ELEGÍA A MI COMPADRE CALINCHO

La noticia de su partida me sumergió en una tristeza profunda.

Y resultó inevitable desempolvar recuerdos familiares

atrapados en las telarañas de la nostalgia. 

El latigazo del dolor me transportó muy lejos en el tiempo y me llevó a revivir la primera imagen que mi memoria guarda de Tío Manén, el Tío predilecto de mi Padre. Lo recuerdo de manera nítida, cuando llegaba a San Juan en su furgoneta Jeep color gris y se bajaba del carro con su caminar característico, casi siempre enfundado en sus pantalones kaki.  Tío Manén vivía en Santa Marta y cada vez que llegaba a San Juan, a mi Papá el corazón se le vestía de fiesta. Y ese cariño por Tío Manen, mi Papá lo fue transmitiendo a sus hijos de manera inveterada, producto del silencioso trabajo que se hace con el ejemplo. Nunca conocí su casa de Santa Marta, pero en San Juan conocimos a casi todos los hermanos Ariza-Facholas, excepto al Negro y María Lucia, a quienes conocí después de mi adolescencia.

En 1971 mis padres me enviaron a estudiar al Liceo de Cervantes de Barranquilla, donde estaban matriculados mis primos Abraham José y Javier Romero Ariza. En 1972 llegó Rafael María Ariza procedente de Santa Marta. Javier, Rafa y yo teníamos la misma edad, pues todos nacimos en el mismo año.   Y aunque teníamos distintas maneras de mirar el mundo, había una familiaridad y una raigambre que nos hizo tejer una relación muy sólida. Al año siguiente, Tío Manen y doña Juana Facholas se trasladaron a Barranquilla y yo pasé de tener dos casas familiares (Lucy & Tía Pina) a tener tres refugios donde visitar y aliviar el guayabo de la distancia con mi casa de San Juan. Siempre anido en mi corazón un sempiterno agradecimiento por esa hospitalidad que nunca olvido.

La vida fue transcurriendo y las vivencias familiares se acentuaron en nuestra etapa de estudiantes universitarios. Tiempo después, se terminaron de afianzar cuando ejercí el oficio de agricultor y con frecuencia recibía el cariño de Tío Manen y de sus hijos en Becerril y en Fundación. No es posible saberlo con exactitud, pero puedo afirmar que durante el transcurso de la vida en mi alma se fue tejiendo el paradigma de un loable modelo de vida inspirado en la conducta de Tío Manen. Era un hombre lleno de amor para sus congéneres, emprendedor, trabajador, caballeroso, familiar cumplido, socialmente comprometido, amable y hombre de buen humor. Estoy totalmente convencido que esta última característica de su personalidad lo llevó a extender su vida y a morir como muchos desearían: Trabajando con salud y entusiasmo hasta el último día de su existencia, después de vivir una centuria.

Mi cercanía con Rafa se mantuvo en nuestra vivencia universitaria en Bogotá. Y por supuesto, después de hacernos profesionales, cada uno siguió el sendero que le marcó su profesión. Rafa era el candidato que mi corazón había escogido para ser el padrino de mi hija Victoria Eugenia. Pero el destino quiso que eso no pasara, pues Rafa murió el 11 de diciembre de 1987, cuando apenas acababa de cumplir 29 años.  Sin dudarlo un instante, decidí que el padrino de mi hija seria CARLOS ALFONSO ARIZA FACHOLAS, en homenaje a mi querido primo Rafael María. Mi primo CALINCHO se convertiría en mi compadre y de esa manera haríamos un nudo familiar bien sólido, pues CALINCHO era ahijado de mi Papá, a quien con mucho afecto le decía “Mi Padrino Morti”, haciendo alusión al apodo de “Mortificación” que resolvió instalarle a mi Papá por sus continuas quejas con el destino.  Y cuando hablo de nudos familiares sólidos, me refiero también a la condición de compadrazgo doble entre mi Papá y Tío Manén, pues mi hermano Javier es ahijado de Tío Manén.

Esa magnética personalidad para atraer cariño que tenía mi Papá también lo volvió compadre de Rafael Amaris Moreno, pues Tía Pina y Tío Amaris (como le decíamos por indicaciones de mi Papa) decidieron que fuera el padrino de su hijo Álvaro, a quien la vida más tarde lo convertiría en patillalero adoptivo. Creo que el primo “Negro” Amaris me debe una charla profundizando la afectuosa relación que hubo entre mi Papá y el momposino que conquistó el corazón de Tía Pina.

El bautizo de Victoria Eugenia ocurrió en Julio de 1988. Ese día el Padrino de mi hija tocó la puerta de la casa al despuntar el alba, en compañía de mi querido Gabriel Socarrás Bendeck. A las 7 de la mañana el Reverendo Raimundo Ríos presidio el bautizo de Victoria Eugenia y después celebramos el acontecimiento en la Finca “La Victoria”.

Siempre tuve la percepción que la relación familiar con Calincho tuvo un refuerzo de cariño después de convertirnos en compadres de sacramento. Cada vez que era menester, organizábamos una tertulia bajo cualquier pretexto. Poco a poco Rubiela Mejía, la compañera que el escogió para que lo acompañara el resto de su vida, se fue ganando un puesto en el corazón de su Familia. Y sus nuevos hijos, Susana y Juan Manuel, completaron su felicidad como padre.

Es muy común que cuando la muerte llega, una colección de momentos empieza a desfilar por la mente que recuerda las vivencias que se resisten a dejar el corazón. La memoria comienza a desgranar los recuerdos y como una cascada que choca contra una piedra, empiezan a rebotar las imágenes. Me veía en su camioneta amarilla viajando de regreso de Montería a Barranquilla después de asistir al matrimonio de Hernando José “El Negro” Ariza, cuando una botella de suero literalmente explotó dentro la cabina por la presión acumulada al momento de pasar por El Carmen de Bolívar, en el año de 1977.  De repente la película de la vida nos ponía en Becerril, en pleno “Festival de la Paletilla”, donde Calincho y Luis Herrera fungían como Faraones del pueblo. La velocidad de los cortometrajes imaginarios y empeñados en tomar la mejor posición escénica me trasladan entonces a Bogotá, donde retrato a Calincho con su barba coposa vestido de verde oliva, para que su parecido con Fidel Castro llamara la atención de los transeúntes de la Carrera 15. Y la imagen enseguida la remplaza una melena blanquecina, domada con un sujetador que retrata perfectamente su época de “Bianchi”, aquel famoso entrenador argentino del Club Boca Juniors. Y aunque mi compadre Calincho tuvo muchas facetas en diferentes épocas de su vida, incluido su paso por la política como Alcalde de Becerril, la más característica era la que lo identificaba con las dos virtudes que heredó de Tío Manen: Él era la personificación de la ALEGRIA y de la SOLIDARIDAD, lo cual quedó registrado en uno de los tantos mensajes que mostraron su partida en las redes sociales y que se constituye en una impronta de su personalidad, para orgullo de toda su familia:  “El Amigo de Todos”. 

De toda esa colección de recuerdos, resalto uno que lo retrataba de manera fidedigna: El 16 de septiembre de 1999, cuando yo fungía como subdirector del Área Metropolitana de Barranquilla, estuve atareado todo el día en asuntos de mi trabajo. Durante el transcurso de la jornada estuve pensando también en el cumpleaños de Tío Manen. Y a eso de las 8 de la noche llegué a su apartamento de Barranquilla a felicitarlo y a compartir un rato con él. Toqué el timbre, me abrieron la puerta, entré con paso decidido y al sentir un silencio más profundo del habitual, expresé en voz alta:

  • ¿Qué pasa en esta casa…?    ¡¡¡…Veo que todos están apagados…!!!

Inmediatamente salió mi compadre Calincho de la semipenumbra de la terraza, donde estaba reunido con el resto de la familia, y con el dedo índice me señaló y me dijo:

  • ¡No sabe nada…!   ¡No sabe nada…!

Y antes de que yo tuviera oportunidad de preguntar el motivo, se despachó enseguida con la respuesta:

  • ¡¡¡…El Nené se pegó un tiro esta mañana…!!!

Así era mi compadre. Contundente y directo. Sin ambages. Aparentemente duro para opinión de algunos, pero muy realista en su óptica de ver la vida. Ese era su perfil para entregar amor, alegría y solidaridad, según el momento que correspondiera hacerlo.

Cada vez que llegaba a Valledupar, llamarlo inmediatamente era un ritual ineludible. La última vez que estuve, mi hermano Javier me envió un mensaje escrito que decía: Calincho está extrañado de que no lo has llamado. Le respondí:  Apenas llegué ayer y ahora mismo voy a hacer una diligencia en PORVENIR. Al terminar la diligencia lo llamo enseguida.

Efectivamente, así lo hice. Pero noté algo inusual. Me zafó muy rápido. Y eso no era normal, pues sus conversaciones eran largas. Tal vez se sentía cansado por los efectos del virus. Y aunque hablé con él ese 29 de enero de 2021, la última vez que lo vi fue en una conferencia telefónica de cuatro personas, donde además participaron Arístides y Juan David Ariza, el 6 de septiembre de 2020. Ese es el último retrato de su rostro que quedo almacenado en mi memoria.

Cuando ya creía que mi aliento emocional había tomado un poco de fuerza, llamé a mi primo Arístides Ariza para darle las condolencias. No pude terminar la conversación, pues se me instaló un nudo en la garganta que no me permitió seguir hablando. Ya estoy un poco más aliviado, aunque a veces algún recuerdo se encarga de arrugar el sentimiento. Pero el mayor homenaje que puedo hacerte, compadre Calincho de mi alma, es vivir con ALEGRIA y mantener en mi alma vivo el sentimiento de la SOLIDARIDAD, que tanto te gustaba practicar.

¡¡¡…Descansa en Paz…!!!

Orlando Cuello Gámez

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9 comentarios de “ELEGÍA A MI COMPADRE CALINCHO

  1. Humberto De Armas Gutiérrez dice:

    Qué buena nota y gratas memorias Orla. Recuerdo a Carlos José, quien un poco mayor que yo me “quitó” una navajita que sigo esperando. Estudiábamos en la escuela de “Chucha” , muy niños, cuando la memoria inicia sus grabaciones en un hermoso disco que guarda y mantiene fresco nuestro andar. Dejé de saber de ellos porque según mi brumosa memoria toda la familia se mudó a otro lugar. Creo recordar a Carlos José(cómo olvidarlo?) a Aristides y al Negro. Tu sabes…un abrazo Orla, me alegraste el dia

  2. Ricardo Daza Ariza dice:

    No se te olvidó absolutamente nada, ese era sin lugar a dudas el Primo y siempre con esa forma de escribir que nos obligas a llegar hasta el final. Saludos

  3. Gala Cecilia Pimienta Restrepo dice:

    Hermoso homenaje a Carlos Ariza! Fue una persona excepcional! Compartimos muchos momentos cuando yo trabajaba como Concejala de Valledupar y el era Alcalde de Becerril! Luego cuando yo estuve en la dirección de la Red de Silidaeidad social, también tuve la oportunidad de ayudar a las comunidades y personas bien desfavorecidas de becerril y su área rural por su intervención!!! Siempre buscaba llevarle algo a su gente!!!
    Paz en su tumba! 🙏🖤

  4. Gala Cecilia Pimienta Restrepo dice:

    Hermoso homenaje a Carlos Ariza! Fue una persona excepcional! Compartimos muchos momentos cuando yo trabajaba como Concejala de Valledupar y el era Alcalde de Becerril! Luego cuando yo estuve en la dirección de la Red de Silidaeidad social, también tuve la oportunidad de ayudar a las comunidades y personas bien desfavorecidas de becerril y su área rural por su intervención!!! Siempre buscaba llevarle algo a su gente!!!
    Paz en su tumba! 🙏🖤

  5. RLC. dice:

    Exquisita pluma que me transporta a cada escena que narra. El personaje de hoy, pasó por la vida sembrando espontáneamente cariño sin nunca esperar cosecha. Un gran vacío dejó su partida. Descase en paz.

  6. Guille Guerra dice:

    Excelente nota Landy. Retrato fiel de tu afectuosa relación de amistad con tu primo y compadre Carlos Ariza y su familia. Descansa en Paz Carlos, amigo querido.

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