¿Se han preguntado ustedes alguna vez cómo es el estado socioeconómico de la ciudad de Riohacha? ¿Cómo está el empleo en cifras exactas? ¿Cómo va su economía? ¿Y qué tanto afecta esta situación en las vidas de quienes habitan esa ciudad? Y lo más importante, ¿han pensado alguna vez en cuáles podrían ser las soluciones para que poco a poco la situación se pueda ir tornando diferente?
Bien, según el Departamento Nacional de Estadísticas DANE, el desempleo en Riohacha es de los más altos a nivel nacional con 21,4%, siendo la segunda ciudad capital con más desempleo en el país, y la pobreza multidimensional en un 42,9%. Estos podríamos decir que son los fenómenos sociales que más afectan a los habitantes de esta ciudad en donde la informalidad laboral es muy alta debido a los factores mencionados con anterioridad, pero bueno, aquí no se trata de concentrarse en los problemas, sino en las soluciones.
El problema del desempleo, sea aquí en esta ciudad o en cualquier lugar, tiene como base la ausencia del sector empresarial, pues en Colombia, según las estadísticas, de cada 10 ciudadanos con empleo formal, 8 son contratados por el sector privado. Pero entendiendo que aquí no contamos con la presencia de un sector privado robusto, y mientras eso llega, las necesidades ameritan soluciones a corto o mediano plazo. No queda otra que voltear la mirada hacia lo que muchos han denominado emprendimiento, que no es otra cosa sino el estímulo a la innovación y creatividad para generar el ingreso de recursos escasos.
Según el DANE, en Riohacha existen 21 mil microempresas entre registradas y no registradas que están generando empleo, en su gran mayoría, desde la informalidad, pero ¿Cómo hacer que todas esas microempresas que no están registradas entren al sistema, aporten impuestos y generen más empleos? Es un trabajo arduo, pero es posible porque en otras ciudades se ha logrado. Hace unos días, mientras me encontraba desayunando en un restaurante, mirando a través de la ventana del establecimiento, logré observar en una esquina una venta de arepa de huevo. Analizando la composición interna de quienes atendían en el sitio, me enteré que de ahí dependía el sustento de 5 familias, desde las que elaboraban las arepas, las freían, hasta quienes preparaban el jugo de naranja.
Sin tener un número exacto de esa actividad, me atrevo a decir, sin equivocarme, que en toda la ciudad pueden haber más de 1000 sitios similares, sin generar impuestos y sin crecimiento, seguramente por la falta de asesoría o acompañamiento. Tal vez sea esa la principal razón por la que el empleo es más informal que formal, y es posible que también sea en parte la causante del crecimiento económico tan lento de la ciudad. Ese día, cuando observaba el sitio donde vendían las arepas de huevo, me pregunté internamente: ¿Qué pasaría si ese micro-negocio se sometiera a un proceso de crecimiento y formalización? ¿Generaría tal vez más empleo? ¿La calidad de vida de quienes laboraban ahí mejoraría?
Una de las formas más prácticas para hacer que estos micro-negocios pasen de la informalidad a la formalidad es con la creación de una oficina de espacio público fortalecida, en donde se obligue a los dueños al registro en un sistema de formalización a cambio del permiso de operación para la realización de sus actividades. Luego, pasada esta etapa, la siguiente consistiría en la estructuración académica y económica a través de préstamos o créditos financieros para generar más capacidad de producción y, en consecuencia, creación de empleo.
Precisamente a este análisis es al que quiero llegar. Con mucho respeto a sus dignidades deseo que el alcalde de Riohacha y el señor Gobernador vean el potencial de este sector como una forma de mejorar la economía de miles de familias que crean su sustento ahí y, de paso, hacerle un hit a su gestión y gobierno. Esperemos que este mensaje les llegue.
Luis Antonio Gómez Peñalver