EL PODER EN LA GUAJIRA, ¿PARA QUÉ? LA VISITA DEL PRESIDENTE Y SU EQUIPO

“Donde no hay esperanza, hay que crearla”. A. Camus.

Se anuncia la presencia del gobierno nacional en pleno en el departamento de La Guajira, encabezado por el presidente Gustavo Petro, para gobernar desde allí durante una semana, a partir del próximo 26 de junio.

No es la primera vez que quiere mostrarse al país que con presencia física de la cabeza de las instituciones se pueden lograr mejores y más oportunos resultados. Ya lo vimos en el caso del ICBF, cuando su directora despachó por dos meses desde allá y los índices de mortalidad infantil no cambiaron. En esta ocasión, el reto es todavía mayor, por cuanto uno de los factores que más han amenazado la vida en común en la península es la ausencia de coordinación entre las distintas unidades de gobierno, tanto desde el punto de vista funcional como desde el territorial.

Pero bienvenido el ejercicio. Las voces que queremos que La Guajira cambie de verdad no podemos desperdiciar la oportunidad de que la voluntad del gobierno nacional se concentre in situ, viva y sesione en un medio lleno de necesidades, como si fuera la suma de todos los males de la nación. Si hay algo que dificulte la vida en el país, en el departamento se encuentra presente.

Las prioridades son todas, pues las carencias son absolutas. Sin embargo, dejo una constancia sobre algunas, para que no nos tilden de silentes críticos sobre este experimento gubernamental, y pongo sobre el tapete observaciones que no por viejas dejan de ser vigentes.

La paradoja del agua. Mientras encontramos millones de litros de agua sin utilizar en la represa El Cercado, las comunidades de la alta y media guajira permanecen deshidratadas en un grado inicuo. Ni se termina la represa, para ser usada en riego, generación eléctrica o acueductos regionales del sur guajiro con gran hectareaje productivo, ni accede el norte árido a servicios consistentes. Las decisiones: Terminar la represa, con sus programas asociados y poner en funcionamiento un sistema de administración del agua, que incluya tanto su generación como su mantenimiento, bajo un esquema original fuertemente blindado para la politiquería y el despilfarro, que asegure un permanente flujo del líquido para todas las comunidades indígenas wayúu, bajo su modo de vida y con disponibilidad permanente. Contrarresta problemas de salud, nutricionales y ambientales.

La paradoja de la energía alternativa. Mientras se pregona internacionalmente el prurito del gobierno de volcarse hacia la generación limpia de energía y electricidad, no se ha acompañado como debiera la tarea de hacer que los miembros de nuestra etnia, quienes son los dueños del territorio, comprendan las ventajas que pueden obtener de este ejercicio empresarial intensivo en capital. Es frustrante para ellos, pues no ven las ventajas para solucionar sus urgentes necesidades. Las decisiones: Acometer con celeridad los programas del gobierno para que se reciban los beneficios negados por mucho tiempo, tarea que, en un entorno de diálogo comunitario bajo las costumbres propias de la ley wayúu, los pueda informar del favorecimiento de dejar montar los proyectos. No basta el compensar monetariamente a las familias adyacentes a los parques eólicos. Hay que impulsar soluciones verdaderas de bienestar para todos dentro de sus entornos.

La paradoja del turismo. Con tres áreas claramente diferenciadas de atractivos turísticos en el departamento, la de playas y vista de la sierra nevada de Santa Marta, la de playas y aventura de la zona desértica y la del folclor y festivales del sur acordeonero, sus espacios aún no brindan dos elementos claves para el visitante: seguridad y comodidades. Aun cuando se quiere arriesgar al pasear por zonas con poco desarrollo en infraestructura sanitaria, las carencias son gigantescas y tanto el agua como el desagüe y los desechos orgánicos son manejados de forma precaria. Las decisiones: Tanto el gobierno regional como los locales deben comprometerse con sus habitantes a darle solución organizada y definitiva a los sistemas de acueducto y alcantarillado en sus poblaciones. ¡Que las regalías las vea la gente, por Dios!

Está a prueba entonces con esta visita, la verdadera paradoja de hablar y gobernar, la de criticar y de ejecutar. Máxime con la noticia de la decisión del gobierno nacional de declarar la emergencia económica para enfocarla en La Guajira y tomar decisiones por decreto que busquen estructurar la atención en salud, agua y bienestar para los miembros de la etnia wayúu, al mismo tiempo que cubra aspectos relativos al diálogo comunitario con las empresas que desarrollan proyectos de energía eólica en el departamento, actualmente suspendidos por recurrentes bloqueos e indefiniciones de consultas previas indispensables para su construcción.

Pueda ser que el experimento de la emergencia económica, cuyas declaratorias son celosamente guardadas por la Corte Constitucional, no frustre las acciones indispensables que demanda la crisis peninsular y que las decisiones anheladas para ser puestas en marcha con una continuidad estructurada por el gobierno, en el sentido integral de la palabra, no se vengan a pique por la manera como se quieren implantar.

Lo que para muchos es simplemente un desierto, para los Wayúu es la continuidad de su estirpe.

Nelson R. Amaya

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