse a través de Judea, Samaria y finalmente a toda la Tierra. (Hechos1:8)

En este capítulo de Juan, el Señor Jesús le insiste a sus seguidores acerca de la necesidad irse, para que ellos recibieran de manera permanente al Espíritu santo. Dado que su Espíritu les permitiría ser como él y disponer del mismo poder que él tenía. Lucas 4:14-15 Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor.  Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos.

El poder que el espíritu santo nos da cuando nos sometemos a Él es sobrenatural y para esto se requiere de un proceso por medio del cual lo primero que que sucede es que él venga a habitar en nosotros cuando reconocemos y aceptamos a Jesús como Señor y Salvador. Por consecuencia ocurren el nuevo nacimiento (Juan 3:5-6); somos sellados por El, lo que nos convierte en su propiedad y su habitación (Efesios 1:13; 1 Corintios 3:16-17); somos bautizados por él (1 Corintios 12:13); somos regenerados y renovados por El (Tito 3:5).

Ahora bien, ¿cuál es el alcance del poder del espíritu santo en el hombre?

  1. Convencer y volver el corazón del hombre a Dios. “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” … No es nuestra cantaleta, no son nuestras suplicas, ni las enseñanzas, o los señalamientos los que convencen a una persona de acercarse y reconocer a Dios, es el Espíritu Santo, el que obra en el corazón y una vez haya convicción de pecado, entonces viene la justificación a través de la sangre derramada de Jesús, lo que hace que, aunque el mundo nos siga señalando, caminemos en libertad. Hasta el día de hoy, la salvación de las almas es una obra maravillosa que solo es posible a través del poder del Espíritu Santo.
  2. Guiar a la verdad. “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad” … Jesús les dijo a los discípulos que aún tenía muchas cosas por decirles, cosas que no habían sido reveladas, pero no era el momento para hablarlas, porque estaban en un momento critico, tratando de aceptar que su mentor no estaría más con ellos.

El hombre por si solo no podría comprender la verdad de Dios que está en su palabra, por lo que es necesaria la labor permanente del Espíritu Santo. En este proceso de aprendizaje, más allá de nuestra capacidad intelectual, está la disposición del corazón dado que la revelación de Dios se da de manera gradual, no existe una forma rápida de asimilar la Biblia; para esto se requiere constancia y determinación.

  1. Consolar. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros”…Este verso denota un desafío para la tristeza, en ese momento los discípulos estaban afligidos porque sabían que Jesús iba morir, sin embargo, él les dice que a pesar de todo esto, les convenía más que el se fuera a que se quedara, porque el sabía que el Espíritu Santo, traería no solo a ellos sino a toda la humanidad la posibilidad de tener una comunión permanente con Dios.  Juan 14:16  Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre.

El Espíritu Santo no sólo fue enviado para estar en, sino con nosotros, esto implica: comunión, amistad y conocimiento mutuo. En cualquier situación él está con nosotros. Muestra de esto, son los mismos discípulos de Jesús, quienes después de la crucifixión, fueron llenos con el poder del Espíritu Santo, el cual se manifestó a un gran número de personas en un día, dando como resultado la conversión de aproximadamente 3.000 (Hechos 2:41). Este fue el día de Pentecostés.

  1. EnseñarMas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. Es el espíritu santo el que nos capacita para llevar a cabo cualquier labor, nos aconseja y da su sabiduría respecto de lo que debemos hacer en cada situación particular y nos recuerda lo que dice en la palabra, para poder salir victoriosos.

Dice la biblia que El Espíritu Santo vino sobre David con poder, lo que le permitió hacer grandes hazañas, (1 Samuel 16:13) y aunque no moraba permanentemente en el pueblo de Dios en el Antiguo Testamento, si obró a través de ellos y les dio poder para alcanzar cosas que no habrían podido por sí mismos. Ahora imaginemos lo que puede hacer el Espíritu de Dios que mora hoy de manera continua en nosotros.

  1. Nos da poder para testificar sobre lo que Dios hace en nustras vidas. Hechos 1:8 Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra. Esto quiere decir que El hará en nosotros grandes milagros, para que atestiguemos a otros acerca de la veracidad de su poder y existencia, a través de nuestra propia experiencia, para que el reino de Dios sea expandido.
  2. Transformar. Cuando nos dejamos guiar por el Espíritu Santo de Dios, cuando dejamos que realmente él sea el que gobierne nuestra vida entonces veremos en nosotros sus frutos. Gálatas 5:22-23 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.  Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.

El Espíritu Santo, nos da la posibilidad de desarrollar estos rasgos, sin importar las dificultades que enfrentemos. Pero, si evaluamos nuestra vida y no estamos viendo reflejados estos frutos, debemos preguntarnos ¿quién nos está gobernando? el poder de Dios que ha depositado en nosotros o nuestro ego, orgullo y las obras de la carne. ¿Sera que tenemos al mismo espíritu de Dios, olvidado en un rincón de nuestro corazón?

Efesios 4:29-31 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.  Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.

Afligir al Espíritu Santo, no sucede solo cuando pecamos; sino cuando lo ignoramos, dejamos de hablar con él, pedir su guía y consejo. Esto no solo lo entristece, sino que además existe la posibilidad de apagarlo en nosotros. 1 Tesalonicenses 5:19 No apaguéis al Espíritu. 

Es preciso comprender que El Espíritu Santo, es real, nos anhela y nos ama, con gran celo; nos busca con insistencia; su voz es apacible, dulce, suave y a veces imperceptible. Solo podemos escucharlo si tenemos los oídos afinados, acallamos nuestras voces internas y externas y nos interesamos por saber que piensa. Cuando Jesús dijo “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador”, al referirse a otro, se advierte que este nuevo consolador seria su reemplazo y básicamente haría en nosotros lo mismo que El hizo cuando estuvo entre los hombres.

Al finalizar el estudio de este capítulo y considerar las palabras de Jesús al decirles a sus discípulos que la tristeza pronto se convertiría en gozo y que las aflicciones si bien no dejarían de suceder, ya están vencidas. Es solo porque el espíritu santo puede hacer que esto sea realidad en nuestra vida, a través de sus cualidades y de su obra transformadora en nosotros, podemos experimentar el gozo permanente sin importar las angistias o problemas, porque Jesús se aseguró de no dejarnos solos, sino de enviarnos nada más y nada menos que al mismo espíritu de Dios para acompañarnos hasta el fin de nuestros días.

El hombre seguirà en su lucha por un poder terrenal, que finalmente puede perder fácilmente en cualquier momento, un poder que no da gozo, paz o plenitud, que la mayoría de veces enferma y destruye. La invitación hoy es a anhelar y experimentar permanentemente en nosotros, el poder del Espíritu santo, el único poder capaz de edificar y transformar el mundo y sus circunstancias, influir para que otros puedan creer y caminen en la libertad que solo el amor de Dios puede dar.

Vicky Pinedo 

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