Terminaba el año 2017, que estaba golpeándome de varios modos: emocional, espiritual, familiar, especialmente por la gravedad de mi Coqueta Hermosa, son esos tiempos en los que las emociones andan revueltas y los sentimientos a flor de piel. Cada fin de semana lo pasaba en San Juan, con mami, era mi parte favorita del proceso, cuidarla me hacía feliz, ya Dios me había anunciado su final y yo simplemente la absorbía, para cuando no estuviera.
Cerrando el año, mientras veíamos la transmisión del segundo día del Festival Nacional de Compositores, conocí al gran Robinson Montaño Romero, por televisión, pero lo conocí. Un caballero mezcla típica de negro con indígena, de unos 40 y algo de edad, de esos que están pendiente de su figura, (cumbo, decimos en el sur de La Guajira) vestía un pantalón de jeans oscuro, una camisa azul celeste, zapatos descansados; cabello afro llevado con cuidado. Se notaba su seguridad, dueño de tarima, comiéndose al público y cantaba con el alma una canción, dedicada a la mujer que se ama, con la certeza de un amor pasado por el fuego muchos años: “Hoy canto esta canción mirándote a los ojos/ recordando en su brillo momentos felices/ tal vez corriendo el riesgo de que me hipnotices/ y no alcance a decir lo mucho que te adoro. Atraído por tus besos y tu sensual figura/ despierto en tu ternura saciando mi alma/ Hoy te quiero entregar de mi san juan la luna/ símbolo del amor de esta historia sagrada. Debes saber que he sido tan feliz contigo, porque haces de mi camino un paraíso terrenal/ mi novia eterna lo más lindo que he tenido, Dios te puso en mi camino y no fue por casualidad”. Analizaba con cuidado cada frase y me generaba la ternura que debió sentir Deyanira, su esposa, cuando se la cantó.
¡De repente rompe con esa frase envuelta en esa melodía, que robó todos mis sentidos!! ¡Wow!! ¡Que vaina más linda!! “Y te mereces… Te mereces todo lo mejor del mundo y lo mejor del mundo para ti soy yo/ y yo también merezco lo mejor del mundo y lo mejor del mundo para mi eres tú.”. ¿Cómo así? ¡Espérate ahí!! ¡Que convicción tan exacta!! Me quedé con él hasta el final. Seguí escuchando aun con mayor atención, esta delicada carta de reconocimiento y agradecimiento a tanto amor recibido, sabiendo que no hay mejor forma de recompensarlo, que siendo correspondido: “Por elegirme y porque no intentas cambiarme/ porque me adoras y me aceptas como soy/ con mis virtudes y defectos censurables/ propios de un ser común y humilde como yo. Y te mereces… Te mereces todo lo mejor del mundo y lo mejor del mundo para ti soy yo… Y yo también merezco lo mejor del mundo y lo mejor del mundo para mi eres tú”. ¡Wow! Este “man” sabe que esa frase es la joya de la corona, ¡la dice con verdad!! Sigue diciendo: “Le doy gracias a Dios porque ya no estoy solo/ mi vida antes de ti, era a escala de grises/ tus besos de arcoíris me han dado matices/ génesis de mi amor, estado de mi insomnio. Debo decir que has sido mi mayor victoria, mi polo a tierra, mi alegría, mi fe y mi calma, personificas el amor y la esperanza, vivir contigo es más que sentirse en la gloria… Puedo decir que a tu lado he conocido, del amor lo más divino, la plena felicidad. Mi novia eterna diosa hermosa de mi olimpo, la dueña de mis suspiros, mi amor incondicional. Cuando fue a cantar el coro ya me lo sabía y lo corié con él: “Y te mereces… Te mereces todo lo mejor del mundo y lo mejor del mundo, para ti soy yo/ y yo también merezco lo mejor del mundo y lo mejor del mundo para mi eres tú”. A esas alturas de la canción, ya ese negro era mi llave, él no lo sabía, pero es que un poeta que además interpreta con verdad y para colmo negro como yo, tiene que ser amigo mío.
Finalizó su obra de puro amor, con este verso tan yo: “Por tu sonrisa la cual logras contagiarme. Por impulsarme a abrir mis alas donde voy/ por la complicidad que inspiras al besarme y estar conmigo en cada paso que doy… Y te mereces… Seguí, sintiéndome Damaris Montaño al cantar con ellos, al unísono. Al finalizar dije, esa es la ganadora. Ya había escuchado los otros compositores y escuché después a Alex Duarte, que hizo un bonita presentación, me quedé pendiente de quienes pasaban a la final, bien temprano le pregunté Lalo Ariño un periodista amigo como habían quedado las apuestas, y sentí dolor como si la canción fuera mía, cuando me dijo que había quedado por fuera, ese año ganó Alex Duarte, la versión 41 del Festival Nacional de Compositores de San Juan del César; pero según este jurado (yo) debió ganar Montaño, con Génesis; la canción de desagravio a tantas embarradas, que tenía la intención de contar verdades, que liberarán el alma de Deyanira y otra vez cogiera impulso y siguiera al lado del hombre que aunque con errores, la amó desde aquel día, que a sus 15 años la vió pasar con su larga cabellera dando vaivén sobre su espalda, vestida con su uniforme de colegiala, y el alma se le fue detrás de su cuerpo de niña, para no volver a estar quieta hasta tenerla.
Busqué en Facebook la canción y la escuché tantas veces como pude, le escribí mis felicitaciones y mi concepto a Robinson y desde ahí empezamos a conectarnos. De tiempo en tiempo nos saludábamos, hasta el día que nos vimos por casualidad, coincidimos en Comfaguajira; ¡ese fue un señor abrazo!! Y la felicidad de abrazar su alma me duró unos cuantos días, luego me aceptó la invitación a la iglesia algunas veces y quedábamos en una sentada para ver la puesta de sol, con guitarra en mano, que aún no se dio. Supongo que me considera catadora de canciones, porque siempre que compone una, me la envía, hoy por ejemplo conocí la que va para San Juan este año y es hermosa, tengo la impresión que mi esposo se la dictó, para mí.
Robinson es lector asiduo de mis crónicas, me ha dado la dicha de comentar que la razón por la que quiere que llegue el domingo, es para leerlas. ¡Que honor!! Comentando Flor de Papel, le ofrecí escribir sus vivencias y no tardó en responder: “bueno una taza de café, con un pan de queso y nos sentamos”. Me dijo. Se nos pusieron las nalgas panchas, empezamos a las 5:00 p.m. y soltamos a las 9:30 hablamos de todo y voy a tratar de contar un poco de la historia de este cantautor, que es más larga que sus años. ¡Hombre que ha vivido en La Vida!! Hoy me enfoco en el compositor. Obviamente hablamos de Génesis: “En Génesis yo dejé todo lo que uno tiene que decíle a la Mujer después que le ha perdona’o tanta vaina a uno”. Me dijo después que la cantamos, ¡ahora sí juntos!!
“Yo comencé en el tema de la música en el año 87, con una agrupación que teníamos en Los Ángeles, una agrupación de Cali el hermano de la “Cotorra”, después pasé a Los Sensacionales, íbamos a tocar a todos los pueblos. Ese grupo fue la universidad de músicos consagrados de San Juan, casi todos salieron fue de ahí, Geño Gámez, guitarrista de Silvestre, el hermano Wilmar que fue bajista de Zuleta, Oñate, Diomedes. De ahí salieron Emerson y Nelson, a Nelson le gustaba era el acordeón, pero nosotros lo impulsamos a hacer voces, en los festivales, éramos coristas de Planta Nelson y yo, también la tremenda voz de Alex Duarte, que no sé porque no se fue con el Binomio, el hizo prueba y todo, pero Hoy le va bien con sus canciones”. Relataba Robinson hablando de sus inicios.
¿Y cómo creador de canciones como empezaste? Le pregunté.
“Mi papá tenía una Lora, habladora y el la quería mucho, porque el permanecía por fuera, se dedicaba a construir corrales de vareta y kioskos de madera, pero cuando llegaba a la casa, la Lora salía corriendo se le subía por los pies, hasta que se le parqueaba en el hombro. Papá le prestó el patio a un primo para desarmar su carro porque lo iba a vender por pieza, un día llegaron a llevarse las piezas y se perdió la Lora y un pote que tenía mi mamá de saca el agua de la alberca. Después de un tiempo mi papá fue a la casa de Danie, el primo que fue por las piezas del carro y la Lora apenas escuchó a mi papá salió, se le subió y se le parqueo en el hombro como siempre. Mi papá armó el peleón por su Lora y yo hice la parodia con la canción de los Zuleta “Hay una incógnita misteriosa que yo les quiero aclarar, es referente a lo de la Lora que Danie se pudo llevar, tenía Ñemito, una cuatro puerta en la casa para desarmar y llevo a Danie pa que cargará las piezas que iba a negocia. El viejo Danie vio que la Lora estaba en un palo, fue cuidadoso la echó en un pote y la camufló”. Eso fue lo primero que yo en verdad hice como creación, ya yo le daba a la guitarra y me dije: si puedo hace esto, puedo componé una canción con mi propia melodía y empecé”. Nos reímos del cuento de la Lora
“En el año 90 hice mi primera canción, enamora’o de una muchachita que era vecina mía, de esos amores de pela’o que uno se daba un beso y se mandaba a corre porque era pecado. Bueno de esos amores”
“En ese entonces yo acompañaba a Luiso Egurrola a entrega sus canciones, porque yo más o menos le daba a la guitarra. También participaba de los festivales, cómo corista, Del 80% de las canciones que se presentaban en el festival de San Juan, Nelson Velázquez y yo, éramos los coristas. El hecho de nacer en San Juan y el hecho de Estar en ese rose de compositores y festivales aprende uno de todos un poco. Yo aprendí mucho de Guigo Hinojosa, un compositorazo, ¿te acordai? que se ganó varios festival en La Peña, bueno yo fui varias veces a acompañarlo en La Peña, acompañé también a los Mejía, a los Carrillo, a Franco Pérez que es mi hermano, allá en La Peña nos ganamos varios festivales. Yo te veía allá presentando, pero tú no me viste a mí”. Nos reímos, en verdad no recuerdo haberlo visto en La Peña. Felices recordamos bellos tiempos del Festival de La Patilla.
“En San Juan si me presenté como 2 o 3 veces como aficionado a mí no me habían grabado. Me grabaron en el año 91, Javier Vega una canción que se llama Quiero Borrar Tu Pasado, ya eso me daba pa’ preséntame como profesional, pero yo no creía que me lo podía ganar, imagínate compitiendo con Marciano, Urbina, unos años después ya empezaba a queda en las finales, pero que iba yo a pensar que le iba a ganá a Wilfran Castillo, Fabián Corrales, yo decía: que oportunidad puedo yo tené aquí. Mi afán era que se acabará el concurso pa’ irme a cambia y pégame mis tragos, entrá al palco a pégame mi borrachera. Yo amanecía, incluso cuando con mi esposa íbamos a tener al varoncito, a Roger ella me acompañaba, así con el barrigón, en la mañana, cuando apagaban todo era que nos íbamos ahí.” Narraba Montaño mostrando que la inmadurez y la juventud son a veces tantito desordenados.
“Participé cuatro años seguidos con canciones contundentes que le llegaban más a la gente y me fui metiendo en las finales con: Mi Cancionero, Quien No Canta, Esperanza Vida Y Sueño, la presente el año antes de ganar que ya éramos finalista, era jurado Javier Ríos, El “Conde” Alario, “El Tigre” Carrillo, me regalaron porque yo me presenté ya sin voz a hacé el oso, si yo me había acostado como a las 3 de la tarde. Esa canción tenía una buena aceptación ya la gente nos tenía entre las 3 primeras, pero me la embarre. Mi hermana Damaris me pegó una vacía y me dijo que no me acompañaba más. Al año siguiente yo hice una canción muy buena, pero Damaris no me quería acompaña. Yo le mandé la canción a papá pa’ que la convenciera y mi papá me dijo: “déjala está, que yo la convenzo”, se la ponía todos los días, el día antes me llamo y me dijo que me iba acompañá; “pero te voy a decir una cosa, cómo yo te vea toma un trago Robinsón Montaño cojo mi maleta y me vengo”. Ese año la empresa me dió permiso de unas horas en la tarde nada más, así que yo me presentaba y me iba a dormir, a las 10 de la noche, ya yo estaba acosta’o, porque tenía que ir a trabajar al día siguiente. En ese entonces me acompañó Adrián Villamizar con una violina y eso se oía de los Dioses. Pasamos las dos primeras rondas de primero y eso le da confianza a uno y bueno, se dieron las cosas con No Hay Como Mi Tierra”
Dónde a uno le toque vivir este dónde esté no olvida su tierra. Cuál sea el motivo de partir no es una razón para olvidarse de ella
El paraíso donde crecí lleno de alegría y cargado de suelos. Que Dios me permita vivir mis últimos días de mi vida en mi pueblo
Dónde tengo mis raíces, dónde tengo mi pasado, de mi historia de un recuerdo, tantos momentos felices que perduran en mi mente por eso decirles quiero…
Que no hay como esa luna sanjuanera que alumbra el corazón de mi tierra y llenó de vida sus entrañas, no hay como ese sol que se levanta y con el renace la esperanza de una juventud que libre sueña
No hay como esas tardes parranderas, que he extrañado tanto en la distancia, amigos de siempre que me esperan y al verme llegar conmigo cantan
No hay como esa luna sanjuanera…
Robinson vivía sus días de bohemia, ya había terminado bachillerato, y como siempre había trabajado (asunto de la segunda parte) consiguió empleo como vigilante. “Tu sabe, que SECOLDA era el trampolín para entrar a trabajar con Cerrejón, ahí conseguí que me patrocinaran para entrar al SENA”. Era un logro, pero hacerlo significó dejar su San Juan del alma y venirse a vivir a Riohacha. “yo gané con No Hay Como Mi tierra, la hice cuando me vine a viví a Riohacha, nojoda yo no el momentico pa ime pa’lla con los míos, yo me plasme fue así como la canción de Niche “A lo lejos se ve mi tierra natal” Una vaina así… Pienso que las canciones de los años anteriores donde quedaba de finalista fueron más contundentes, pero está le llegó al corazón de la gente”
Extraer de cuatro horas de conversación casi 2.500 palabras no ha Sido facil. Llevo dos semanas y aún no sé si es esto lo que quería decir, pero prometo contar una segunda parte.
Gracias #MiPatadita, Robinson Montaño Romero por tantas historias hermosas por contar.
Noralma Peralta Mendoza
Que belleza… cuanta verdad de mi vida en estas letras… gracias #MiPatadita #Noralma, en verdad donde ese tinto hubiese tenido #jengibre y el pan hubiese sido de mil barra nos hubiesemos ido de amanecida, literalmente… gracias por tu gentileza y por tu tiempo para escribir estas verdades de mi vida y que la gente pueda conocer un poco de quien es Robinson Montaño autor.