EXPRESIDENTE

Sabemos la decisión del ordenador del gasto y ejecutivo actual, el señor Gustavo Petro, de apartarse de gobernar para comenzar una campaña política durante el periodo para el que fue elegido presidente y -como amenazó el 1 de mayo- no sabemos si se ha de amarrar a la silla presidencial o habrá que ponerle una camisa de fuerza.

Entró en plena campaña política cuando aún estamos pagando su salario, como presidente abandonó el cargo, se ha dedicado de tiempo completo a buscar cuál es la persona que, teóricamente, siga su obra de gobierno. Por supuesto, hoy todos sabemos que dicha impronta es el discurso incendiario, mas no el prometido cambio de forma de gobernar. No solo repitió conductas reprochables, sino que, desafortunadamente, agravó todo con tantos escándalos sociales, políticos, familiares y de corrupción. Y como la cereza del pastel: hay muchos ministerios en la interinidad, así como institutos con características ministeriales, algunos acéfalos y otros en manos de un cardumen de incompetentes.

Mientras, el país sigue azotado por la violencia (otra muestra de abandono del cargo como comandante de las FF. AA. de Colombia), la falta de gestión en inversiones, la no planeación de la transición energética, las barreras a la atención en salud y educación. Es el momento de líderes, sosegados, inteligentes y preparados, que no estén cazando peleas para hablarnos a los colombianos, necesitamos escuchar fórmulas de crecimiento económico que generen una clase media fuerte, con una prima de ingreso anual acorde a los países que quieren salir de subdesarrollo y resolver las inequidades.

Por supuesto, primero seguridad (habiendo escrito esta parte, nos atravesó una bala en la humanidad de Miguel), que las personas podamos salir sin miedo, cada uno trabajando desde su conocimiento y creando familias sólidas que nos permitan transitar a nuevas generaciones. Las conquistas sociales logradas en los últimos 30 años deben ser fortalecidas. El “expresidente” Petro, en un discurso trasnochado frente a una fanaticada sorda, por supuesto que conquista a algunos que todavía emocionalmente sueñan con una varita mágica.

Los problemas debemos resolverlos con inteligencia, planeación y desarrollo. Que no nos pase lo que un día como hoy, pero hace 3 años, cuando tuvimos que elegir entre dos que no tenían ni idea de qué es gobernar; hoy el país es caos, confusión y cada mes la táctica del expresidente Petro parece ser esperar que termine este periodo para agobiar más a la gente. Es un masoquismo político que ya tiene a muchos al borde de un ataque de nervios. ¿Otra reforma tributaria? ¿Subir el IVA? ¿Asamblea constituyente? ¿Consulta popular? ¿Ingobernabilidad? ¿Inseguridad? Signos perversos: dupla Benedetti y Montealegre. Sugiero a todos guardar silencio reflexivo en memoria a los líderes y militares caídos, pero pensar con la cabeza, sosegar el corazón y a los creyentes, orar en su voto de fe y esperanza.

PS: Al escribir esta columna no sé cómo será el desenlace de Miguel Uribe, Dios le dé fuerzas y a los colombianos.

Orlando Bustillo Pareja

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