La pluma dorada en esta ocasión plasma su tinta fina en las líneas finas de la página en blanco, inspirada en el viento y el sol, dos nuevos atractivos o fuentes de millonarias riquezas detectadas en la Guajira por distintas empresas públicas, privadas, nacionales e internacionales, como siempre han despertado el interés en propios y ajenos en sacar ventaja de estas fuentes naturales, lo curioso aquí, es que al final lograr adueñarse de estos, sin importar las comunidades que viven ahí, que por años y siglos han sido parte ancestral de este territorio, ésos mismos que podemos leer en la historia, quienes una vez, hacen 500 años fueron desplazados de sus tierras, y poco a poco lucharon hasta establecerse como huéspedes del sol, el viento y el mar, aceptando lo que la existencia le estaba entregando.
Hoy nuevamente se repite la colonización de extranjeros a este territorio, vienen y quieren dar cualquier limosna a los dueños del territorio, analizando lo que han traído, ha sido más incomodidad, pero que les va a importar, si saben que luego de adueñarse del sol, el viento y el territorio wayuu, lo que le va a llover es riquezas exageradas, ahora están tratando con la ignorancia y la desventaja, de un pueblo ancestral que desconoce el poder y el dinero que su territorio y su riqueza natural le generará a los intelectuales, que aprovechan esta desventaja y generan conflictos entre clanes, entre familias, utilizando a las traicioneras asociaciones y fundaciones que se establecieron para usar también a los wayuu para quedar ricos, mientras que los paisanos siguen con hambre y sed, creen que con una bolsita de compras de menos $30.000.
Ya están cumpliendo con los dueños del territorio, creen que, con el supuesto mercado con el que se llenan la boca y dicen, ¿qué más quieren esos indios? Sería más justo preguntarse ¿Qué más quieren esos ladrones descarados? quienes se montan en lujosos carros, apartamentos, ropa de marca, alimentos caros y viajes exagerados a nombre de esos que tratan como animales, creen que ese mísero mercado va a sustentar el hambre y la sed de un hogar conformado por 10 personas entre adultos y niños, por cada tres meses, que barbaridad, las empresas que han estado aquí sacando plata a la lata, acostilla del territorio del paisano, le llevan tanques de agua, sin agua, que pena, pero el abuso, la soberbia, el descaro es más que evidente y creo que las nuevas empresas y las antiguas que ya están multimillonarias como Cerrejón, deben ser justos con las comunidades por las que han y están afectando.
Como dijo el sabio indígena líder en la visita del señor presidente Petro: “Si quieren son aliados de los dueños de la tierra, porque les guste o no, les duela o no, los wayuu son dueños de esas tierras, y no se puede permitir, que sigan viniendo a mandar y a crear sus normas sobre las del wayuu, deben respetar y ser justos, creen que con darle a una comunidad de más de 200 habitantes unos 200 a 300 millones, y luego ya no tendrán que ver con ella, eso que le van a dar a los dueños de la tierra, no es ni el mugre de la uña de los millones que van a recibir de por vida, por lo que es justo que traigan de por vida progreso a las comunidades, sobre todo agua diaria, no agüita una vez al mes para llenarse la boca diciendo que dieron agua, donde solo le dan algunas familias cuando quieren darle y ya con eso, creen que están solucionando problemas del agua”.
Hay estrategias, que deben dejar de verlo como un gasto, por Dios, sería una inversión, la educación es fundamental, apoyar en fortalecer esta parte, claro que sí, para hablar el mismo lenguaje y más adelante sean los propios los empleados y no otros intelectuales, discriminando la capacidad humana que también se puede tejer y preparar desde el mismo territorio, claro que es notable que esto no conviene, la fortuna se dividiría, y es lo que a los dueños de los proyectos no les conviene, ya que han aprendido a multiplicar, sumar, restar, pero no a dividir como dice la canción de los hermanos Zuleta.
Delia Rosa Bolaño Ipuana